Juventud divino tesoro…Cuando preguntas a un padre o a una madre cuál es la etapa del desarrollo de su hijo que más teme, la respuesta es casi siempre la misma: la adolescencia.
Se ha escrito mucho sobre este período y no es éste el espacio más indicado para llevar a cabo un tratado al respecto, pero sí una mera aproximación al tema que nos pueda interesar y desvelar las causas más comunes del éxito o fracaso educativo y a lo que nos tenemos que enfrentar como padres y educadores.
No obstante, si vale la pena alguna reflexión sobre el tema, habida cuenta de la gran preocupación que despierta en la mayoría de parejas que se plantean la crianza y educación del niño. Esta preocupación no es infundada. La avalan los expertos, los testimonios de los progenitores con hijos adolescentes e incluso diversos estudios, tratados y estadísticas, por otra parte, cada vez más abundantes, sobre esta etapa que no deja de ser una más, en la evolución de cada uno de nosotros mismos. Ahora bien, aunque haya unas pautas comunes a todos los adolescentes, como el resto de fases del desarrollo de una persona, también en ésta podemos encontrar diferencias individuales entre uno u otro. La solución a los problemas que se presenten dependerá, igual que en la infancia, de cómo seáis capaces de abordarlos como padres.
La adolescencia abarca aproximadamente desde los once o doce años, hasta los dieciocho, y esto no lo digo yo, aunque parezca lo contrario, la edad cada vez se va dilatando más en el tiempo. Los adolescentes cada vez son más niños. Algunos autores extienden bastante más tiempo la duración de esta fase evolutiva, de los diez a los veinticinco.
No por falta de razón, hoy en día, por otra parte. Actualmente, parece que esta adolescencia va siendo más temprana y se va dilatando en el tiempo. Por lo tanto, se tiende a crecer con mayor celeridad. Físicamente están mejor dotados y psicológicamente tienen más estimulación de pequeños, por lo que la carrera va a ir más rápido. Por otra parte, hay quien opina que hoy en día los jóvenes son, en general, más inmaduros de lo que fueron en generaciones anteriores, pero con mayor desarrollo físico. Ya sabemos que debido a las circunstancias que rodeaban al joven en aquellos tiempos oscuros. Todo influye. Es importante intentar no ser muy amigos de ellos, pero sí ejercer como padres. No es posible el culpabilizarse por los problemas que puedan aparecer. Los conflictos entre padres e hijos son inherentes a esta etapa y la confrontación entre ellos, es totalmente normal y le ayudarán a la auto-afirmación.
Pero siempre con límites, no lo olviden. Es importante también no perderles la cara y hablar con ellos. No es importante estar muy encima agobiándolos. Es positivo el crear un clima de respeto y de integración. Es bueno ofrecerles nuestra opinión y que ellos elijan. Pero es sólo el principio.