El Carnaval de Miguelturra, de la máscara callejera, del “¿a qué no me conoces?”, y el humor más desternillante y espontáneo -al menos de la comarca de Ciudad Real- se ha convertido en objeto de una tesis doctoral, la primera investigación académica que aborda el origen de la fiesta y la transformación del ritual.
La ha iniciado el musicólogo Francisco Manuel Peco, profesor de Música en el instituto Clavero Fernández de Córdoba de Almagro (diplomado en Magisterio de Educación Musical, licenciado en Historia y Ciencias de la Música y estudiante de saxofón), bajo la dirección del profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha Juan José Pastor.
El título por ahora es ‘Historia, tradición y transformación del ritual’. “Estoy empezando”, cuenta Peco. Aficionado al carnaval, participó por primera vez de la mano -literal- de sus padres cuando tenía “dos o tres años” (tiene 34). Su abuelo Pascual Peco ya se disfrazaba, “pasó tres días en el calabozo por salir de máscara en los tiempos de la prohibición, durante el franquismo, pero en los años setenta, cuando hubo algo más de tolerancia, dejó de hacerlo”, cuenta.
Su historia familiar es similar a la de muchos vecinos de Miguelturra, una localidad hoy de 15.500 habitantes que siente el carnaval como una fiesta impregnada en sus genes por siglos de tradición que está investigación pretende documentar.
Bailes y “descabezo” de gallinas en 1877
“De siempre se sabía que había un artículo publicado en la Juventud Torralbeña [publicación quincenal que se hacía en Torralba] de 1898 que se refiere a los bailes que se iban a celebrar en Miguelturra por el carnaval, ahora he encontrado escritos en la prensa del siglo XIX más antiguos”. Se refiere a un diario de Madrid, La Correspondencia de España, que habla de que en Miguelturra hubo “carreras de caballos, música y descabezo de gallinas” por carnaval.
1845, la referencia más antigua
En 1845 Peco ha encontrado una referencia al carnaval de Miguelturra muy interesante: el carnaval religioso que se celebraba en las iglesias para contrarrestar lo que pasaba en la calle. “Era lo que se llama el oficio de las cuarenta horas, una serie de actos religiosos que duraban un par de días como para purificar a la población. En febrero de 1845 en la publicación El Católico se habla de que se ha dado una licencia para predicar el sermón de las cuarenta horas en Miguelturra, eso significa que si se repitió el sermón, se estaba celebrando la fiesta, cuando no teníamos más de 1.200 habitantes”.
De la primera mitad del siglo XX hasta la definitiva prohibición durante el franquismo hay más publicaciones referidas al carnaval en Ciudad Real, Valdepeñas y poblaciones más grandes, además de en Miguelturra. En ocasiones los cronistas dan su opinión con argumentos del tipo “el carnaval ya no es lo que era, con comentarios sobre el mal gusto de las máscaras etc, que podríamos suscribir hoy día”.
1948, un alcalde cesado por salir de máscara
Peco ha tenido constancia, por los bandos y documentos municipales, del cese del alcalde Manuel Ramos, en 1948, en plena posguerra, que fue destituido por salir de máscara haciendo caso omiso a su propio bando. “Y sé por las entrevistas que muchos que fueron detenidos por saltarse la prohibición guardaban orgullosos la denuncia”.
“Eso es lo que tiene de singular este carnaval, que nunca se perdió, incluso cuando estuvo prohibido la gente siguió disfrutando y hasta el día de hoy sin altercados, nadie utilizó la máscara para delinquir”, comenta.
“Aquí no se entiende el carnaval sin música”
La música, ahora en forma de charanga y ‘carritos de la música’ (equipos de música ambulantes transportados en carritos de la compra), siempre ha sido una parte esencial. “En Miguelturra no entendemos el carnaval sin música, la música es parte del carnaval. Este elemento aparece de tres formas diferenciadas en el ritual, por una parte los bailes organizados, que sigue quedando alguno, como el del Centro Obrero; por otra los del CERE o palacio del carnaval, y los más improvisados, los bailes itinerantes espontáneos por las calles que suplen a los músicos con los equipos electrónicos y han permitido ampliar el horario, el repertorio y el abanico de público”.
El carnaval en “cápsulas del tiempo”
La tesis cuenta también con una parte audiovisual y testimonios de viejos carnavaleros como el rey del Carnaval, Serafín Delgado, “en el carnaval la gente del pueblo puede ser rey, se convierte en referente, aquí tenemos otras autoridades carnavaleras como las máscaras mayores, hombre y mujer, otro ejemplo de que esta es una fiesta del pueblo”.
Peco también está tirando de entrevistas, aparte del archivo municipal y las hemerotecas, “llevo diecisiete, unas diez horas ya de grabación audiovisual; enriquece mucho hablar con los mayores, ellos te están hablando de su vida, son una fuente directa de cómo han evolucionado las tradiciones. Entre las entrevistas que tengo está la de Octavio Martín Muñoz que a sus 93 años es historia viva del Carnaval de Miguelturra, fue máscara mayor en 1986”.
La evolución de los disfraces en Miguelturra
Los disfraces en Miguelturra han ido evolucionando, aunque predomina la máscara callejera, el ponerse lo viejo que tiene uno por casa y salir a dar bromas, o el alhiguí que iba disfrazado con la cara tapada y un palo, en ocasiones tirando caramelos y generando codazos infantiles por hacerse con ellos en los tiempos en los que faltaba de todo.
Pero Miguelturra también tiene trajes más elaborados, “en la década de los setenta incluso iban a Madrid a alquilar trajes para determinados bailes que se permitían a cambio de pagar una tasa, y siempre que accedieras con la cara descubierta”.
El carnaval de la democracia surgió en los ochenta
La revolución del Carnaval de Miguelturra como lo conocemos ahora empezó en los años ochenta, cuando se crearon las peñas y fueron al Ayuntamiento a pedirle apoyo. “Todos los testimonios, incluso el del exalcalde Román Rivero que ha estado desde los inicios en la reconstrucción del carnaval de la democracia (gobernó de 1979 a 2015), los estoy grabando en audio y video para ir creando lo que llamo pequeñas cápsulas del tiempo; y también el carnaval actual en la calle, y así poder revivirlo con los protagonistas”. Ese material, al igual que su proyecto de tesis, quiere que forme parte del Museo del Carnaval con el que cuenta la localidad, uno de los pocos de España y único en la provincia de Ciudad Real.
Otra curiosidad de la recién iniciada tesis doctoral del Carnaval de Miguelturra es que el desfile del Domingo de Piñata, el último en Castilla-La Mancha (se hace por la tarde acompañe o no el tiempo) no se inventó en Ciudad Real, “el nuestro también fue uno de los primeros, en los años ochenta, lo mismo que el pregón oficial, el primer pregón es de 1980”.