Inmaculada Palacios, directora del Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) “Félix Grande” de Tomelloso, un centro con 300 matrículas este curso, reconoce que el trabajo en su centro durante este curso ha tenido la participación de todos y así lo entiende el equipo directivo que dirige. “Hemos tenido refuerzos en cupos, en profesorado y refuerzo del servicio de limpieza (…). Se han ido dando circunstancias que nos han ayudado a sacarlo adelante. Ha sido intenso, porque estamos agotados, pero el resultado ha sido satisfactorio”, explica a este digital con quien comparte algunas de sus reflexiones sobre los aspectos que hemos aprendido durante la pandemia como la importancia de la escuela y de la actividad docente y la responsabilidad de las familias y los alumnos.
“Las familias entendieron desde el inicio que no podían entrar el centro, que debían dejar a sus hijos en la entrada y confiar en los profesionales al cien por cien. Volver a esa confianza, creo que nos lo ha dado esta situación de pandemia”, cuenta en esta entrevista con la que pretendemos mostrar la respuesta de la #enseñanzafrentealacovid a través de la experiencia que aportan las directoras y directores de los centros educativos de la provincia.
PREGUNTA.-¿Cómo han vivido en su centro este curso?
RESPUESTA.- Hemos tenido que adaptarnos a la realidad que vivimos, entendiendo que la escuela tenía que estar abierta. Los chicos venían de un confinamiento y la única manera de volver a la normalidad era con la escuela abierta de ahí que adoptáramos todas las medidas que fueran necesarias para garantizar el derecho a la educación con calidad y otras características que antes se nos escapaban como el servicio con un carácter presencial. Los docentes no nos habíamos planteado dar clases telemáticas y cuando lo hemos hecho nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene en la educación –al menos en los primeros niveles- el contacto humano.
No solo es la enseñanza académica del alumnado sino la enseñanza integral y eso no se consigue si no tenemos enseñanza presencial. Nuestra prioridad es que los chicos y las chicas volvieran a la escuela.
P.- ¿Algunas clases han sido online?
R.- No, salvo en casos excepcionales cuando los chicos estuvieron confinados por dar positivo en Covid o estar en contacto quienes lo eran que, afortunadamente, han sido muy pocos los casos. Nosotros no hemos tenido el escenario de la semipresencialidad.
P.- Para que las clases se desarrollaran con garantías sanitarias la organización del centro habrá sido determinante.
R.- Efectivamente. Ha tenido que funcionar todo como un reloj. Hemos cambiados los accesos y salidas del centro y los hábitos que teníamos adquiridos en cuanto a relaciones humanas, ventilación, grupos y horarios y utilización de los patios. Cuando la administración nos planteó cómo volver a las aulas en función de las características de los centros nos pusimos a trabajar con las posibilidades de cada centro para que todo funcionara perfectamente, haciendo un planteamiento con las familias. Esto no lo hubiéramos podido hacer sin contar con su colaboración, primordial para comenzar y mantenernos durante el curso.
P.- ¿Cómo han logrado la respuesta de un alumnado de educación infantil y primaria?.
R.- En colaboración con las familias. Alumnos y alumnas sabían que había un bichito que nos estaba haciendo mucho daño y a partir de ahí hemos enlazando unos acontecimientos con otros para que fueran conscientes de la necesidad de estar separados y cumplir las normas.
A los docentes nos ha sorprendido la gran capacidad de adaptación que tienen los niños. Es brutal. Desde el principio respetaron las normas, entraban al centro en fila, sabían que en el patio solo podían estar con los niños de su aula y no estar ni con el hermanito ni ir buscar a otros niños.
En cuanto a la rutina de lavado de manos y la distancia lo han interiorizado muy bien y no ha supuesto una dificultad adicional. Lo han puesto fácil. Ha sido sorprendente cómo los mayores de 6 años han aguantado con la mascarilla, incluso en educación física –al aire libre-.
P.-¿Han vivido situaciones difíciles?
R.- Hemos tenido confinamientos puntuales, salvo cuando tuvimos un clase de infantil confinada al ser un aula burbuja. Especialmente complicado fue el pico posterior a la Navidad –enero-febrero- cuando se contagiaron dos compañeros y, ahí, pudo haber una mayor dificultad, pero no solo en la escuela. El temor era común ya que estábamos en el pico de la ola y no sabíamos cómo se iba a desarrollar. Afortunadamente en la escuela no hubo más contagios.
Hay que tener en cuenta que los chicos han pasado el curso sin actividades extraescolares y sabían que solo podían ir a la escuela sin jugar al fútbol, balonmano o asistir a las actividades de pintura o música. De todo el curso, quizás en esas fechas hubo mayor temor. No obstante, el cole ha funcionado como una realidad paralela cuando se cerraban las puertas; hemos intentado que asumieran las circunstancias, pero con un desarrollo escolar lo más normalizado posible.
P.- Como directora del colegio, ¿cómo encara el próximo curso tras la experiencia pasada?
R.- El año pasado acabamos el curso en unas circunstancias rarísimas y durante el verano fuimos aplicando la normativa que dictaron las autoridades educativas. Era vital que en septiembre supiésemos lo que íbamos a desarrollar y cómo lo íbamos a hacer.
