El matrimonio formado M.L.F.U y F.U.H., detenidos octubre de 2020 en el barrio del Carmen de Puertollano en una operación antidroga de la Policía Nacional, niegan que se dediquen al trapicheo. Dicen que los 30.000 euros en metálico (20.500 ocultos en un cojín) que encontraron en su casa de la calle Callao y dos aledañas eran “los ahorros de toda una vida de trabajo”, y la poca droga intervenida en las tres viviendas (7 gramos de cocaína y 8 de cannabis), para consumo propio.
La fiscalía, que pide dos año y medio de prisión para ambos, no da crédito a estas explicaciones, en base al registro policial y a la prueba testifical de hasta siete agentes de la Policía Nacional de la comisaría de Puertollano que dedicaron meses de trabajo a seguir los movimientos en la vivienda de este matrimonio.
Mucho trasiego de gente
Los policías han explicado este miércoles en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real que entre enero y octubre de 2020, con parones por la pandemia, hicieron seguimientos de la casa de los acusados. En ella se veía mucho trasiego de personas que accedían al interior y tras permanecer unos dos o tres minutos, se marchaban de allí.
Identificados con cocaína tras visitar la casa
Desde la distancia hicieron vigilancias y lograron identificar a consumidores que tras salir de la casa de los acusados llevaban cocaína, en un caso 10 gramos, todo eso en unas diez ocasiones en los meses de enero, febrero, septiembre y octubre de ese año. “Teníamos el conocimiento perfecto de dónde se vende droga en esa calle”, ha declarado el inspector que dirigió la investigación.
Con la base de los seguimientos, el 22 de octubre de 2020 entraron con una orden de registro. Como se esperaban, según el inspector que dirigió la operación “es lo habitual”, no encontraron grandes cantidades de droga, pero sí dinero en metálico de dudosa procedencia, y droga y algo más de dinero en dos viviendas aledañas, según los acusados de sus hijos, pero consideradas por la Policía como casas “almacén”.
Alguien tiró un monedero con papelinas a la calle
Además un agente que participó en el dispositivo para evitar que los sospechosos huyeran por la parte trasera de la vivienda, que da a un descampado, ha declarado que en el registro del 22 de octubre comprobó cómo desde el interior de la casa alguien lanzó un monedero con papelinas de cocaína, que según la fiscalía es del matrimonio.
El marido tiene nómina desde 1990
Los acusados se defienden asegurando que no son de bancos, y guardan el dinero en casa. Han aportado una nómina del marido en la que consta que trabaja desde 1990 en una empresa de residuos de siete de la mañana una de la tarde, y que no conocen a ninguna de esas personas que según la Policía frecuentaban su vivienda, “serían amigos de nuestros hijos”.
En el juicio también ha declarado un hijo de la pareja que dice que la poca droga intervenida en una de las viviendas es suya, y que él vivía en esa casa aunque no estaba en el momento del registro.
Miguel López, el abogado defensor, considera que no haya pruebas concluyentes como para condenar a estas personas por un delito contra la salud pública y pide la libre absolución. “Que hubiera movimiento de adictos por esa calle no quiere decir que fuera en el domicilio de mis representados”.