En Ruidera, con algo más de 500 habitantes, la principal incidencia que ha habido con la crisis sanitaria del coronavirus ha sido la llegada de senderistas para recorrer los caminos del parque natural de las Lagunas de Ruidera y la llegada de personas llegadas de Madrid, que tienen su segunda vivienda en las urbanizaciones que hay en el entorno del paraje natural.
La alcaldesa de Ruidera, Josefa Moreno, considera que este proceso de llegadas se tenía que haber cortado desde un principio, aunque reconoce que la ahora la situación está ya más normalizada, aunque entiende que era la primera zona sobre la que se debería haber actuado.
La llegada de senderistas fue importante, sobre todo, el pasado fin de semana, horas antes de que se decretara el estado de alarma por la crisis del coronavirus. Ahora, señala, esas personas han desaparecido de la zona y no se les ha vuelto a ver.
Con respecto a las personas que han venido a ocupar sus segunda vivienda en el entorno del parque natural, Moreno reconoce que están respetando el confinamiento en sus casas, como el resto del pueblo, saliendo solo a los comercios que tienen permitida su apertura: alimentación, farmacias, bancos, etc.
Entre la población autóctona, Moreno reconoce que, como en otras localidades, la gente se ha ido tomando en serio las medidas según ha ido pasando el tiempo y se ha ido constatando la gravedad de la situación.
Hasta ahora, cuenta Moreno, en el pueblo no habido muchos afectados, hasta hoy, dos y hoy puede se haya sumado un tercero, no descartando que los contagiados pueden estar relacionados con la llegada de gente de fuera Cuando empezó a llegar gente de fuera, incluso antes del decreto los bares del pueblo cerraron por su cuenta como medida de prevención.
Desde del Ayuntamiento, explica la alcaldesa, también se ha procedido a cerrar todos los edificios que de él dependen, incluida la propia Casa Consistorial, donde van algunos trabajadores, de manera individual o escalonada, respetando las distancias de seguridad cuando coinciden más de uno.
Mascarillas
Como muestra de implicación de la gente, ante las dificultades para obtener mascarillas y guantes, la alcaldesa cuenta que gente del pueblo, voluntarios, se están ofreciendo para hacer mascarillas de tela, además de ofrecerse a echar lejía y otros productos de limpiezas para limpiar las zonas más visitadas.
Cada dos días, explica, se limpia todo el pueblo y, todos los días, se limpian las puertas de los establecimientos que permanecen abiertos al público: médico, estanco, gasolinera, etc.
Geacam
Como trabajadora de Geacam, miembro de una patrulla contra incendios, la alcaldesa destaca también el papel que se hace desde aquí en este tiempo.
En ese sentido, señala el trabajo que están llevando a cabo para ayudar a limpiar las calles de pueblos de Ciudad Real y Castilla-La Mancha, donde se les llama, labor que considera que “es importante, al igual que la ayuda que se presta a mayores llevándoles comida y medicamentos”.
En Ruidera, en estas mismas labores, destaca también la labor que están haciendo los voluntarios de Protección Civil, prestándose también a hacer mascarillas, algo por la que la alcaldesa dice sentirse “especialmente agradecida”.