Antes de que la propia Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) se pusiera en marcha, en 1982, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Ciudad Real (ETSIA -1969-), llevaba 13 años funcionando con gran aceptación.
En la actualidad, tras medio siglo de vida, el centro universitario, que ha formado a varias generaciones de agrónomos de toda España, está en plena campaña de promoción.
Con poco “folklore” y mucha “divulgación”, la comunidad educativa de la escuela aprovechará la conmemoración, explica su director, Jesús López Perales, para reivindicar el “valioso” papel de estos estudios en la industria agroalimentaria, uno de los pilares económicos de la región, que emplea a 300.000 personas, y acapara el 14% del PIB y un tercio de las exportaciones.
Conocida como ITA, fue uno de los tres centros en torno a los que se arracimó hace 35 años el nuevo campus universitario en Ciudad Real, junto a la Facultad de Química, y el Colegio Universitario, éste con estudios de Letras.
El centro se abrió en 1972 en los terrenos que ocupó durante medio siglo la primitiva Granja Escuela, tras varios años de obras y de estancia eventual en el actual IES Juan de Ávila.
El inmueble ocupa 2.660 metros cuadrados de los 7.000 totales de la finca, y cuenta con 8.235 m² edificados en tres plantas y bajo, cuyos espacios fueron remodelados en 2001 para albergar nuevos seminarios y laboratorios, entre otras instalaciones.
López Perales destaca la completa cartera de estudios que imparte, como el Grado en Ingeniería Agrícola y Agroalimentaria, el nuevo en Enología a partir del próximo curso, el Máster en Ingeniería Agronómica, el doble título de Máster en Ingeniería Agronómica y Máster en Iniciativa Empresarial, el Máster en Viticultura, Enología y Comercialización del Vino y el doctorado en Ciencias Agrarias y Ambientales.
A ello se suman las líneas de investigación sobre innovación varietal, las cubiertas biodegradables, la contaminación del suelo, las características edafológicas, las especies autóctonas, y otros proyectos que trabajan en colaboración con la Facultad de Química o el Departamento de Física.
Versátil
“Sin complejos”, el director reivindica la versatilidad de unos estudios “muy desconocidos y distorsionados por la sociedad” porque “no son exclusivamente campo”, y se concentran en una ingeniería “actualizada” en Matemáticas y Física, con un seminario pionero en Economía, y una rama de industrias que permite “diseñar estructuras e instalaciones”.
Y además de la capacitación que el grado da en agronomía, dirección de empresas y gestión de la comercialización de alimentos, la carrera abarca, tal y como incide López Perales, otros campos de actuación propios, como la topografía, la economía, el estudio del suelo, la producción animal, o la impresión en 3D de nudos metálicos conformados como prototipos de proyectos de construcción de naves o estructuras.
Atraer a alumnos
Todos estos mimbres están sustanciando la celebración de los 50 años para atraer, principalmente, a más alumnos –cada año ingresan en una media de 30- ante la “permanente presión por parte del Rectorado”. “La eliminación de este grado o el de Albacete, sería un error importante”, denuncia Perales como máximo responsable de una ‘fábrica’ suministradora de técnicos y de “valor añadido” al campo castellano-manchego, además de aportar “docencia e investigación”.
Por ejemplo, en temas de riegos defiende como únicamente válida la planificación profesional del agua por parte de los ingenieros agrónomos y agrícolas. Es “un arte” que, en su opinión, asocia los conocimientos sobre hidráulica con la evolución vegetativa de la planta en la que los egresados de esta ingeniería son competentes porque “no es lo mismo echar agua que regar”.
Es uno de los mensajes que están difundiendo en emisoras para hacer valer la escuela y su influencia en la agroalimentación, la principal industria en los ámbitos europeo, nacional y autonómico.
Los alimentos y bebidas, indica Perales, tienen un valor de producción de 100.711 millones de euros en España, el 28% de tota la cartera industrial, además de una ocupación del 18% (535.800), un 37% de empleo femenino y un 30% de jóvenes.
“Sólo el sector cárnico ingresa más -con 23.591 millones de euros- que el de los coches en España”, defiende el ingeniero agrónomo, que destaca el peso de todo el negocio agroalimentario europeo, con 1.109.000 millones de euros.
