De positivo califica el presidente de la Asociación Cultural Club de Vinos de Ciudad Real (ASCUVICR), Cristóbal Luque, el balance del algo más de medio año que lleva al frente de la entidad, cada vez más presente en la sociedad, con más perspectiva y capital social.
El programa diseñado por la nueva directiva no hace más que sumar éxitos y ampliar los ejes de acción asentados desde su creación, “a los que hemos dado continuidad”.
El objetivo, según Luque, es que las catas, las conferencias de expertos o los viajes enológicos transciendan en la sociedad como un patrimonio histórico y una seña de identidad cultural desde los ancestros, en cuyo entorno se han conformado formas de vida y sistemas de valores. No sólo es una bebida para consumir, argumenta, sino un producto alimentario ligado a los orígenes de la humanidad que ha inspirado las relaciones entre los pueblos.
Esta filosofía es la que nutre todas las acciones de la entidad y que, en el primer semestre, ha celebrado con un programa muy intenso para contrarrestar de alguna manera el descenso sostenido en el consumo del vino en España. En concreto, en 2018 cayó en un 2,8%, según el informe del consumo alimentario de ese año, con una ingesta de 7,89 litros por persona y año.
Luque apunta a la necesidad de que los jóvenes conozcan y se involucren en la cultura del vino, no sólo como elemento socializador en el ocio, sino como fuente de tradición, de fábulas y obras de arte, además de ser soporte económico en territorios como Castilla-La Mancha y Ciudad Real.
Fenavin
Además de sus catas periódicas y los viajes enoturísticos (en estos meses a Tomelloso, Carrión de Calatrava o Ronda -Cádiz-), las actividades del club han estado vinculadas de manera primordial a la Feria Nacional del Vino (Fenavin), en cuyo marco “hemos hecho un trabajo grande”.
Luque destaca la campaña ‘Menús mejor con vino’, desarrollada con el patrocinio de la Diputación provincial y la colaboración de la Asociación Provincial de Hostelería, para divulgar el consumo a través del descorche. “Fue muy interesante y participaron veintiséis establecimientos, en los que el público podía llevar su botella de vino al restaurante para consumirlo con el menú sin coste del descorche”.
De la misma manera, a tenor de un convenio con la Universidad de Castilla-La Mancha “para atraer a los estudiantes a la cultura del vino”, desarrollaron una actividad con alumnos de Químicas, más relacionados con la investigación enológica y la transformación de los alimentos.
Estos actos dentro de Fenavin sirvieron para “sembrar” y “acercar” un producto que ha vertebrado a la humanidad y sus diferentes etapas, tal como reflejan los hallazgos arqueológicos e históricos, que evidencian la importancia del vino en el consumo alimenticio de las élites de los primeros pueblos que poblaron la Península.
En concreto, celebraron una visita a la exposición ‘Vinum, vita est’ en el Museo provincial de Ciudad Real y posteriormente un taller básico de cata, “para que apreciaran las cualidades” de los caldos, además de una ruta por algunos de los puestos de la feria con los que previamente habían concertado su presencia, para finalizar con otra cata en el pabellón de Liberbank.
Igualmente, esta agrupación de amantes y defensores de la historia del vino también otorgó dentro de la feria menciones a Liberbank, por su apoyo al club, y a la Cooperativa Nuestra Señora de la Estrella y La Humildad, cuyos vinos fueron los mejor puntuados por los catadores de la entidad.
Esta línea de trabajo tendrá continuidad, explica Luque, y por ello está en contacto con la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos, donde se va a impartir desde el próximo curso el Grado de Enología, y también con los dirigentes económicos de la Universidad, para poner en marcha después del verano un ciclo de conferencias.
El ámbito bodeguero va a ser otro de los aliados de la ASCUVICR, a través de colaboraciones y visitas a sus infraestructuras, no sólo para probar los caldos que producen, sino para compartir jornadas en la que se hable de la historia en el mundo del vino y su llegada y desarrollo en Ciudad Real.
“El Campo de Calatrava, con bodegas Naranjo o Pago del Vicario, es un referente”, sostiene Luque y podría ser un punto de partida para que historiadores como Jesús Carlos Cantero, miembro del club, hable de este producto tan importante en la comarca. Estos encuentros se desarrollarán en otoño y estarán abiertos al público en general.
