Los testigos no le han puesto fácil a la Sección Segunda de la Audiencia Provincial determinar hasta que punto Claudio G.C. es cuplable de intentar asesinar a su cuñado Saturnino L.H. de un tiro el 24 de marzo de 2009 en un olivar de Los Cortijos.
Claudio, que pleiteaba con Saturnino por la herencia de su mujer, jura por Dios que jamás le ha disparado, aunque por sus contradicciones, porque anduvo cerca del lugar a la misma hora, y porque Saturnino lo acusa desde el principio, pasó unos meses en prisión y es el claro culpable para la fiscalía.
Sin embargo la escopeta no ha aparecido, no se encontraron residuos de disparo en sus ropas o en sus manos tras su detención, y Saturnino salvó milagrosamente la vida; si es que el tiro ocurrió como mantiene el ministerio público y corrobora el atacado: a unos ocho metros y con ‘Satur’ montado en su Land Rover que acababa de arrancar para irse del olivar.
En el caso hay un tercero en discordia, Alfonso C.V., que se considera señalado injustamente por Claudio para salvar su pellejo. Alfonso, conocido como ‘El Negro’ y su afición a la caza, estuvo quince horas detenido porque es al único al que le falta la escopeta que podría coincidir con la del disparo.
Además Claudio declaró después de llevar un tiempo en la cárcel y lo mantuvo ayer ante el tribunal, que esa mañana estaba en Los Almendros, a escasos cien metros del olivar del cuñado cuando sintió un tiro, y que al poco se encontró con Alfonso que le dijo que había tirado “para asustar” a ‘Satur’ con el al parecer tampoco se llevaba bien.
Alfonso, que declaró como testigo, no sólo mantiene que todo eso es una invención, sino que ese día ni siquiera estuvo en Los Cortijos, sino con una amiga en Valdepeñas, aunque ha llegado a la convicción de que Claudio, que en una ocasión le ayudó a guardar sus escopetas en casa (tiene siete con sus correspondientes, permisos etc), le robó una de ellas con la que habría disparado al cuñado el 24 de marzo en lo que podría ser un plan urdido con antelación. Y añadió que en una ocasión le llegó a pedir una de sus escopetas.
El alcalde de Los Cortijos Eladio Santos, que también declaró hoy en el juicio, cree a Claudio incapaz intentar matar a su cuñado: “siempre ha sido muy buena persona, no tenía problemas con nadie”. Sin embargo esa mañana sobre las ocho (el disparo fue un poco más tarde), vio el coche del acusado aparcado en un camino cerca del olivar de ‘Satur’. También dijo que tiempo atrás este último le había comentado que tenía miedo de su cuñado por unas disputas por la herencia de la mujer.
Y mientras tanto Saturnino insiste en que las postas le pasaron a milímetros de la nariz y en lo que él considera un alarde de sinceridad relató que no vio a su cuñado con la escopeta, pero sí saliendo de detrás de los olivos desde los que lo acechó.
También explicó su reacción cuando, al montarse en el Land Rover y meter la primera marcha escuchó “la explosión”. En principio pensó que había explotado algo atrás, pero cuando vio que le habían pegado un tiro salió “pitando” de allí porque esperaba el segundo, “la mayoría de las escopetas del pueblo son de dos disparos”, explicó. A salvo ya en el camino más próximo llamó a la Guardia Civil y a su familia. Para él no hay duda: fue Claudio que cumplía su amenaza.
Según ‘Satur’ cuando riñeron Claudio le dijo que le iba a pegar un tiro “desde entonces empezó a seguirme, siempre que iba al pueblo iba donde yo estuviera”, asegura. No lo creyó y por eso no denunció antes.