José Miguel Romero y Carmelo Pizarro, dos ganaderos de Agudo, han denunciado las malas prácticas que, al parecer, están intentando llevar a cabo algunos mayoristas a la hora de comprar corderos y cabritos “sin precio” aprovechando las circunstancias del estado de alarma por el COVID-19, en el que no se celebran lonjas.
Y no sólo están intentando abusar de los ganaderos y agricultores sino que estos operadores, aseguran los productores, están imponiendo a los consumidores altas cotizaciones en las tiendas y supermercados, incumpliendo de manera flagrante las medidas que el Gobierno aprobó para modificar la ley de cadena alimentaria, que prohibían específicamente dichas dinámicas.
Precisamente, los precios ruinosos del sector primario fueron algunas de las principales reivindicaciones de las protestas que miles de agricultores y ganaderos protagonizaron en distintos puntos de España “que tenemos que continuar hasta que se apruebe una ley nueva”.
Así lo dice Romero, de 49 años y con una explotación de 500 ovejas, que muestra su indignación porque “nos intenten comprar los corderos de 13 kilos a 30 euros cuando la semana pasada valían casi 60”. Y además esta carne se vende al público seis veces más cara.
La Administración, a su juicio, tiene que estar vigilante con las especulaciones a través de una ley que “controle” esas operaciones “que pretenden no sólo pagar los alimentos en origen por debajo de los costes de producción, sino abusar del consumidor, el último eslabón de la cadena”.
Para muestra, Romero da un botón: los productores de ovino reciben 3 euros por kilo de cordero, frente a los 18 que cobran en el mercado al consumidor. “Es una vergüenza”, asegura, y pide “mano dura” para que cuando se levante el estado de alarma “no metan el estacazo” cuando los sectores del canal Horeca (restaurantes, hoteles, comedores,…) “vayan a comprar género”.
Como ganadero de carne insiste en que “de una vez por todas” los gobiernos tienen que adaptar una ley de precios dignos y rentables para nuestras explotaciones y precios justos para el último eslabón”.
La petición podría tener respuesta en el anuncio realizado este mismo miércoles el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, sobre la aprobación de “forma inminente” de un proyecto de ley para completar los cambios ya aprobados en la Ley de cadena alimentaria y así atender la situación del campo.
Para Romero podría ser una una de las soluciones para que el campo y sus pueblos tengan futuro y “pueda atraer a la gente de las ciudades”. “Como calidad de vida, aduce, no hay nada mejor que el campo, pero tiene que ser rentable”, porque de lo contrario a la vuelta de 10 años “apenas habrá habitantes en pueblos como el mío, donde hay un centenar de inmuebles en venta, entre casas y solares”.
Y por encima de todo, Romero reflexiona sobre las perniciosas prácticas de distribuidores y mayoristas en la compra de alimentos -verduras aceite, cárnico, lácteo-, ya que con precios justos “las familias podrían ahorrar unos 200 o 300 euros, que ahora están en los bolsillos de los especuladores”. “La salud y la alimentación, sostiene, son básicas en la vida de las personas”, y en la práctica “la economía de los hogares se podría aliviar a través de la cesta de la compra”, frente a otros gastos “que no podemos evitar”.
Por ello, el ganadero insiste en que “el Gobierno tiene que estar vigilante de todas las operaciones en la cadena alimentaria”, porque sino “los perjudicados siempre somos los mismos”.
“Es la ruina”
Por su parte, Carmelo Pizarro se muestra en esta línea y asegura que “los ganaderos tenemos un problema muy grave”, porque las lonjas de corderos que rigen los precios “se han puesto de acuerdo” y tras dos semanas sin cotización (no se han reunido) “no tenemos precios para nuestros corderos y nos están poniendo precios irrisorios”.
Pizarro considera una “vergüenza” que “nos estén ofreciendo 30 euros por cordero cuando en la última cotización valían 56”, una “ruina para la ganadería”, señala.
El también agricultor agudeño recuerda el campo es un sector “que siempre arrima el hombro”, tal y como lo está demostrado en la actual crisis sanitaria del coronavirus, por lo que no entiende que “nos arruinen así”.
Por ello, también pide a la administración que reequilibre la relación de fuerzas en la cadena, y que “si tienen que bajar los precios en origen a casi la mitad, que esta bajada se traslade a los lineales y supermercados”.