El pequeño comercio daimieleño ha levantado la persiana en mayor porcentaje durante esta semana, a pesar de que la provincia de Ciudad Real continúe en la fase 0 de la desescalada. Tras aprovechar la primera semana de mayo para la puesta a punto de los negocios, las tiendas de ropa, las especializadas en deportes o las ferreterías han vuelto a reencontrarse con los clientes. Una afluencia concertada con cita previa y donde el acceso está restringido casi de manera individual.
Junto a los dispensadores de gel, la colocación de mamparas en los mostradores o el respeto a la distancia de seguridad de dos metros, los comerciantes daimieleños han tenido que adquirir aparatos que ayuden a la desinfección de sus productos, especialmente para las prendas que se prueban y no se compran. En Martínez Moda, con dos tiendas en la calle Virgen de las Cruces, han adquirido un aparato que recuerda al microondas, capaz de realizar “una desinfección térmica a 90 grados y dejar la ropa lista para volver a las perchas en 15 minutos”, explicaba Santos Martínez.
También ha cambiado los probadores, sustituyendo cortinas por puertas de madera, que “se limpian mejor” después del uso de los clientes. Una dinámica parecida ha seguido Deportes Chándal. Sacri Galiana, su gerente, comentaba que cuentan con un armario térmico para la desinfección de la ropa y que, en su caso, han dejado solo un probador habilitado. No obstante, ambos coinciden en que la mentalidad de los clientes ha cambiado y “ya no se toca tanto como antes”. “La gente está muy responsabilizada. Ahora mira y solo cuando se decide la coge”, destaca Martínez.
En la ferretería Aguirre De la Flor, en la calle Mártires, también se observa esa concienciación. Aquí la tentación de tocar el género también se daba con frecuencia, por eso antes de abrir el pasado lunes “se desinfectó todo pieza por pieza”, y se ha organizado el acceso a la tienda con marcas de separación en el suelo, como detallaba Manolo Aguirre.
La preocupación por el presente y el futuro sale a flote después de dos meses “sin ingresos y con gastos fijos”, y con unas restricciones de movilidad y una situación económica que, en general, no invita al consumo. Sacri Galiana cree que es imprescindible que nos quitemos poco a poco al miedo porque “las compras se están haciendo con total seguridad”, y precisamente esas garantías son las que, en opinión de Santos Martínez, hacen absurdo el debate de permitir o no rebajas. “El Gobierno central están tomando muchas decisiones en caliente y a salto de mata. Si tenemos el acceso restringido, qué más da que haya o no rebajas. Nosotros ya somos responsables por la parte que nos toca”, reflexiona.
Una experiencia cimentada tras varias décadas detrás del mostrador y que, entienden los tres, es la mejor garantía para los clientes. Por eso, y más que nunca en estas circunstancias, hacen un llamamiento para que los daimieleños compren en las tiendas de su pueblo y no “en las grandes plataformas que se mueven en internet, que encima no tributan en nuestro país”. Esa manera de consumir, entiende Martínez, “hará que nos enterremos nosotros mismos”.
De ahí que el mensaje en el que insisten es que “ahora más que nunca nos tenemos apoyar unos a otros” y porque el trato del pequeño comercio “ofrece una atención personal” y un asesoramiento que no se limita a vender el producto sin más. “Para mi esa es la mayor satisfacción de mi trabajo”, resume Manolo Aguirre.
