Tenemos toreros

Plaza de toros de Herencia (Ciudad Real). Novillada sin picadores dentro de la Feria y Fiestas de la Virgen de las Mercedes. Media entrada.

Se lidiaron erales de Alcurrucén, de juego variado. Mejores los cuatro últimos. Tercero y sexto fueron premiados con la vuelta al ruedo.

Raúl Puebla: dos orejas y oreja. 

Israel Aparicio: oreja y oreja.

Javier Fernández: dos orejas y dos orejas y rabo.

Los tres novilleros salieron a hombros junto a Teo González, mayoral de Alcurrucén.

Varios festejos celebrados este año en la provincia de Ciudad Real han arrojado resultados susceptibles de reflexión. Fue el caso, por ejemplo, del festival celebrado a principios de temporada en la plaza de toros de Las Virtudes, o de otros festejos menores que han acaparado la asistencia de un mayor número de espectadores que en años anteriores en esos mismos cosos con carteles de mayor categoría administrativa. Y quizás ese sea el camino. Sembrar con festejos menores para poder recoger pasado el tiempo en otros de mayor relumbrón.

Ayer, en Herencia (Ciudad Real) se presentó Javier Fernández, un incipiente novillero de la localidad que, junto a sus dos compañeros de terna, Raúl Puebla e Israel Aparicio, congregó  media entrada real, y creó un ambiente altamente favorable, poniendo de manifiesto la importancia de contar con toreros de la tierra, independientemente de si llegarán a matadores de toros o, casi quiméricamente, a figuras del toreo.

Raúl Puebla anduvo entregado con su lote, logrando lo más destacado en una serie por el pitón derecho en el primero, una vez que se convenció de que ligar los muletazos favorecía el desorden en las acometidas de su antagonista. Cuando los dio de uno en uno las embestidas se acompasaron, al igual que su toreo.

Israel Aparicio, de Arenas de San Juan (Ciudad Real) dio un paso más en su evolución, llegando a codillear en su primero, ajustando la embestida de su correoso primer novillo, que llegó a voltearlo sin consecuencias. Más brillante anduvo frente al buen quinto, al que recibió aporta gayola, y al que instrumentó un trasteo encajado y de alta nota por momentos, excepto a la hora de manejar los aceros, con los que falló en su lote. Tiempo habrá de mejorar en este aspecto. Lo más importante, en este incipiente umbral, es demostrar valor y ciertas cualidades; y lo demostró; además de querer un hacer un estoico toreo más que interesante.

El local Javier Fernández intentó hacer muchas cosas en el tercero de la tarde, el de su debut frente a sus paisanos. El de Alcurrucén metía la cara pero le faltó recorrido, como faltó metraje en el recorrido de la muleta del ciudarrealeño. Mucho más brillante anduvo con el buen sexto, premiado con la vuelta al ruedo y al que tumbó de un espadazo, paseando su rabo.

Conclusión: tenemos toreros, aunque todavía estén sin picadores.