Francisco Navarro
Tomelloso
Nuestro recorrido por las cuevas de Tomelloso nos lleva a visitar, en esta ocasión, la que tiene las tinajas más altas de la ciudad. Acompañando al concejal de Servicios al Territorio, José Ángel López Navarro y conducidos por José María Díaz Navarro, el último tinajero, descubrimos la gran bodega subterránea de una importante casa de labor de la calle San Roque, la calle de los Carros.
La portada da paso a un soberbio patio cuadrado, empedrado, con gran cantidad de aperos colocados bajo los porches. Una báscula denota la importancia de la casa. Al final de esa suerte de gran claustro agrícola se abre el paso al tesoro subterráneo que esconde la casa.
Sorprenden las moles rectas y estilizadas de las altas tinajas de cemento. Tienen cinco metros de altura y caben 1.000 arrobas cada una. La luz que se filtra por las lumbreras le da a la bodega un aspecto de cripta.
Seis décadas
José María cuenta que la cueva se construyó “exactamente” en 1948. Recorremos la gran bodega por la que parece que no haya pasado el tiempo —hay bombas manuales, tapas de pelita o etiquetas del Senpa—, de nuevo sorprendidos por el maravilloso patrimonio subterráneo de Tomelloso.