En la calle
Ante estos datos, la ETSIA está aprovechando su conmemoración para “vender la profesión en la calle y en los institutos, fuera de lo que Perales llama citas ‘folklóricas’, como podrían ser homenajes personales o grandes actos institucionales, aunque no faltará un modesto encuentro en fechas cercanas a su patrón, San Isidro, al que invitarán a Fernando Miranda (antiguo alumno), secretario general de Agricultura y Alimentación del MAPA.
Por contra, el presupuesto, “que es corto”, lo están invirtiendo en publicidad en radio “pensando en los padres”, y presumiendo de que es una “profesión sin paro” (sólo tiene el 5% de desempleados). El campo, incide, es un “valor refugio” y “está preparado” para dar respuesta a las cada vez mayores necesidades alimentarias.
“Nos hace falta visibilidad y promoción”, por lo que además de las conferencias con orientadores de Bachillerato y en centros universitarios agrícolas y forestales nacionales, están renovando su web para “atraer directamente a los chicos a través de los móviles”.
Apuesta por el reto digital
De otro lado, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Ciudad Real tampoco ha querido quedarse ajena al salto a la agricultura inteligente o agricultura 4.0, con la incorporación a su plan de estudios desde este curso de la asignatura optativa ‘Nuevas Tecnologías en la Agronomía’, y la compra de un dron para realizar prácticas sobre los análisis, evaluación y gestión en tiempo real de las explotaciones.
El objetivo, explica el director del centro, que los alumnos “aprendan a utilizar nuevas tecnologías en el desarrollo del trabajo en el medio rural”.
Según el profesor de la asignatura, Pablo Morales, que también pilota, estas aeronaves no tripuladas se emplean en agricultura de precisión “para ayudar en la toma de decisiones importantes como el manejo eficiente del agua, la aplicación de fitosanitarios localizados, el uso óptimo de fertilizantes, la detección temprana de enfermedades y plagas en los cultivos, la obtención de índices vegetativos, la peritación, vigilancia e inspección general, y el seguimiento de la ganadería extensiva y fauna silvestre, entre otras muchas cosas”.
A su juicio, “es muy importante que los futuros profesionales de la ingeniería agronómica conozcan las nuevas tecnologías y apliquen la I+D+i en su sector.
El dron adquirido, marca Dji Modelo Inspire 2, tiene cuatro motores y es capaz de alcanzar los 94 kilómetros por hora.
Con sus prácticas, los alumnos podrán conocer la capacidad de estos equipos en el control de riegos, tratamientos de enfermedades, aplicación de fitosanitarios y necesidades del suelo, además de otros usos como los levantamientos topográficos.
Grado de Enología
Una de las novedades académicas más destacables de la ETSIA es la incorporación a su plan de estudios del demandado Grado de Enología a partir del curso 2019/2020.
La nueva oferta en vinicultura viene a dar respuesta a una demanda social, profesional y científica para que Castilla-La Mancha, la comunidad con más extensión de viñedo y más producción de vino de Europa, pueda contar con un título específico universitario.
El Grado de Enología estará directamente relacionado, sostiene López Perales, con un sector económico que genera riqueza en la provincia y en la región, y permitirá engordar el volumen de su alumnado hasta casi el centenar si se ocupan las 60 plazas de nuevo ingreso ofertadas para los primeros cuatro años de implantación.
Los nuevos estudios fueron aprobados el pasado enero por el gobierno de la universidad regional y está recogido en el convenio de financiación 2018-2021 acordado entre la institución y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
El equipo docente que impartirá los estudios provendrá de las plantillas ciudarrealeñas de Tecnología de los Alimentos, Química, y la propia ETSIA.
Para completar su carácter experimental, el equipo del centro está diseñando una pequeña bodega “estéticamente bonita” en un espacio que usan como almacén en la planta baja, donde elaborarán con maquinaria específica “volúmenes mínimos” de entre 300 y 500 litros de vino.
“Está todo preparado”, asegura Perales, que espera que no decaiga la demanda del grado en un escenario territorial donde funcionan medio millar de bodegas.
Para empezar a difundir la nueva carrera, la UCLM participará en la Feria Nacional del Vino (Fenavin), donde presentará tanto sus recursos científicos y tecnológicos, como su oferta académica en el ámbito de la vitivinicultura.