Caballero, contrariamente al signo de los tiempos que nos están tocando vivir, es poco dado al exhibicionismo. El tabernero huye del primer plano como alma que lleva el diablo, no le gusta en absoluto el oropel, ni las fotos y mucho menos las entrevistas. El periodista hace valer su amistad de muchos años y la colaboración de este medio en los eventos que organiza la taberna para convencerle de que acceda a la entrevista. Una suerte chantaje light al que hombre accede no muy convencido.
Mario es un tipo grande, tranquilo, buen conversador, corpulento, serio, que mira de frente. Parece —al menos para este cronista— un marino, un experimentado capitán de barco salido de una romántica novela de aventuras. Un lobo de mar curtido en mil y una batallas y que lleva más de cuarenta años detrás de un mostrador
Y es que Caballero quiso desde el primer momento hacer algo diferente «aprovechándonos de que Tomelloso es un verdadero parnaso de todas las artes». En El Rinconcito ha habido en estos seis años exposiciones de todo tipo, fotografía, puntura, cómic o ilustración. Se ha organizado un evento para presentar una barbería, con el barbero cortando el pelo. Showrooms de moda, networkings, presentaciones de empresas, de libros, de vinos, conciertos. Ha sido un no parar. Y es que, en Tomelloso no eres nada si no pasas por El Rinconcito.
«Gracias a la apuesta por el arte y la cultura, a la ubicación del local hemos conseguido hacer que el negocio sea sólido». Aunque enseguida rectifica «un bar nunca es sólido, los clientes son nómadas». Mario achaca el éxito de la taberna a la clientela «el sueño de El Rinconcito no sería posible sin sus clientes». Y en ese sentido presume de ellos, de los clientes, «he tenido la suerte de tener el mejor público de Tomelloso». Y no quiere olvidar a su pareja «gracias a ella esto se mantiene, ella es la que pone la cabeza y el orden en el negocio. Sin su trabajo por fuera esto no funcionaría».
Durante estos seis años y gracias al potencial artístico de Tomelloso, insiste Mario Caballero, «hemos podido organizar una exposición cada quince días».
Otro de las señas de identidad de la taberna es su apuesta por el vino «una bebida que cuando empezamos no se trabajaba tanto a nivel local. Hemos creado una vinoteca con cincuenta referencias». Esa circunstancia también ha ayudado «a que el bar fluya». El Rinconcito es un local humilde que con el tiempo y mucho esfuerzo permite que coman dos familias, matiza el propietario.
Mario pretendía —y a nuestro juicio lo ha conseguido de sobra— hacer una taberna parisina en Tomelloso, un local de tertulia, amistad y arte, mucho arte. «Una idea que traje de un bar que tuve en Madrid». Caballero ha logrado unir gentes de toda condición en El Rinconcito, concita un público heterogéneo. «Cuando empezamos había un resurgir del arte y la cultura en Tomelloso. Surgían colectivos de artistas como Ideo o Acento. Estaba naciendo algo y tuve la suerte de llegar en ese momento». Pero, aunque no lo diga, no todo es suerte, él supo ver las posibilidades del arte y el vino de cara a su negocio, tuvo visión.
Es de destacar su apuesta clara por los artistas emergentes, por los que empiezan, esos que nadie les da un sitio donde colgar su obra. «Claro, la idea de las exposiciones era el dar una oportunidad a los que se están iniciando. Esa amiga mía, por ejemplo, que pinta muy bien y que por miedo al ridículo nunca ha expuesto, aquí ha tenido un lugar donde colgar diez o doce obras».
Por El Rinconcito han pasado desde artistas noveles (de todas las edades) a figuras consagradas como Pepe Carretero, Fermín García Sevilla, Manuel Buendía, Carlos Cabañas, Laguna, Gobi, Meone… Ha colaborado con la Escuela de Arte de Tomelloso. «Para mí es un privilegio que artistas con obra permanente en el Reina Sofía expongan en El Rinconcito». Así, considera muy importante para Tomelloso que haya un sitio donde puedan exponer los artistas noveles y los consagrados.
Mario Caballero lleva toda la vida en la hostelería «de forma directa o indirecta nunca he dejado de estar involucrado en el sector desde los 9 años que empecé a trabajar. Son cuarenta años en el oficio que te dan alguna posibilidad más, por lo menos que puedas ver lo que procede en cada momento. No es otra cosa que constancia y trabajo, diario».
Mario se queda de estos seis años «básicamente con los clientes. Algunos han sido amigos de toda la vida y otros empezaron como clientes cuando abrimos y se han convertido en amigos».
El Rinconcito está en el local de uno de los bares históricos de Tomelloso, La Gamba. Es un local vivo, Caballero, dependiendo de sus posibilidades económicas lo va actualizando «sin perder la idea de un bar de la década de 1960 per intentando darle la connotación de un establecimiento más actual. Esa mezcla, ese eclecticismo es marca de la casa. Llegado a este punto charlamos sobre lo esclavo que es el mundo de la hostelería, sin horas, sin fiestas. Eso hace que sea algo vocacional, de otra manera sería imposible.
Mientras charlamos entra Juan, cliente de El Rinconcito desde la misma noche de su inauguración «es un local con una personalidad propia muy marcada, motivado por su labor de promoción artística y del vino. Eso le ha permitido reunir a una clientela muy fiel unida a la propia personalidad del tabernero».
Arte y los bares
El Rinconcito está celebrando sus primeros seis años de vida con una exposición del colectivo artístico Ideo. Este grupo de artistas plástico regresa a la emblemática taberna, con una exposición de Ideo arrancaba el camino de El Rinconcito. En la exposición hay trabajos de Manuel Buendía, Aurelio Moreno Cabanes, Sonia Villena Cañas, Roberto Carretero, “Gobi” y Rafa Rodrigo, “Meone”.
El colectivo Ideo nació en Tomelloso hace 7 años. Sus componentes son artistas multidisciplinares, que abarcan desde el diseño gráfico, diseño industrial, urban art, tatoo, videoarte, fotografía, cine, escultura, happening, comic o ilustración. Pero el nexo común de todos ellos es el dibujo y la pintura, y su capacidad para elaborar, de vez en cuando, proyectos colectivos. Además de los que exponen en El Rinconcito, otros miembros del colectivo IDEO son Clara López Cantos y Pedro Pérez Sevillano