La cooperativa Santa Catalina de La Solana ha reunido a casi medio millar de socios en la fiesta en honor a su titular, en una jornada de hermandad donde se ha hablado del futuro de la entidad y se han degustado los nuevos vinos blancos y los productos de reciente creación como un caldo rosado y una mistela. La actividad salió por primera vez de las instalaciones propias y se celebró, en salones El Mirador del Parque.
El presidente de la cooperativa, Pedro José Martín-Zarco, pronunció un breve discurso para agradecer la labor que desempeñan todos los eslabones que componen la cooperativa: consejo rector, trabajadores y por supuesto, los socios. “Queremos implicar a todos en esta gran familia que es la cooperativa, y atraer especialmente a los jóvenes y a las mujeres”. Por un lado, dijo que “la implicación de la mujer es importante y necesaria, y ellas deben ver a la cooperativa como la empresa donde tienen sus intereses”. En relación a la masa social joven, indicó “tenemos un gran número de jóvenes que son el futuro y deben integrarse”.
Se mostró muy orgulloso por la excelente respuesta de afiliados a la fiesta que, como novedad, cambió el lugar de celebración. Una circunstancia que ya había sopesado el consejo rector desde hace tiempo y que ha venido para quedarse, según reconoció el presidente. También hubo un agradecimiento especial para un socio que colabora directamente en la entidad como es Miguel Romero Torrijos, que recibió un detalle.
Seguidamente, intervino el gerente y a la vez enólogo de la cooperativa, Rafael Bermejo. Dijo que los vinos blancos que se consumirían durante la cena son de esta añada, como el verdejo, el airén y el sauvignon. En cuanto a los caldos tintos, se dispensaron los del año anterior porque todavía no estaban a punto los nuevos. También se presentaron las novedades, un rosado y una mistela, que probaron los socios.
La alcaldesa de La Solana, Luisa Márquez, cerró el turno de intervenciones con palabras de aliento a la entidad vitivinícola. “La cooperativa Santa Catalina es el reflejo del ADN solanero. Lo que sois es gracias al trabajo, sacrificio, tesón, ilusión y voluntad para llevar el nombre de unos vinos y de nuestro pueblo por toda la geografía”. La regidora volvió a recalcar que La Solana es un pueblo agrícola y que el campo es el motor de progreso económico y social. Por eso, alabó que haya tantos jóvenes en la cooperativa, a los que tendió su mano. “Trabajemos juntos porque nuestro campo siga siendo un medio de vida y seamos un pueblo referente en el relevo generacional”. Finalmente, reconoció sentirse orgullosa de la cooperativa, a la que augura un brillante futuro.