Afortunadamente hay toreros jóvenes. Incluso podríamos decir que muchos, a pesar de las trabas sociales directas o indirectas que nuestros adolescentes encuentran al decidirse por una vocación que, por desgracia, o no está bien explicada o no es bien entendida.
El torero que ocupa el presente reportaje de campo en la sección Toros de lanzadigital.com no es un recién alternativado, ya que recibió el doctorado como matador de toros en 2012. Sin embargo no es un torero que se haya prodigado –a su pesar- demasiado. Además, a David Galván le han castigado los toros con dureza. Hasta once veces ha resultado herido; incluso podríamos calificar algunas de las cogidas como realmente espeluznantes. Pero no hablaremos aquí de la tragedia. Hoy no toca. De lo que queremos hablar es de la ilusión que un torero gaditano, de San Fernando, despierta en la afición merced a un toreo de gran plasticidad, de mentón hundido y cintura rota que, para más datos, es apoderado por un ciudarrealeño como Ángel Lillo desde finales del pasado año.
El pasado sábado asistimos a un tentadero en casa de la familia Gallego. El principal reclamo lo sustentaba, precisamente, David Galván, quien hará el paseíllo este sábado, 27 de enero, en la primera feria del año en España, la madrileña de Ajalvir. Allí pasaportará un encierro de López Gibaja junto a Sánchez Vara y Joselillo. Un primer toque de atención para uno de los toreros que este año puede dar que hablar. Calidad para ello tiene. Sobrada. El tiempo lo dirá.