El año que comienza implica cambios en lo judicial en la provincia de Ciudad Real. Luis Huete (Villacañas, 1953), fiscal jefe los últimos ocho años y el fiscal más veterano de la Fiscalía de Ciudad Real, en la que ha desarrollado la mayor parte de sus treinta y cinco años de carrera, se jubila. Atrás una dilata trayectoria profesional ligada a la evolución de la delincuencia en una provincia “segura”, no exenta de crímenes horribles.
Huete participó en la primera instrucción fallida (1993) del asesinato de los ‘novios de Valdepeñas’, resuelto junto al crimen de Rosana Maroto diez años después de forma casual, por una denuncia de violencia de género (también estaba en la fiscalía), una tragedia que se esclareció con la detención (2003), los juicios y las condenas al culpable (2005).
No tiene tan buen recuerdo profesional de crímenes sin resolver, como el de Ana Fernández Monroy (asesinada en Puertollano en 1997), sobreseído desde hace años, aunque no descarta que alguna nueva pista pudiera reabrirlo, pese a que el tiempo juega a la contra. Un asunto que le pesa y califica de “dolorosísimo”, como lo ha sido juzgar a padres que abusan sexualmente de sus hijos.
P.- El 13 de enero cumple 71 años y se jubila, puede que a muchos les sorprenda aguantar tanto en una profesión tan delicada como la carrera fiscal.
R.- La edad de jubilación debe ir acorde con las profesiones que se desarrollan, una carrera como la nuestra, de carácter intelectual, se puede ejercer más tiempo. La ley marca 70 años como límite de jubilación para jueces y fiscales con posibilidad de una prórroga de dos años, yo la pedí pero en verano decidí dejarlo a los 71.
P.- ¿Se jubila de todo, creo que también se ha dedicado a preparar a opositores?
R.- Esto ha sido una cosa secundaria y casi vocacional, no sé si alguien quiere mantenerse como pupilo para preparar oposiciones, si es así, no diría que no, es una cosa que hago muy satisfactoriamente.
P.- ¿A cuántos fiscales de la Fiscalía de Ciudad Real ha preparado?
R.- A muchos, y también a jueces, podría empezar por las fiscales María José García, Rocío Bernal, Carmen López de la Torre, Gema Romero, Ana de Haro, o los jueces Agustín Calcerrada (Instrucción 1 de Ciudad Real) y María Dolores García Benítez (Social 3), y a muchos más.
P.- ¿Cómo fue lo de hacerse fiscal?, cuando uno piensa en dedicarse a la justicia lo primero que le viene a la cabeza es hacerse abogado o juez, pero lo de fiscal no parece tan vocacional.
Admiraba a los abogados laboralistas
R.- Cuando me planteé hacer derecho [trabajó en Renfe veinte años antes] era una época en la que los abogados laboralistas eran unas personas muy admiradas por mí, defendían a los trabajadores, y empecé a hacer derecho paralelamente a mi trabajo como abogado un tiempo. En un momento determinado decidí opositar, otros compañeros de profesión lo estaban haciendo y me animé. Como mi preparador era fiscal una cosa llevó a la otra. Entre 1985 y 1988 me preparé y aprobé. Tuve la posibilidad de seguir para juez pero cuando aprobé de fiscal dije ya es suficiente [ya tenía dos hijas].
P.- ¿Nunca se ha arrepentido de haberse decantado por la fiscalía?
R.-Nunca, a mí el derecho penal me encantaba y me sigue gustando.
Lentitud sí, politización no
P.-Se critica nuestro sistema judicial por lento y politizado, ¿lo ve así, era así hace treinta y cinco años?
R.- Una de las principales metas que me propuse como fiscal era ver si se podía reducir el tiempo de espera de los procesos judiciales y no se ha reducido, esto es un mal endémico en la justicia. Se necesitan cambios legislativos importantes en la justicia penal que no se han abordado porque creo que no hay consenso entre los grandes partidos políticos.
En cuanto a la politización, en los niveles en los que nos estamos moviendo dentro de una provincia, no hay politización de la justicia de ninguna clase, eso hay que descartarlo totalmente. En mis años de ejercicio profesional nunca me han insinuado o dicho que hiciera algo o dejara de hacer porque un investigado fuera un político.
P.- Pues han pasado algunos por la Audiencia en estos años…
R.- He tenido ocasión de estar al frente de procedimientos en los que se ha acusado a miembros de distintos partidos políticos y nunca he recibido la mínima insinuación. De lo que yo conozco la justicia no está politizada. Muchas veces se confunde el Consejo General del Poder Judicial con la justicia; tenemos que tener claro que los miembros del CGPJ no administran justicia ni pueden dictar sentencias, yo diferenciaría esos dos ámbitos
P.- ¿Cuál es el mayor problema que tiene la justicia?
R.- El retraso como consecuencia de que no se han abordado las reformas necesarias. Tenemos una ley de enjuiciamiento criminal del siglo XIX, ese es un problema gordísimo que no se atreven a abordar los partidos y dar una solución como la que existe en otros países de nuestro entorno.
