J. Y.
Ciudad Real
El obispo de Ciudad Real, Gerardo Melgar, instó a los sacerdotes de la Diócesis a renovar “con fuerza y entrega” el espíritu misionero y evangelizador que caracteriza al ministerio sacerdotal “siendo sencillos” y atendiendo “con total entrega” a quienes están inmersos en la tristeza, desesperados y la pobreza.
Melgar presidió por vez primera la Misa Crismal, que en la Diócesis ciudarrealeña se celebra cada Miércoles Santo, y llamó al más de medio centenar de sacerdotes presentes en la celebración a seguir la estela caritativa que marcó Jesucristo en la misión para la que fueron llamados con la vocación sacerdotal.
“Seamos luz en la vida de los que no tienen Dios”, señaló el obispo en su homilía, tras insistir en llevar “con alegría un mensaje alentador y cargado de esperanza” a los hombres “esclavizados por el poder, el dinero o el sexo”.
Posteriormente, los sacerdotes renovaron la fidelidad a su ministerio y sus promesas sacerdotales, y Melgar consagró el óleo del Crisma (que se usa en el sacramento del Bautismo, Confirmación y Orden Sacerdotal) y bendijo el de los catecúmenos y el de los enfermos que durante el año se utilizarán en las parroquias de la Diócesis.
El aceite tiene una gran simbolismo en la liturgia cristiana, pues hace perdurar los dones de Dios con la unción de los óleos en los distintos sacramentos.
“Significa, salud, bienestar paz y abundancia”, explicaron en la celebración, que convocó a un gran número de fieles que llenaron la catedral.