El 29 de marzo acaba el monopolio de Levante con el agua del trasvase Tajo-Segura, el acueducto que atraviesa como una cicatriz Castilla-La Mancha desde hace más de cuarenta años sin dejar una gota en suelo castellano-manchego, y ha permitido a la Región de Murcia, sur de Alicante y Almería transformar su perfil socioeconómico. Ese día se acciona el ‘botón nuclear’ que empezará a cambiarlo todo: entra en servicio la Tubería de la Llanura Manchega, de momento para abastecer a quince municipios, dos de ellos de Ciudad Real, que dependen de aguas subterráneas de ínfima calidad.
La infraestructura, ideada hace casi veinte años, con Cristina Narbona como ministra de Medio Ambiente y José María Barreda en el Gobierno de Castilla-La Mancha, la ha construido el Gobierno central (350 millones de euros). En 2010 se estrenó con un trasvase de urgencia al parque nacional de las Tablas de Daimiel (excepcional, porque el fin de la tubería es el abastecimiento humano). Pero no hubo manera de que el primer ramal empezase a funcionar hace diez años: ningún pueblo quiso suscribir entonces -años 2012-2013- el convenio con la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha.
“No se daban las condiciones, nos pedían renunciar a la titularidad de nuestros pozos, y no firmó nadie”, cuenta Carlos Ortiz, alcalde de Pedro Muñoz (7.500 habitantes), el primer pueblo de Ciudad Real de los incluidos en el ramal nororiental que recibirá agua del trasvase Tajo-Segura por la Tubería Manchega a partir del 29 de marzo.
Pedro Muñoz, el primer pueblo de Ciudad Real al que llegará agua del Tajo
Pedro Muñoz es el primero porque es el más cercano a Saelices, el municipio de Cuenca con el embalse de regulación del agua (llega de Carrascosa del Campo, de la conducción Tajo-Segura) y del que parte la Tubería Manchega, a unos sesenta kilómetros de Pedro Muñoz. Desde allí el agua recorre veinte kilómetros más hasta Socuéllamos (12.000 habitantes). No se sabe la fecha exacta, pero se prevé que esta Semana Santa en esta localidad los vecinos puedan abrir el grifo y beber directamente, algo que no permite la rudeza del agua que consumen ahora de cinco sondeos municipales, “y eso cuando no hay que cortarla”, cuenta Ortiz.
A nadie se les escapa que la conexión al trasvase es un hito para Ciudad Real, posiblemente la provincia con más problemas a futuro de desabastecimiento y desecación de Castilla-La Mancha, por su dependencia del agua subterránea. El funcionamiento de esta tubería también supone ganar una batalla en la guerra del agua contra el trasvase que libra en los tribunales y ante la opinión pública el Gobierno de Castilla-La Mancha desde el estatuto de autonomía en 1982, cuando el trasvase llevaba cuatro años derivando agua para regar la huerta murciana.
Más allá de estas reflexiones y las que escucharemos en los próximos días, en la cabeza de los alcaldes de estos quince municipios de Ciudad Real (Pedro Muñoz y Socuéllamos); Albacete (Villarrobledo y Minaya) y Cuenca (San Clemente, El Provencio, Mota del Cuervo, Santa María de los Llanos, Belmonte, Horcajo de Santiago, Los Hinojosos, Las Mesas, El Pedernoso, Las Pedroñeras y Villamayor de Santiago), está el alivio que supone al fin disponer de agua. Son solo las ‘migajas’ de un trasvase que se diseñó para trasvasar 600 hm³ anuales de los embalses de Entrepeñas y Buendía a la cuenca del Segura, si bien la media anual no se supera los 330 hm³ (casi la capacidad total de embalse de la cuenca alta del Guadiana en Ciudad Real).
Preparados para “beber” agua del Tajo
Carlos Ortiz, alcalde Pedro Muñoz, se considera parte de un grupo de “privilegiados”, “engancharnos al trasvase supone para nosotros disponer de un agua en cantidad y calidad que nunca hemos tenido”, cuenta a Lanza Semanario de La Mancha desde la planta potabilizadora de la localidad, indispensable hasta ahora para potabilizar el agua cargada de cal y nitratos que llega a cada casa o negocio. Con el funcionamiento de la tubería no será necesaria, el agua del trasvase llega potabilizada desde la estación de tratamiento de Saelices, lo que supone un ahorro adicional de factura eléctrica.
