Hace 133 años 53 personas fallecieron al descarrilar el tren en el que viajaban en el puente de Alcudia, situado entre las estaciones ferroviarias de Chillón y Almadenejos, a causa de un sabotaje en unos momentos de gran convulsión social que, sorprendentemente, recuerdan a los actuales.
De ese atentado, que quedó sin resolver, sólo se acuerdan los habitantes de la zona de Almadén y los miembros del Regimiento Castilla al que pertenecían los 53 soldados fallecidos, indicó Francisco Muñoz de la Nava Torres, que presentó este miércoles en el antiguo Convento de la Merced la novela ‘El puente de los soldados’, que saca a la luz unos hechos históricos “tapados” en su origen y más tarde olvidados, apreció José Luis Sobrino, responsable de la Editorial Serendipia, que publica esta obra “rabiosamente realista” que retrata la España de finales del siglo XIX en la que se aprecian muchos paralelismos con la de 2017.
“En una España con un rey Borbón que está a punto de dejar el reinado y un bipartidismo que se va turnando en el poder”, existe una importante crispación social y aparece un nuevo partido político encabezado por Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, que trata de que las cosas cambien, al tiempo que existe “una parte de España con deseos de segregarse y al final lo consigue como fue Cuba”, expuso Muñoz de la Nava, que muestra en la obra cómo era la situación en la España del 27 de abril de 1884, fecha de elecciones generales y en torno a la cual se produjeron múltiples sabotajes en la red telegráfica y en tres puentes por los que circulaba el tráfico ferroviario: Uno el de Alcudia, y los otros dos en la provincia de Gerona y en la línea de Valencia a Tarragona.
Más que cambiar la intención de voto, el cual era ejercido sólo por “los varones de más de 24 años que pagasen unos impuestos elevados por fincas urbanas o rústicas”, lo que buscaban estos sabotajes era incrementar la crispación para que el pueblo se movilizara y se alentasen cambios revolucionarios. Detrás de los sabotajes pudieron estar los anarquistas en un momento en el que, por otra parte, los republicanos no tenían opción de llegar a las urnas y en el que se reclamaban relevantes transformaciones, entre ellas, la de posibilitar que los trabajadores y las mujeres pudieran votar.
Los soldados que viajaban en el tren que descarriló en el puente de Alcudia son los grandes protagonistas de esta novela histórica de Muñoz de la Nava sobre un trágico suceso en una línea férrea por la que circulaban normalmente trenes con apenas diez o quince pasajeros, que “no era rentable” por el escaso número de viajeros y que precisamente el día del sabotaje contó con un tren de más de 200 personas, sin que se haya podido esclarecer si el atentado se planeó sobre ese convoy en concreto o el primero que llegase.
En la obra de Muñoz de la Nava prima el dato, el rigor y el realismo, hasta el punto que podría ser un ensayo de investigación, y la parte novelada lo único que hace es articular los momentos, resaltó Sobrino, que aseguró que se trata de un libro ameno, fácil de leer y de ágil ritmo.