No podía ser más oportuna, en medio de tanto dolor pandémico, la publicación de Este mundo comienza a no ser mío (Ediciones Vitruvio), último poemario de José López Martínez (Tomelloso 1931). Prologado por el poeta y periodista Juan Van-Halen, sus páginas son un destello de luz y un compendio de reflexiones sobre el sentido de la vida de quien está ya de vuelta de casi todo.
En su ensayo ¿Qué es poesía? el filósofo inglés John Stuart Mill afirma que es «el fruto natural de la soledad y la meditación; la elocuencia, del encuentro con el mundo.» El encuentro con este mundo que José López Martínez empieza a sentir como ajeno, con poemas como La realidad, El absurdo, Luces y sombras de la vida, Los asombros, Retazos de la vejez, o Voces lejanas que nos llegan, reúne esas condiciones a las que alude Mill: la soledad, la meditación y la elocuencia. El poeta nos presenta aquí el encuentro con un mundo que, aunque por motivos distintos de los suyos, pocos podemos sentir como nuestro en este año 2020.
Juan Van-Halen hace un repaso en el prólogo de la dilatada carrera literaria y periodística de José López Martínez desde sus inicios en el periódico Lanza, de Ciudad Real ― cuyo suplemento cultural, La Hora de Castilla-La Mancha, llegó a dirigir― hasta hoy. A pesar de su prolífica producción, que supera los veinte mil artículos publicados durante más de siete décadas, la poesía ha sido la verdadera vocación y compañera inseparable de López Martínez.
Su larga trayectoria como periodista, ensayista y crítico literario deja su indeleble huella en su poesía con su visión personal del mundo que nos rodea y los personajes que han dejado huella en él, como la denuncia de Martin Luther King sobre «la maldad de los imbéciles / o sea, de los indiferentes» en el poema Voces lejanas que nos llegan.
¿Se está rompiendo el mundo?, es otro de los poemas de este volumen que, además de abarcar los grandes temas de la poesía, como son el amor, el paso del tiempo y la muerte se ocupa de otros como los asombros y el absurdo que «vivía entre nosotros.» Temas vistos por quien ha transitado ya por todas las etapas y pagado todos los peajes. Hay lirismo en unos versos en los que, a veces, adivinamos la sombra de Jorge Manrique que se deja sentir en un pensamiento profundo y la sabiduría de quien ya no necesita demostrar nada y que ha sido testigo de la vida española desde la guerra civil hasta nuestros días. José López Martínez ha conocido y tratado a los personajes más relevantes de la cultura española del siglo XX, con sus glorias y a veces también con sus debilidades; en su apogeo y en el olvido. Además de su actividad como periodista y crítico cultural, vivió la época dorada de las tertulias en el Café Gijón, el Varela y el Comercial, lo que le permitió conocer a Buero Vallejo, Umbral, Gerardo Diego y Leopoldo de Luis entre otros muchos. Doy fe de que hablar con José López Martínez es el lujo de sumergirse con él en su mundo: Un mundo de pensadores, periodistas, escritores, futbolistas y toreros legendarios. Un mundo de historias y anécdotas que ya no es el nuestro aunque sigamos haciéndonos las mismas preguntas y nos habiten los mismos sueños y anhelos de que quienes nos precedieron. Así, en Los atardeceres de la vida, el poeta empieza con esta estrofa:
Si en el fondo estructural de la Gramática
reside la redacción del conocimiento
a qué edad de nuestra vida distinguimos
la realidad de los sueños.
Para el Nobel Octavio Paz, «la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un modo de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro.» Confluyen sueños y realidades en ese mundo paralelo de musas, vivencias y lecturas que crea López Martínez sobre el que se edifica su poesía. El devenir de la vida, con las dudas, los tropiezos, el amor y la muerte, que se hace presente en La realidad:
No sabemos la hora ni el día
en que llegará definitivamente
Advertimos que anda a nuestro alrededor,
Aunque siempre agazapada y sigilosa.
Vemos cómo se lleva a nuestros padres,
a nuestros seres más queridos.
Todo lo hace en silencio y no admite
la más mínima réplica; en un momento
arranca de cuajo todas las realidades
que dieron sentido a nuestra vida.
En este año aciago de 2020 en el que la muerte, el dolor y la incertidumbre nos han alcanzado a todos sin excepción en mayor o menor grado, la publicación de este poemario de José López Martínez llega como un bálsamo para el espíritu y una reflexión sobre el sentido de la vida. Es consciente, como Manrique, que «nuestras vidas son los ríos / que van a dar en la mar, / que es el morir; allí van los señoríos / derechos a se acabar / e consumir.» Incluso quienes no sean lectores habituales de poesía, podrán sentirse identificados con él en Cuando uno menos lo espera y otros muchos de sus poemas en estos tiempos confusos e inciertos que nos ha tocado vivir.
A veces, cuando uno menos lo espera,
el ánimo comienza a abandonarnos;
no encontramos el modo y la manera
a seguir el camino austral de nuestra vida,
a seguir el camino que llevábamos antes.
¿Fortalecer las dudas puede ser un remedio?
¿Acudir a lecturas que hace años habitan
agazapadas en nuestro cerebro?
Sin proponérselo, puesto que los poemas recogidos en Este mundo comienza a no ser mío son anteriores a la crisis sanitaria que nos ha cambiado la vida, estos versos nos ayudan a sobrellevar la anormalidad de nuestra nueva realidad que no deberíamos aceptar como ese oxímoron que algunos llaman la nueva normalidad.