P.- ¿Se refiere a que los fiscales instruyan las causas penales?
R.- Sí, pero también a una modificación con tribunales de instancia que implicaría especialización. La especialización es más fácil si tenemos núcleos grandes de jueces. Sería como los grandes hospitales. Si creamos tribunales provinciales con núcleos importantes para atender a un ámbito mayor de los partidos judiciales es posible que podamos especializar a los jueces para que dictaminen sobre derecho penal, social, etc, sin compatibilizar las resoluciones civiles con las penales. Todos los juzgados mixtos (instrucción y primera instancia) están sobrecargados, aliviar esas cargar exige reformas más grandes.
Opino que la justicia ha sido la gran olvidada en las reformas que ha habido en el ámbito nacional desde que se aprobó la Constitución de 1978, creo que es porque no da votos. Modificar la ley de enjuiciamiento criminal o hacerla nueva es una necesidad. Es la única ley procesal del siglo XIX. Se han modificado la ley de enjuiciamiento civil, la ley de la jurisdicción contenciosa, todas, y en esta solo ha habido parches.
P.- La mayor parte de su carrera profesional ha sido en Ciudad Real excepto siete años, se dice que esta es una provincia tranquila, ¿cómo ha sido ejercer aquí de fiscal?
P.- La complejidad de la provincia no viene por el número de hechos graves que se puedan producir, estamos en una provincia segura, es verdad, aunque se repita hasta la saciedad, la estadística es muy favorable. La cuestión de la complejidad viene porque es un territorio muy diseminado, nosotros tenemos ahora mismo veinticinco juzgados de instrucción en diez sedes, en vez de en cuatro. Esa distribución territorial se podría resolver de otra forma.
P.-¿Cómo ha evolucionado la delincuencia en Ciudad Real?
R.- Buena, es posible que en 2023 los datos incluso estén a la baja, otra cosa es que se produzca algo gordo, homicidios, pero la mayor parte de casos que llegan a la Audiencia de Ciudad Real son delitos de tráfico de drogas o contra la libertad sexual.
P.- ¿De los crímenes y casos graves de estas tres últimas décadas tiene alguno grabado?
R.- He visto muchos casos gravísimos, para mí los casos de abusos sexuales de padres a hijos o hijas son de lo más doloroso. La naturaleza humana no es perfecta y estas inclinaciones de algunas personas a realizar actos sexuales con niños me sigue produciendo perplejidad. Y después los homicidios, sobre todo los no se han resuelto como el caso de Ana Fernández Monroy, dolorosísimo, está sobreseído y no sé si es posible su reapertura, aunque hubo actuaciones judiciales no sé si se dirigió el procedimiento contra alguien con posterioridad a que yo estuviera en Madrid.
Es una pena que estos asuntos se queden sin resolución porque a lo mejor la investigación, vista desde el principio y con ojos de ahora, no ha sido lo que debió. Esas bolsas de impunidad son muy dolorosas, tanto para la familia como para la sociedad.
P.- Se retira con la resolución de los crímenes de empresarios en Manzanares, unos asuntos en los que la Fiscalía de Ciudad Real ha tenido bastante protagonismo.
R.- Ha sido una investigación muy buena que espero se refrende con una buena sentencia, aunque yo no podré intervenir en eso. La investigación ha sido ardua y con medios técnicos muy importantes, que se ha visto respaldada por la confesión.
P.- ¿Le había pasado que un sospechoso de un delito pidiera hablar con el fiscal y confesar, como ha ocurrido en la desaparición de Jesús González Borrajo?
R.-La verdad es que ha sido la primera vez, no es una cosa muy común. De todas formas en estos asuntos de Manzanares hay que esperar a la sentencia, son los jueces los que dictan sentencias, reitero que la investigación ha sido un éxito de la Guardia Civil con la colaboración de la fiscalía que ha estado pendiente de los medios técnicos, bajo la dirección del juzgado de Manzanares, por supuesto.
P.- Cuando un fiscal en un juicio pide esa barbaridad de años en muchos casos para personas con problemas de adicciones, etc, ¿se duerme bien por la noche, o eso es solo de películas?
R.- La proporción de las penas las marca el legislador, esto es algo que hay que aprender, todos somos conscientes de que el castigo que recibe una persona por haber roto el cristal de un establecimiento y apoderarse de algo no deber ser igual al de alguien que mata. Tampoco es lo mismo que ese homicidio se produzca por la espalda. El legislador va diciendo si hay un homicidio normal la pena tiene que ser de diez a quince años, si hay asesinato de quince a veinte, y si además ese ataque ha sido porque le han pagado un dinero de veinte a veinticinco años. Cuando pedimos esas penas lo que hacemos es aplicar la ley. El planteamiento nos lo tenemos que hacer de otra forma, ¿es proporcional que el legislador fije para un asesinato 25 años de prisión con conductas agravadas?, si pides 25 años porque entiendes que el hecho ha sido de esa forma yo no he dormido a disgusto ningún día, he estado tranquilo siempre.