Otras acciones que están perfilando es acudir a vivir una vendimia en directo y la posterior elaboración de los caldos, “y si nos podemos manchar las manos, pues mejor”.
Semana del vino
Otra de las actividades en las que ha colaborado el Club de Vinos en este 2019 en este semestre fue la segunda edición de la Semana del Vino, organizada por el Ayuntamiento capitalino, con innumerables actividades. El objetivo fue acercar el patrimonio vinatero al público en general, potenciar la industria vitivinícola y unir la cultura de vino con la promoción económica.
Tampoco han faltado las catas con vinos nacionales o internacionales o un viaje a la finca Dehesa del Carrizal en Retuerta del Bullaque, junto a la Asociación de Catadores de Socuéllamos.
También para noviembre tienen en cartera organizar, en colaboración con profesionales médicos, una conferencia relacionada con la salud y así “destacar el aspecto cardiosaludable del vino” y su posición como producto alimentario de base alcohólica. Para Luque es necesario que “se proteja como tal”, dado que tiene componentes nutricionales que proporcionan energía, herramientas sociales, porque promueve las relaciones entre las personas y transmite cultura, así como mejora la salud emocional.
Socios
La base social del club está aumentando, con casi 160 asociados, tras crecer en cerca de un 10%. Luque celebra esta sintonía y atracción de nuevos socios, aunque apela a los criterios que promueven su razón de ser. “Cuantos más seamos, mejor”, aduce, pero quienes se apunten tienen que saber qué es el club y la filosofía que compartimos en su seno”.
“No somos un club de amigos, de consumidores o bebedores del vino, somos personas que compartimos la cultura del vino, la historia que se ha ido generando a lo largo de los siglos”, subraya, para agregar que “hay que ser conscientes del protagonismo del vino en las formas en cómo nos relacionamos”.
El vino está presente en los brindis de los cumpleaños, en las celebraciones familiares, en las formas de entretenimiento, incluso en los momentos tristes. “Tiene una gran repercusión en la vida social de las personas”, además de una derivada a nivel económico y de vertebración del territorio en Castilla-La Mancha. “Muchas personas viven del sector, desde los viticultores, a los bodegueros o comercializadores”, reflexiona Luque, para quien también el paisaje “está determinado por las viñas”.
También es positivo el cultivo de la vid en el ámbito rural, por su importancia social, cultural y económica y, como tal, “fija población”.
Grado de Enología
Respecto al Grado de Enología que se pondrá en marcha desde septiembre en la UCLM, tras ser aprobado por el Consejo de Gobierno, para Luque “es una gran noticia y una alegría”, dado que supondrá, en su opinión, “un gran revulsivo” para el sector.
“Cuántas más personas hablen de vino, mejor, y además los estudiantes serán futuros consumidores y ayudarán a transmitir la cultura del vino”.
Atraer a los jóvenes con historia, paisaje y terroir
“El tema de fondo es que los jóvenes descubran qué hay detrás del vino, como fruto de una cultura global, con componentes sociales, culturales y económicos, y transversales en la sociedad”.
En el vino “hay valores, historia, tecnología, cultura, terroir (es la suma del clima, suelo, variedad de uva y disposición del viñedo) y paisaje, y eso nadie nos lo ha inculcado, no hacemos proselitismo, y es una pena tendría que estudiarse desde las escuelas”.
El presidente del Club de Vinos de Ciudad Real, Cristóbal Luque, insiste en atraer a las nuevas generaciones a una entidad “que no somos solo consumidores”, sino “que compartimos ideas en torno a la cultura del vino”.
En este punto podría retomar una de las ideas “bonitas” que se planteó cuando fue elegido, como sería conformar una ruta por los bares, con el fin de “probar vinos y comentarlos” y tener la oportunidad que las personas de menos edad conozcan “las nociones básicas para saber catar” y de paso “desmitificar el esnobismo que lo rodea”.
Según Luque, hay unos conceptos mínimos del argot del vino que hay que divulgar “sin tecnicismos” para poder entender la descripción de la etiqueta y para llegar a todos los estratos de población.
