El jurado ha declarado culpable de doble asesinato a Manolo Yébenes por los crímenes de su mujer Ana Belén Ledesma, de 47 años, y su hijastra Ana María Pérez, de 18, con las que convivía hace dos años en Daimiel.
El veredicto, que se ha conocido pasadas las ocho de la noche de este martes, excluye la agravante de ensañamiento, como pedían las acusaciones, y aplica la atenuante de obcecación, un pequeño respiro para la abogada de la defensa, Marisol Ortega, que ha pedido al final de la vista una pena “ponderada”, que parta de la mínima por asesinato y se rebaje dos grados (3 años y nueve meses por cada muerte, según sus cálculos).
Piden más de 40 años de cárcel
El tribunal popular, que ha votado por doble asesinato en una proporción de siete a dos, también entiende que concurre la agravante de parentesco, lo que significa que la pena a imponer según el criterio de la acusaciones es superior a cuarenta años de cárcel, 47 según la fiscalía, 23 años y medio por cada asesinato.
“Implacables” contra la violencia machista
Jesús Gil, el fiscal de Violencia sobre la Mujer de Ciudad Real, considera que se trata de veredicto justo, que tiene su trascendencia porque es la sociedad -en este caso siete hombres y dos mujeres- quien se pronuncia con “contundencia” contra la violencia de género. “Les pedí que fueran implacables contra este tipo de conductas y creo que es como han actuado”, ha señalado.
300.000 euros para las hijas
Mariano López, el abogado que ha representado a la familia de Ana Belén Ledesma, reclama una indemnización para las otras dos hijas de la fallecida de 300.000 euros. La fiscalía, por obligación legal, pide 50.000 euros para cada una de ellas y otras cantidades para otros familiares de las asesinadas, incluido el padre biológico de Ana María Pérez, que no tenía contacto con ella desde los nueve meses.
Sobre la posibilidad de indulto el jurado ha sido rotundo: se oponen.
Tres años casado con Ana Belén Ledesma
Pintor en paro de 59 años, Yébenes llevaba tres años casado con Ana Belén Ledesma cuando la mató, el 13 de febrero de 2017. Semanas antes, el matrimonio había entrado en crisis provocada por la ruina económica, de la que el acusado culpaba a su mujer y a las tres hijastras –entre ellas Ana María-, que Ana Belén había aportado al matrimonio.
El acusado, un hombre tímido y dependiente, primero de sus padres y luego de su hermano, socio y empleador en un negocio de pintura, rompió con su única familia biológica a raíz de la boda con Ledesma, natural de Bienservida (Albacete), a la que había conocido en el bar en el que trabajaba de camarera.
Su hermano rompió con él por esta relación
Su hermano y su cuñada, que han mantenido en el juicio que Ana Belén solo buscaba el dinero de Manolo (la familia dice que tenía un patrimonio de 300.000 euros cuando la conoció, que las acusaciones rebajan a 120.000), se molestaron por la rapidez de la boda y por otros indicios del supuesto interés económico de la fallecida.
Con esas tensiones familiares de fondo el matrimonio de Manolo y Ana Belén fue funcionando, pesa que a partir de 2015 el acusado dejó de trabajar con su hermano y abrió un pub con su mujer que tuvo que cerrar a los seis meses.
Arruinados en febrero de 2017
Esas y otras decisiones llevaron a la pareja a la ruina económica, a primeros de 2017, datos corroborados por los testigos en el juicio. Sin un euro en el banco y con préstamos pendientes, Manolo Yébenes desarrolló una idea fija en su cabeza: la culpa la tenía su mujer.
Su hermano, al que volvió a recurrir para pedirle ayuda, le aconsejó que la dejara, que pidiera el divorcio, que es lo que se supone que hizo a finales de enero de ese año. A partir del primero de febrero ella ya empezó a contar en su entorno que Manolo estaba muy raro, que no tenían dinero, y resolvió marcharse.
El 13 de febrero Ana Belén y su hija Ana María habían quedado a las 10.00 horas en una gestoría para ver un piso. Sobre las nueve de la mañana, sin que se haya demostrado que hubiera discusión previa, Manolo cogió un cuchillo de grandes dimensiones del baño y las apuñaló a las dos. Sus primeras palabras a los guardias civiles que lo sorprendieron con el cuchillo en la mano fueron: “He hecho lo que tenía que hacer”.
En unos días el magistrado Luis Casero, de la sección primera de la Audiencia Provincial, dictará una sentencia acorde con el veredicto de este jurado, el primero que ha afrontado en Ciudad Real un caso tran grave de violencia machista.