En la aplicación de la ley lo que hay que hacer es observar las normas que establece la legislación, la petición es el único camino de un fiscal. Muchas veces lo que está en nuestra mano es llegar a acuerdo de conformidad.
P.- No son pocas las conformidades que se alcanzan en la Audiencia de Ciudad Real, pero creo que no está del todo satisfecho con esta fórmula.
R.- Nuestra legislación tiene un problema porque establece la conformidad justo en el momento del juicio, y no en el momento anterior, durante la investigación, si eso se potenciara agilizaríamos mucho más. La Fiscalía Superior de Castilla-La Mancha firmó un convenio con la abogacía para que determinadas causas penales, en las que se piden hasta tres años de cárcel, se llegue a acuerdos antes del juicio, pero no está asumido por la abogacía y muchas veces ni por los fiscales ni por los jueces. No se potencia este supuesto de conformidad previa al juicio.
El tribunal del jurado y consejos a los nuevos fiscales
P.- Cuando empezó no existía el tribunal del jurado, establecido en España para los homicidios consumados y otros pocos supuestos en 1995, ¿qué le parece esta forma de juzgar a la gente?
R.- La ley del jurado ha supuesto muchos cambios. Hasta ese momento las peticiones de prisión no eran necesarias para que el juez tomara una decisión. A partir del jurado se establecieron las comparecencias de prisión, el juez no puede adoptar la prisión provisional de una persona que ha sido detenida si no es a petición del fiscal o una acusación personada en ese momento. Antes los fiscales éramos, por así decirlo, fiscales de papel, no conocíamos ni pisábamos un juzgado, simplemente recibíamos las causas instruidas por los jueces y las calificábamos o pedíamos el sobreseimiento o diligencias. Todo esto ha evolucionado mucho con modificaciones posteriores, también en 2002 con los juicios rápidos que han convertido la actividad del fiscal en una constante desde el principio.
P.- ¿El tribunal del jurado ha sido un avance?
R.-Está muy limitado, nosotros tenemos un jurado puro, los procedimientos de jurado no son los más rápidos del mundo, son un poco complejos de manera que no puedo decir que supongan un avance, si que lo que se ha proyectado ha influido en el principio acusatorio, que determina que tiene que haber acusaciones que sostengan la acusación, valga la redundancia, para meter a alguien en prisión o pedir una orden de alejamiento. Ahora las órdenes de protección son automáticas en violencia de género y han sido modificaciones vertiginosas, esto es positivo y ha venido para quedarse.
P.-¿Y qué le parece que la gente juzgue a otras personas?
R.- Sumamente sensato. Cualquier persona que pueda ver pruebas las puede valorar siempre que tenga el sentido común de todas las personas mayores de edad que comen, se visten solos y tienen una vida independiente. Si decidimos contraer una hipoteca con más razón verificar si se reúnen una serie de condiciones para dictar una sentencia. No voy a decir que sea un defensor a ultranza pero nunca he sido contrario al jurado. Digo que el procedimiento es complejo y eso implica que se tarde mucho en enjuiciar los hechos, un homicidio debería juzgarse en un plazo razonable de diez, once meses, no de dos años.
P.- ¿Le preocupa alguna nueva forma de delincuencia, o la evolución de algún delito que no existía o no se cometía cuando empezó a ejercer de fiscal?
R.-Hoy son más sonoros los delitos contra la libertad sexual, la evolución, no solo de la legislación sino de la jurisprudencia ha sido muy importante. Hace treinta años se exigía a la víctima una actitud de oposición más allá de la pasiva. Todo esto generaba una sensación de que podían ser ellas las enjuiciadas y no los agresores, y eso retraía a veces a la hora de denunciar o de arriesgarse a una sentencia absolutoria, con la frustración que eso podría generar, pero como digo esa jurisprudencia ha evolucionado mucho, la situación de oposición que se exige hoy a las víctimas no va más allá de no querer mantener la relación y eso facilita las pruebas, sin perjuicio de que estamos ante delitos que suelen tener un testigo único que siempre conlleva una dificultad.
Hoy se juzgan más delitos contra la libertad sexual, pero no quiere decir que se cometan más, aunque seguimos sin lograr que se denuncien o juzguen todos los que existen. Son casos dificultosos para resolver en los tribunales, aunque también hay en la sociedad una aceptación de que hoy cualquier persona que haya podido sufrir esa situación la puede denunciar y puede estar tranquila de que su caso se verá con toda la objetividad del mundo, sin exigirles una actitud extraordinaria de defensa.
P.- ¿Qué le aconseja a quienes empiecen en la carrera fiscal o el derecho?
R.-Que trabajen mucho y lo hagan con el convencimiento de que están sirviendo a la sociedad. Cada vez que nosotros trabajamos tenemos que pensar que es la sociedad la que recibe nuestros resultados y es la sociedad la que nos paga. Se necesita actitud en materia de conocimientos, tienes que estar siempre estudiando y pensando, ahora mismo con el último real decreto ley, y por otra parte una situación de entrega a la profesión para devolver a la sociedad lo que nos da.
