Antonio G.C., el vecino de Argamasilla de Calatrava que abrió telediarios en agosto de 2016 por recibir a tiro limpio a siete guardias civiles de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) de Ciudad Real que entraron a registrar su casa, se enfrenta a 39 años y tres meses de cárcel en el juicio del caso, todavía pendiente de fecha.
La fiscalía provincial acaba de hacer pública la calificación provisional de los hechos y lo acusada de cuatro delitos de tentativa de homicidio (7 años por cada uno), un delito de atentado en concurso con intento de homicidio (8 años y tres meses), receptación (2 años) y tenencia ilícita de armas (uno).
El fiscal también acusa por residencia grave a su mujer Alegría R.C., para la que solicita cuatro meses de arresto.
Antonio G.R., que también resultó herido en la refriega, salió de prisión preventiva por estos hechos en octubre de 2016, a los pocos meses del tiroteó, pero volvió a meterse en líos y en este tiempo ha vuelto a prisión preventiva por otro caso.
En la recta final más de dos años después
Con la calificación de la fiscalía (el plazo empieza a correr ahora para el resto de partes), el sumario entra en la recta final antes del juicio que se celebrará en la sección segunda de la Audiencia Provincial a partir del año que viene.
En el caso también está persona la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) que ejerce la acusación particular en representación de los agentes heridos, cuatro de ellos por impactos de la munición de la escopeta que utilizó el acusado para disparar.
Disparó por miedo según su defensa
¿Y por qué lo hizo?, según su abogado Miguel López por miedo. “Todavía siente miedo”, explicó el letrado un año después del suceso. Según la defensa el miedo lo empujó a disparar contra los guardias con una escopeta de caza (también tenía un rifle que no usó) y “por miedo” intentó huir por el tejado de su vivienda, una casa de dos plantas de la calle Cantarranas, hasta que uno de los guardias logró atraparlo y reducirlo.
Buscaban armas en su casa
La fiscalía considera probado que el 4 de agosto de 2016, a las 8.50 de la mañana, un operativo de la Guardia Civil de la comandancia de Ciudad Real formado por ocho agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic), más personal de Policía Judicial e Información, rompieron la puerta y entraron en una casa de la calle Cantarranas de Argamasilla de Calatrava para garantizar la seguridad de un registro (simultáneamente se hizo lo mismo en otra vivienda de Puertollano).
Pretendían evitar un baño de sangre entre familias
Los guardias buscaban armas para prevenir un enfrentamiento entre Antonio y los familiares de la pareja de su hija, de Puertollano, todos de etnia gitana que poco antes, en julio, se habían enfrentado a tiros en la misma calle Cantarranas. ¿Les suena?, el último asesinato que se ha juzgado en la Audiencia de Ciudad Real empezó por una reyerta entre familias gitanas enfrentadas por un conflicto que inicialmente fue de pareja, de ahí que el juzgado de Puertollano que se hizo cargo del caso y las fuerzas de seguridad se tomaran muy en serio esta disputa.
Dos tiros de escopeta
La unidad de la Usecic designada para hacer el registro en Argamasilla entró de ese modo anunciando con un sonoro “Guardia Civil” quienes eran. No les dio tiempo a más, empezaron a recibir tiros en el mismo pasillo de entrada desde la cocina, en la que según considera probado la fiscalía se encontraba el acusado, que disparó dos veces con una escopeta de cartuchos paralelos. Los agentes, que cayeron al suelo según avanzaban por el pasillo, repelieron la agresión con siete disparos más y refugiándose en las habitaciones.
Antonio G.R., que intentó huir por el tejado, fue reducido al final por uno los guardias que además se encargaron de que la mujer, sus dos hijas y un menor no sufrieran daño alguno.
También tenía un rifle que no usó
En la casa se requisaron las siguientes armas: 7 botellas de aire comprimido para armas de aire, 15 cartuchos metálicos de calibre 270 WIN FC, 50 cartuchos de calibre 22 dentro de su caja, 20 cartuchos metálicos de calibre 9.3x62mm, un cargador de rifle para calibre 9.3x62mm, un rifle, 33 cartuchos metálicos de calibre 270 WIN SB, 23 cartuchos metálicos del calibre 12 A.
Antonio G.R., de unos 60 años ahora, ni siquiera tenía permiso de armas. La primera licencia que tuvo, que ampara escopetas, le tuvo que ser suspendida.