El Molino Grande ha pasado a formar parte del plan turístico de Manzanares como espacio dedicado al recuerdo, a la historia del cereal y de la gente del campo, al pasado del río Azuer y de la actividad económica generada en esta encrucijada de La Mancha.
El alcalde de Manzanares, Julián Nieva, y el vicepresidente de la Diputación provincial Manuel Martínez López-Alcorocho, acompañados de gran parte de la Corporación municipal, personas ligadas al ámbito cultural, empresarios, representantes de asociaciones de vecinos y la última familia de molineros, han inaugurado este jueves el nuevo espacio museístico.
Con la recuperación de este molino hidráulico del siglo XVI, el Ayuntamiento de Manzanares demuestra una vez más su interés por ser “referencia en el turismo cultural” dentro de la apuesta de la Diputación provincial por ofrecer una propuesta de “integral” en la provincia.
De hecho, Julián Nieva ha destacado que esperan aprovechar la llegada de “más de 200.000 visitantes” en los próximos quince días por la celebración de la Feria del Campo de Manzanares y de la Feria y Fiestas, de manera que habrá visitas guiadas a los cuatro museos.
El segundo museo abierto en apenas unos meses
Tras la inauguración hace apenas unos meses del Archivo Museo Ignacio Sánchez Mejías, el Ayuntamiento de Manzanares, con el apoyo de la Diputación provincial, abre un espacio que permitirá conocer la historia del ser humano ligada al cereal.
Dividido en diez salas, el también llamado Molino Villalta exhibe además la maquinaria del molino hidráulico y la del eléctrico, completamente rehabilitada, entre aperos de labranza y elementos agrícolas donados y cedidos por vecinos del pueblo.
La apertura del Molino Grande ha supuesto una inversión “cercana a los 300.000 euros”, que parte de la legislatura anterior. El primer edil ha reconocido que, “lejos de abandonar” el proyecto impulsado por el anterior Gobierno de Antonio López de la Manzanara, creyó “muy inconveniente” incorporarlo.
Asimismo, este cuarto museo para una población de 18.000 habitantes no será el último, pues Julián Nieva tiene en mente desarrollar el museo de la ciencia propuesto por el científico manzanareño Julián Gómez-Cambronero, aunque no dé tiempo en esta legislatura.
La Diputación apuesta por el turismo
Tras los agradecimientos del alcalde por el compromiso de la Diputación con Manzanares, hasta tal punto que “casi la mitad de las actuaciones” cuentan con su implicación, Manuel Martínez López-Alcorocho ha destacado la “buena ejecución” que realiza el Ayuntamiento de cada aportación.
Asimismo, el vicepresidente de la Diputación provincial ha aprovechado para recordar que Ciudad Real presenta un “incremento en pernoctaciones y visitantes un 10 por ciento superior al resto de las provincias de Castilla-La Mancha”, a lo que contribuyen este tipo de actuaciones.
Junto a las inversiones en obras y en carreteras, Martínez-Alcorocho ha expresado que la Diputación provincial apuesta también por lo agroalimentario y lo turístico, que tanto tienen que ver con la puesta en marcha de este nuevo museo en Manzanares.
La historia del molino
Construido en un desvío del río realizado por la Orden de Calatrava, el Molino Grande llegó a ser el centro neurálgico de la actividad social de Manzanares, cuando el trigo, la cebada y las legumbres eran la base económica y alimenticia de los lugareños.
Además fue uno de los de mayor tamaño de este afluente del Guadiana y es el mejor conservado de los cuatro hidráulicos que existen en el término municipal de Manzanares. Las Relaciones Topográficas de Felipe II ya hacen referencia al molino en 1575 y estuvo activo hasta principios de los años 70.
En los márgenes del afluente del Guadiana, el molino representa el aprovechamiento de los recursos hídricos para la molienda del cereal en La Mancha, en esta “tierra de pan llevar”, idónea para el cultivo de cereales.
Muros de mampostería y tapial encalados, cubierta de armadura de viguetas de madera, arcos construidos en ladrillo. El molino representa la arquitectura propia de la época e incluye un corral empedrado, pozo, cuadras y una cocinilla en la zona destinada a la vivienda del molinero.
El corazón del molino
Las piedras conocidas como solera y volandera representan el corazón del molino, ya que su movimiento garantizaba la molienda del grano a partir de la fuerza motriz generada por el agua. Entre ellos, aparecen numerosos elementos etnográficos, como aperos de labranza, y garantizan un recorrido por las tradiciones. Entre las curiosidades del museo también están dos maquetas pequeñas que reproducen el sistema de rodete y regolfo del molino.
El molino primigenio era hidráulico y de invierno, marcado por la cantidad de agua que discurría por el afluente del Guadiana, aunque con la extensión de la electricidad empezó a tener actividad durante todo el año.
La construcción de la fábrica harinera a principios del siglo XX en Manzanares provocó la disminución de la actividad en el molino, aunque no impidió su conservación hasta hacer posible que hoy los vecinos puedan visitarlo como una forma conocer la historia de sus antepasados.