Hace ya 30 años, cuando la Consejería de Cultura no tenía aún competencias en materia universitaria, sus esfuerzos se concentraron en las ayudas a alumnos de la Universidad de Castilla-La Mancha mediante la creación de infraestructuras que facilitasen su acceso. Las residencias universitarias se desarrollaron en las ciudades donde estaba implantada la universidad facilitando a los alumnos unas condiciones económicas que permitiesen su estancia. Se construyeron nuevas residencias o se rehabilitaron las antiguas que existían en diferentes poblaciones creando así una red se alojamientos para universitarios que ofrecían las adecuadas condiciones de estancia a la vez que se trataba de impulsar una actividad cultural y de convivencia en esos centros.
Las viviendas universitarias
Uno de los proyectos que se desarrolló en ese contexto fue el de las viviendas universitarias, conjuntos de viviendas que ofrecían una solución diferente a la de las tradicionales residencias. Grupos de viviendas para cuatro personas con espacios de estar, cocina y servicios que se agrupaban con elementos comunes para el conjunto de viviendas que integraban el proyecto. La idea se desarrolló en Albacete y Ciudad Real con grupos de viviendas en cada localidad.
Las viviendas de Ciudad Real se localizaban en una parcela colindante con el campus universitario permitiendo así una cercanía total a los centros universitarios de la ciudad. Viviendas que ofrecían a 209 alumnos la posibilidad de residencia a precios muy competitivos y con condiciones de residencia atractivas. Espacios comunes situados en la planta baja del conjunto permitían también servicios para toda la comunidad y espacios de convivencia e intercambio entre todos los residentes.
Un proyecto singular diseñado por el arquitecto Ramón Ruiz Valdepeñas con escaleras de planta circular que daban acceso a dos viviendas en las diferentes plantas. Las viviendas estaban diseñadas según los estándares de las viviendas de protección oficial con noventa metros cuadrados útiles, cuatro dormitorios individuales, salón estar, cocina y dos baños. El diseño permitía unas buenas condiciones de iluminación y ventilación de todas las habitaciones. Durante años, la buena gestión de la Consejería de Cultura y la excelente actividad de los equipos de dirección permitieron que las instalaciones funcionaran de forma óptima al servicio de los universitarios que residían en las mismas.
El proyecto de viviendas universitarias
La residencia Francisco Nieva fue un proyecto promovido en su momento por la Consejería de Cultura de la JCCM y financiado por la de Obras Públicas. La planta general del conjunto tiene una forma triangular que se adapta al solar existente con un elemento fundamental en forma de L donde se localizan las viviendas y un cierre en su frente con una estructura metálica y algunos elementos comunes. El modelo planteado era el de viviendas de cuatro dormitorios con salón, dos cuartos de baño y cocina con las superficies de las viviendas de protección oficial (90 m2). Se planteaba así un modelo de residencia universitaria diferente con un tipo de vivienda compartida por cuatro estudiantes.
La solución más abundante, en el conjunto del proyecto, es la de viviendas con acceso por un vestíbulo con la cocina en uno de sus lados, un gran espacio central salón estar y cuatro dormitorios en sus extremos con dos baños entre cada dos de ellos. Todas las habitaciones tienen iluminación y ventilación exterior y el salón una zona de terraza en uno de sus frentes. En las esquinas de la zona triangular una variante en los cuatro extremos de la doble L construida.
En la planta baja se localizan un conjunto de viviendas que tienen acceso desde el nivel 0 y las restantes viviendas en las plantas primera y segunda tienen acceso por escaleras de planta circular y una de planta recta en el centro de la L que dan acceso a dos viviendas cada una de ellas. Las viviendas tipo de cuatro dormitorios son las más abundantes en el conjunto con una solución singular en las esquinas finales que mantienen los cuatro dormitorios y las zonas de cocina y baños. Ocasionalmente una solución de apartamento individual con zona de dormitorio y salón de paso.
Los problemas administrativos
Por consideraciones de normativa y aplicación administrativa de las mismas, hace ya 15 años que las viviendas permanecen sin uso. Mark Fisher en su libro Realismo capitalista que analiza aquella tesis de que “es más fácil imaginar el fin del mundo que el mundo del capitalismo”, estudia de forma irónica e inteligente la presencia de la burocracia y sus efectos en nuestra sociedad. Lo hace especialmente del mundo académico inglés, pero el análisis es perfectamente trasladable a la sociedad actual española. La administración se ha convertido, en muchas ocasiones, en una estructura que acaba deteriorando la realidad en muchos de sus aspectos con controles que pretenden introducir la trasparencia y la legalidad y que se acaban convirtiendo en elementos que la alteran gravemente. Quince años de abandono de estas instalaciones son un ejemplo cercano de esta realidad que podríamos analizar en otros muchos aspectos de la vida cotidiana.
Hace ya más de un año se anunciaba una propuesta para solucionar el tema y conseguir poner de nuevo en funcionamiento esa instalación. Un concurso de empresas para rehabilitar las viviendas, adaptándolas a la normativa actual y asumiendo su gestión por cuarenta años. Ahora se anuncia la remisión al ayuntamiento del proyecto de actuación para conseguir la licencia con objeto de realizar las necesarias adaptaciones a la normativa actual y para revisar sus instalaciones y condiciones de habitabilidad tras años de abandono. Una adecuada renovación necesaria tras el tiempo trascurrido desde su construcción y los largos años de abandono.
Las pequeñas obras
Junto a grandes y millonarias actuaciones, son especialmente significativas proyectos como este que ponen en uso edificios de propiedad común que pueden satisfacer demandas de la comunidad universitaria. Viviendas que pueden ser una buena alternativa a la residencia tradicional de alumnos, que pueden ser oferta para alumnos de Erasmus, de cursos y actividades en los meses de verano, de ofertas relacionadas con el mundo educativo que ofrece así unas mejores condiciones para las diferentes titulaciones.
Esperemos que la maquinaria administrativa tenga la agilidad de impulsar con celeridad una propuesta que puede ser positiva para la ciudad y de modo especial para la actividad universitaria en la misma. Proyectos que con una inversión ajustada (5.740 euros por plaza) pueden conseguir efectos positivos para muchos alumnos, profesores y para la comunidad universitaria en su conjunto.