El apoyo que nos ha dado la Administración ha sido importante. El servicio de Inspección ha estado siempre ayudando y asesorando de la misma forma que administración en general. Inicialmente no sabíamos con qué recursos íbamos a contar, pero poco a poco la administración regional se fue adaptando a la situación y nos ha provisto de recursos necesarios para llevar a cabo las medidas. Y eso ha sido un alivio.
Un trabajo de todos
Ha sido un trabajo conjunto de todos. Desde nuestro equipo directivo así lo hemos entendido. Hemos tenido refuerzos en cupos, en profesorado, en el servicio de limpieza por parte del Ayuntamiento y de la Diputación. Se han ido dando circunstancias que nos han ayudado a sacar el curso adelante. Ha sido intenso, porque estamos agotados, pero el resultado ha sido satisfactorio.
Insisto, el apoyo de las administraciones, local, provincial y regional ha sido vital para sacar adelante la situación.
P.- Qué ha aprendido la comunidad educativa, la sociedad, de esta situación tan compleja que ha provocado la pandemia.
R.- Hemos aprendido a volver a valorar la importancia de la educación, la importancia de la escuela y lo que significa para los chicos y las chicas. Cuando han estado en casa, las familias hemos visto la necesidad que tenían de relaciones humanas, de estar con sus maestros.
También hemos aprendido a valorar la actividad docente que va más allá de la pura enseñanza académica. También el trabajo en equipo; que la escuela no funciona sin las familias y éstas sin aquélla. Las familias entendieron desde el inicio que no podían entrar el centro, que debían dejar a sus hijos en la entrada y confiar en los profesionales cien por cien. Volver a esa confianza, creo que eso nos lo ha dado esta situación de pandemia.
También la humanidad. Dar valor a las cosas que lo tienen como haber pasado meses sin poder abrazar a los abuelos. Eso lo han vuelto a valorar. Esta situación ha calado más en los chicos que en los mayores. Con todo, me quedaría con esa parte humana y positiva de reconexión de la sociedad con la educación, en la parte que me toca como docente y directora del centro.
P.- ¿Qué aspectos ha dejado la pandemia para quedarse?
R.- Nos ha dejado los protocolos de higiene sanitaria para cuando vayamos a un centro público (lavado de manos y distancia) al margen de si nos podemos quitar las mascarillas. También la atención de forma telemática, que facilita los trámites con las familias. Los accesos con cita previa para evitar aglomeraciones en los espacios públicos Creo que todo esto ha venido para quedarse, nos hace ser más funcionales en el día a día y se quedarán. Como el uso de la mascarilla puntualmente.
P.- Y el profesorado, ¿cómo ha salido de este sobresfuerzo?.
R.- Antes de que llegue septiembre los equipos directivos hacemos un trabajo previo para tenerlo todo a punto cuando se abra el centro. Pero este año era mucha la responsabilidad: íbamosa recibir 300-400 alumnos, compañeros nuevos y me sentía, como directora, responsable de su salud y de su seguridad.
He recorrido el centro sola mirando puertas y buscando cómo podía hacer los accesos y que todo funcionara como un reloj. La presión psicológica es mucha y también la física al darse situaciones complicadas como cuando te llama el rastreador alertando de algún positivo o contacto con uno de ellos en un aula de infantil, y lo que supone comenzar la cadena de rastreo y esa tensión te la vas llevando en la mochila.
Estoy muy agradecida al servicio de rastreadores del Hospital de Tomelloso del que hemos tenido una atención continuada y ha funcionado estupendamente lo que no quita que había que estar disponible. Día a día lo es, pero en esta situación de pandemia era complicado por el mpacto que ha tenido Tomelloso. Esta ciudad ha sufrido mucho y veníamos de pérdidas de familiares de muchos de nosotros y afrontar esa situación era complejo.
Apoyo y trabajo en equipo
Ha sido muy importante el apoyo de todos y al trabajo en equipo tanto a los compañeros definitivos como a los interinos, cuya labor ha sido encomiable. Hemos trabajado con compañeros que no conocíamos y seguimos sin conocer porque no les hemos visto la cara durante todo el curso.
Cuadrar un equipo humano en un trabajo tan complejo, con gente que no conoces y con la que no pueden tener un contacto directo, también ha sido difícil, había que trabajar el doble al no poder reunirlos a todos y la comunicación ser a través de la pantalla a lo que se suma lo que les ha costado conocer a los chicos.
Si. Ha sido complicado, pero nos quedamos con la parte positiva: ha sido satisfactorio porque hemos conseguido no cerrar los colegios y eso es muy importante
P.-¿Qué le preocupa de cara al próximo curso?
R.-Como ciudadana me preocupa que esto no acabe y que nos relajemos. Hay que volver a normalidad, pero con cautela, sin prisa, con prudencia. Otros aspectos ya no me preocupan tanto porque ya tengo una experiencia positiva.
Tenemos que mantenernos respetuosos con el virus, quitar miedos si, pero no perderle el respeto. Ójala y el año que viene ya no tengamos esta preocupación sino la de infraestructuras o rendimientos académicos.
