El peón de una finca de Torre de Juan que se autoinculpó en 2014 de matar de un disparo accidental al lince Kenitra, al que confundió con un zorro, podría ser condenado a 2 años de cárcel y a cuatro de inhabilitación para la caza.
Lo ha pedido esta mañana en el juicio la organización Ecologista en Acción, que entiende que el empleado es autor de un delito contra la fauna del artículo 334 del Código Penal, por dolo eventual, en contra de la fiscalía que solicita el sobreseimiento del caso, en sintonía con la defensa.
“Lo que nosotros decimos es que los responsables de la finca Fuente del Campo sabían que en Navarredonda, a siete kilómetros, se habían soltado linces unos meses antes y aun así asumieron el riesgo de organizar un rececho de zorros al caer la tarde, cuando ya no se veía”, explica Carmen Daimiel, abogada de los conservacionistas.
En penumbra cuando disparó
El informe del Seprona que recibió el aviso de la muerte del animal (llevan localizador GPS) constata que a la hora del deceso, sobre las siete y media de la tarde en otoño, apenas se veía y era fácil confundir a un lince con un zorro o cualquier otra pieza.
El acusado, E.E.P., ha explicado que días anteriores estuvo viendo zorros por la zona y ha insistido en que “disparó para matar un zorro”, y que nunca había visto linces por allí, que en octubre habían pasado apenas cuatro meses de las primeras sueltas.
La Junta tampoco se ha personado en este caso
Ecologistas en Acción, que ejerce la acción popular en este caso en el que no está la Junta de Comunidades, que es la principal perjudicada (cada ejemplar está valorado en 90.000 euros por lo que se invierte en su recuperación) ha tenido que renunciar a la responsabilidad civil, y desistir de reclamar 180.000 euros para el Gobierno autonómico. “Al no ser perjudicados directos no se nos ha permitido seguir adelante con esta pretensión”, aclara la letrada.
De julio a octubre, cuatro meses de campeo
Kenitra, un macho del centro de cría de La Olivilla del proyecto Life Iberlince en el que participa el Gobierno de Castilla-La Mancha, fue liberado en julio de 2014 en la finca Navarredonda de Almuradiel. Cuatro meses después, el 22 de octubre, murió en lo que eufemísticamente se denominó “una acción cinegética” que investigó el Seprona.
Fue el segundo ejemplar de los recién liberados en la comunidad autónoma muerto por el hombre en un año en el que murieron dos linces más uno por un lazo sin freno (ya juzgado) y otro de un golpe que no se esclareció.