La colaboración entre la compañía Teatro Jan Kochanowski de Opole y el Instituto Polaco de Cultura en Madrid ha sido acertada con el montaje ‘Hijas del aire. Sueño de Balladyna’, estrenado este fin de semana en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.
La coproducción binacional dirigida por Ignacio García, que también está al frente del ciclo encajero, ha llenado de mitología y sensualidad el patio del Palacio de Fúcares. Y de sueños y música, encarnados en elegantes movimientos del elenco, con poco texto y mucho juego escénico, a favor de cánones más vanguardistas del teatro corporal.
El espectáculo, basado en ‘La hija del aire’, una de las piezas más alegóricas de Calderón de la Barca, y Balladyna, de Juliusz Słowacki, representante del romanticismo polaco, aúna la intrahistoria que ha marcado estados, reinos y familias: la lucha por el poder. En este caso, dos hermanas con mucha personalidad, Balladyna (en español su homóloga sería Semíramis) y Alina rivalizan por ‘coronarse’ en un afán libertador y como remedo a su espiritualidad, un nivel que no abandonan por Intuición, el personaje que vaga en su entorno a modo de conciencia, y que marca toda la trama.
Al final, tras alcanzar una de ellas el sueño (“podemos ser todo lo que soñamos), que incluye la traición y la muerte entre los nobles, las hermanas vuelven al punto de partida, al edén feliz de la amistad para “ser libres como el aire”. O eso es lo que aparentan en un escenario efímero de paz en el que parece que todo ha sido ensoñación.
Las tres actrices configuran un conjunto sensual y elegante en su forma de expresarse, en el bosque o en el reino, y también cuando interactúan con los hombres, al utilizar sus mecanismos y alcanzar los objetivos que se han marcado.
El montaje se desarrolla sobre una tarima y una enorme tela roja que movida de determinadas formas es refugio o espacio liberador, es confidente o aliada de la entronización, es bosque de secretos y sueños, es campo de batalla y de felonía.
La música en hilo continuo es otro cómplice de las pasiones y belleza del espectáculo, que se ha podido ver desde todas las cuatro partes del escenario y que ha sido muy aplaudido por el público almagreño, entre el que la noche del sábado se encontraba Marzenna Adamczyk, la embajadora de Polonia en España, que al final saludó al director del evento y del montaje.