Claro que Pedro Muñoz no se lo quiere jugar todo a una carta “haremos un mantenimiento anual ante un posible desabastecimiento o avería en la tubería, lo mismo que con los pozos”.
Desde los depósitos municipales, a cien metros de la caseta del trasvase que se maneja por control remoto desde Saelices y está herméticamente cerrada, cuenta cómo Pedro Muñoz, de los primeros pueblos que creyó en la Tubería Manchega, se apunta a este método de abastecimiento con todo. “En el convenio con la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha tienes dos posibilidades, o bien te conectas a la tubería para abastecerte a diario, o puedes pagar el canon y tener el trasvase como reserva. Somos de la opinión de que no había que dejar pasar una oportunidad importantísima para tener agua suficiente y de calidad”.
“El agua no es mala, pero no es buena”
“Aquí el agua no es mala, pero no es buena”, afirma. Es decir, la que llega al grifo de las profundidades de una de las masas centrales del Alto Guadiana (Mancha Occidental II, antes Acuífero 23), previa potabilización, sigue siendo agua bruta, con mucha cal, que destroza electrodomésticos en menos tiempo del normal y no se puede beber directamente, “la mayoría de viviendas tienen osmosis o algún tipo de filtro porque el agua es muy dura. Al ducharte se te queda la piel blanca y en verano solemos tener problemas de abastecimiento, los pozos bajan y hay que dar menos presión por la noche, incluso hacer cortes algunas horas. Eso pasó el verano pasado, el anterior, y en general estos veranos tan secos que tenemos”.
“A nosotros conectarnos a la Tubería Manchega nos aporta tranquilidad y calidad. Los vecinos son conscientes, ya veremos lo que tienen que pagar más, pero creo que se compensará por el ahorro de agua embotellada, etc. No está claro el precio final del agua, pero si se tiene que pagar un poco más la gente lo entenderá, aparte del alivio para los acuíferos que supone que dejemos de extraer agua de los pozos”, explica el alcalde.
Ortiz insiste en la idea de “privilegiados” por estrenar la Tubería Manchega, y confía en que pronto esté listo el ramal para conectar a los pueblos del Campo de Calatrava, el más avanzado por las dificultades serias que pasa la comarca desde el verano de 2020, cuando se secó el embalse de la Vega del Jabalón y tuvieron que recurrir a aguas subterráneas. “Ellos saben de lo que estoy hablando”.
El alcalde y el técnico municipal de aguas de Aqualia José Manuel Pliego echan un último vistazo simbólico a la infraestructura de sondeos y potabilizadora que permite llenar los depósitos de agua, en la avenida de las Américas, fuente de quebraderos de cabeza en los último veinte años, quince días antes del estreno del agua. “Bueno, no será automático, primero tendremos que gastar la que tenemos almacenada en nuestros depósitos”.
Pero ¿qué ha paralizado la tubería esta última década? “Por un lado el robo de todo el material. Las instalaciones se abandonaron en 2010, 2011, se dejaron sin vigilancia, y fueron vandalizadas; se desvalijaron tanto las casetas con fibra óptica como la planta de tratamiento de Saelices”, responde el alcalde. También en estos años la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha introducido variaciones en las condiciones del convenio, “han dejado de ser una imposición para convertirse en el resultado de una negociación”.
Seguros de que no les faltará el agua
Con la seguridad “de que no nos faltará el agua”, Pedro Muñoz se prepara para consumir el agua del trasvase para abastecimiento humano en cuando sea posible, pero sin jugársela a esa sola carta. “Si lo apuestas todo por la tubería puede suceder que haya un problema puntual y te quedes sin agua, nosotros necesitamos nuestros pozos, aunque sea como reserva y no vamos a echar a perder nuestras instalaciones”, insiste.
El ramal que se pone en marcha el próximo 29 de marzo, el nororiental, derivará en principio 12 hectómetros cúbicos de agua del trasvase Tajo-Segura para abastecimiento poblacional. Es lo que consumen los 100.000 habitantes de los quince pueblos conectados. El proyecto global de la Tubería Manchega, a desarrollar según las necesidades, está pensando para reforzar el abastecimiento de una población de 450.000 personas de pueblos de Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Albacete, el 20% de los habitantes de Castilla-La Mancha en las próximas décadas.