El ritmo, la alegría, el buen rollo y la fiesta se ha desatado en el cierre del Festival Swing de Ciudad Real. La ‘marching band’, el pasacalles que ha servido para clausurar este domingo al mediodía la quinta edición del evento, ha envuelto el centro de la capital con la música jazz y nadie se ha podido resistir a no aplaudir y acompañar el ‘Marching in’ interpretado por la Old Dixieland Band.
“El festival ha sido increíble, desde el viernes que empezamos hasta hoy domingo”, ha confesado a Lanza Silvia Zamora, que empezó en febrero de este mismo año a practicar swing en Ciudad Real y que la ha enamorado, tanto como su primer festival. Practica al menos 5 horas a la semana: una hora de clase y dos horas “como mínimo” de baile social los miércoles y los domingos.
En este tiempo Silvia ha descubierto que “bailar es súper terapéutico”, porque “te hace desconectar del día a día”, y luego está el ambiente de la asociación, “que es buenísimo”. De hecho, se ha podido palpar durante todo el fin de semana, durante las fiestas nocturnas y los conciertos de referentes como el saxofonista Enric Peidro y The Swingphonic All Stars. No han parado de mover el esqueleto y de conocer gente.
“Se nota que es una ciudad con ganas de hacer cosas culturales”
Más de 200 personas han acudido al festival procedentes de toda España, desde Castilla y León, Madrid, Andalucía y hasta Canarias. Desde Sevilla han venido el cántabro David García y el cordobés Carlos Peraber, que no han pasado por alto la posibilidad de participar “a dos horas y medias de tren”. A David siempre le había gustado el jazz y empezó a bailar swing en 2016. “Es todo un privilegio, es súper divertido y ameno”, ha comentado.
Cinco años lleva practicándolo Carlos, que describe el swing como “un baile muy social, energético, donde el error se toma como parte del baile y es muy agradecido”. Es la segunda vez que ha participado en este festival que clausura la programación de ‘Octubre es jaza’, y no duda en repetir porque “la música está muy guay, también el sitio de baile y la gente es muy acogedora”.
Ambos han asegurado desde los Jardines del Prado que repetirán y además han destacado el interés que existe en Ciudad Real por la cultura. “Se nota que es una ciudad con ganas de hacer muchas cosas culturales, que nos dejan hacer estas locuras, algo que en todas las ciudades no ocurre”, ha confesado David, que practica 3 horas a la semana como mínimo de swing y que también hace claqué con esta música.