El primer día del mes de noviembre se celebra el Día de todos los Santos. La tradición se caracteriza además de la visita a los cementerios, por la exquisita repostería que se elabora para este día, huesos de santo, buñuelos de viento, pestiños o dulce de membrillo son los más habituales de encontrar en estas fechas.
Los mazapanes, junto al turrón, están vinculados en nuestra cultura a las fiestas navideñas. Sin embargo, no sólo se consumen en esa época. Esta golosa mezcla de almendra molida y azúcar es una pasta muy moldeable antes de ser cocida, con unas propiedades parecidas a las de la plastilina. La tentación de hacer figuritas con ella es frecuente y los artesanos han creado formas de lo más variado.
Esto lo sabe bien la familia Cruz Arribas, propietarios de la empresa malagonera Dulymaz, que llevan desde el mes de agosto trabajando “a toda máquina”, con un equipo de 35 personas, para elaborar los más exquisitos mazapanes. En este frenesí de campaña navideña hacen un alto para elaborar Huesos de Santo que, según explica José David Cruz Arribas, están confeccionados únicamente con almendra y azúcar, al más puro estilo tradicional, con una calidad suprema.
Así, en esta fábrica de Malagón se moldean con mucho mimo y esmero, y de forma muy tradicional, estos huesos de mazapán con el fin de hacer la “competencia” a los buñuelos en el día de difuntos. Cruz Arribas explica que, a lo largo de todo el año, elaboran miles de kilos de estos “huesitos” huecos que venden a los obradores que son quienes, posteriormente, los rellenan de batata, chocolate, crema… en una apuesta por la innovación de este dulce tan clásico y como una forma más atractiva, sobre todo para la gente joven, de consumirlos.
Además, este año han preparado 800.000 unidades de estos dulces ya elaborados, rellenos de yema, chocolate, frambuesa, batata y chocolate Kinder, que posteriormente venden a grandes y pequeñas cadenas de distribución por toda España.
De forma totalmente artesanal
Para elaborar la masa del mazapán en esta fábrica malagonera sólo se emplea almendra nacional, procedente de Levante, Murcia, Castellón, Granada Lleida y algo de Extremadura, y azúcar.
La masa lleva la misma cantidad de azúcar que de almendra. Y en cuanto a su elaboración se realizan casi de forma manual. La almendra partida pasa por una refinadora donde se mezcla con el agua y el azúcar. Así sale una pasta que se va triturando con rodillos de piedra hasta conseguir que sea muy compacta.
Posteriormente, y de forma casi manual, se le da la forma deseada, en este caso de “huesito”, se cuecen, se rellenan, o se dejan huecos si es para la venta a obradores, y se envasan.
El resultado, unos huesos de santo deliciosos para disfrutar el día primero de noviembre.