Había una cierta expectación sobre el concierto que cerraba el XIV Festival de Música Antigua de Alarcos. Y no sólo no defraudó al respetable, sino que enardeció realmente al auditorio. Porque bajo el nombre de “Marizápalos” se escondes tres grandes profesionales, que ya han pasado en tres o cuatro ocasiones por Alarcos. Y cuando un profesional es un verdadero maestro en su arte, la suma de maestros no puede ser más que genial.
Como absolutamente geniales resultaron ante un entregado público, Álvaro Garrido (percusión), Leonardo Luckert (violoncelo barroco), y Aníbal Soriano (guitarra barroca), que a la sazón ejercía como director de la agrupación. Una quincena de piezas para deleite de todos, muy próximas a nosotros, porque son del Barroco del XVII, y en su mayoría frecuentemente escuchadas por doquier.
El Festival de Alarcos tuvo sus orígenes hace catorce años como de Música Medieval. Y era natural, porque el lugar de Alarcos es medieval, con batalla o sin ella. Con independencia de que en su Parque Arqueológico existan importantísimos restos del período ibérico, prácticamente sin descubrir. En conjunto, según fuentes autorizadas, la parte descubierta quizá no supere el 7%. Hay, por lo tanto, muchísimo trabajo por realizar, y muchos años por delante para desentrañar los pequeños o grandes secretos que en Alarcos se esconden.
GRUPO MARIZÁPALOS
Antes de nada diremos que Marizápalos fue el nombre popular con el que se conocía a María Inés Calderón (Madrid 1611, Guadalajara 1646), también llamada “La Calderona”, afamada actriz de teatro, amante del rey Felipe IV y madre del bastardo real Juan José de Austria. Estos días ha tenido lugar en la XL Edición del Festival Internacional de Teatro Clásico, una obra titulada “La Calderona” en el Corral de Comedias. Pues sepamos que “La Calderona” y “Marizápalos” fueron la misma persona.
Y ahora, conocido el origen del nombre de nuestro grupo de hoy, profundicemos en el programa y su temática. Puede que el barroco hispánico sea uno de los más desconocidos, en parte por la escasa literatura que de él tenemos en cuanto a la música instrumental. Menos mal que en este periodo aparece la figura de Gaspar Sanz (1640-1710), guitarrista barroco que reglará en muchos aspectos la música de la época. Buen instrumentista y buen normativista, su “Instrucción de Música sobre la guitarra española” (Zaragoza, 1674), dado su enorme éxito tendrá que ser ampliado al menos en dos ocasiones.
Gaspar Sanz estudió música, filosofía y teología en la universidad de Salamanca, y además publicó poesía en dos libros de la época. Pero la gran popularidad que Gaspar Sanz ha alcanzado hasta nuestros días, se debe a la pieza “Fantasía para un gentilhombre”, su gran creación. En 1957 el músico Joaquín Rodrigo, inspirado en obras de Sanz, levantó su inmortal creación con este nombre a petición del guitarrista clásico Andrés Segovia. Junto al “Concierto de Aranjuez”, la “Fantasía para un Gentilhombre” lo han interpretado todos los grandes de la guitarra, Andrés Segovia, Narciso Yepes, Regino Sáez de la Maza, Paco de Lucía…
Como antiguo secretario general de “Ciudad Real Quijote 2000”, aún recordamos la sintonía corporativa encargada al músico de Puertollano Alejandro Muñoz Fernández. Compuesta la melodía en distintos arreglos y duraciones, quien esto escribe tuvo el honor de bautizarla como “Fantasía para un caballero andante”, y brillaba soberbiamente en el acto público que cada 13 de agosto se celebraba en el Auditorio de la Granja, para realizar la investidura de “Damas y Caballeros Andantes”…
EL CONCIERTO
Es atractivo el título de “Sones de rasgueado y punteado”… Porque es quizá la principal característica de la guitarra barroca o española, el rasgueo y el punteo. Que es lo que hizo maravillosamente Aníbal Soriano anoche. La elección del violoncelo barroco, de románticas y nostálgicas reminiscencias, ensambla perfectamente con la guitarra barroca, añadiendo un sustrato y un apoyo no siempre de acompañamiento, sino de protagonismo compartido.
Y parece increíble que la percusión, con tan innúmeros cachivaches, se haga tan necesaria a la hora de reafirmar una melodía. Si no existiera la percusión, tan sabiamente evolucionada a lo largo de los siglos, cualquier melodía parecería incompleta. Claro que en las manos de Álvaro Garrido aún resulta más emocionante. Álvaro ya nos tiene acostumbrados a esas sorpresas, en su paso por Alarcos al frente o como integrante de grupos como Zéjel, Arte Factum o Música Prima.
Los tres excelentes instrumentistas sevillanos, habida cuenta de la aceptación y entusiasmo que habían despertado, se vieron obligados a ofrecer un par de bises a sus incondicionales. El primero de ellos, en un hermoso paseo a lo largo del interior del Santuario, en un acto de proximidad, de cercanía, de entrega… En total, Las Hachas, Paradetas, Matachín, Rujero, Españoletas, Chaconas, Villanos… Torneos y Batallas, Marionas (Aníbal lo bordó), Pavanas al Ayre Español, Jácaras, Folías, Zarabanda, Canarios… No faltó de nada. Ni buen hacer, ni alegría, ni entusiasmo, ni satisfacción. Un buen cierre de esta XIV Edición del Festival de Música Antigua, cuya próxima edición ya se está haciendo esperar.