En los inicios de noviembre era costumbre inveterada hace algunos años, ver la representación de ‘Don Juan Tenorio’ en nuestros escenarios. Hoy las cosas han cambiado en parte. Pero no en todos los lugares. El “Don Juan de Alcalá” viene siendo un espectáculo admirado desde hace 33 años, en Alcalá de Henares (Ciudad Patrimonio de la Humanidad), y hoy Fiesta de Interés Turístico Nacional. Aunque no sólo Alcalá, también el Teatro Quijano de Ciudad Real ha llevado a sus tablas la obra de Zorrilla, precisamente de la mano del grupo ‘De Amarillo’, los mismos que levantaron el telón en Alcalá el año pasado.
Don Juan Tenorio es, sin duda, una de las obras cumbres de la literatura española del siglo XIX. Publicada en 1844, y focalizada en unos 300 años antes, es el texto más emblemático del poeta y dramaturgo José Zorrilla. Retrata la antítesis entre un Don Juan disoluto, mujeriego, libertino, inmoral, egoísta y conquistador, y una Doña Inés ideal de mujer, inocente, casta, enamoradiza y víctima, aunque salvadora finalmente. Un total anacronismo en los tiempos actuales, donde su feroz contraste quizá justifique plenamente su oportunidad aquí y ahora.
Sin contar con que, con siglo y medio de antigüedad, siguen siendo notables los recuerdos que esta obra suscita entre los amantes del teatro… No había en el pasado ni un solo centro educativo o colectivo, que no haya tenido a bien montar el Tenorio alguna vez. Y pocos jóvenes de ambos sexos no han soñado-y presumido- con representar la escena del sofá entre Don Juan y Doña Inés. Muchas de las personas actuales de mediana edad aprendieron de carrerilla algunos versos, que están agrupados en redondillas, quintillas, romances, décimas, además de algún ovillejo y otros versos sueltos. En suma, este drama religioso-fantástico supone, pues, no sólo una amena y reflexiva función de teatro; también una entretenida lectura para los estudiantes de preceptiva literaria.
Antecedenes y consecuentes
La leyenda de Don Juan surge en Europa durante la Edad Media. En el primer tratamiento literario formal de la historia, ‘El burlador de Sevilla y convidado de piedra’ (1630) de Tirso de Molina, el promiscuo don Juan seduce a la hija de don Gonzalo, jefe militar de Sevilla. Hacia 1657, unos actores ambulantes italianos escenificaron la leyenda en Francia en forma de pantomima, que más tarde sería dramatizada por varios dramaturgos franceses como Molière, que escribió ‘Don Juan o El convidado de piedra’ (1665).
Ya en el XVIII, Goldoni retomó el tema en su ‘Juan Tenorio o el libertino castigado’ (1734), y Mozart compondría con este libreto una de las mejores óperas de todos los tiempos ‘Don Giovanni’ (1787). Con el romanticismo del siglo XIX cambia el tratamiento del personaje. Hasta ese momento, Don Juan siempre acaba castigado por sus pecados en el infierno. Pero el romanticismo (que se siente atraído por personajes rebeldes y amantes de la libertad), se sintió fascinado por esta figura, analizando su maldad y teorizando sobre si el seductor se siente culpable o no y, consecuentemente, si es que puede salvarse.
Por fin, ya en el XIX Lord Byron compuso (1819-1824) el poema ‘Don Juan’ en tono brusco y desenfadado, y Prosper Mérimée lo presenta con dos personalidades encontradas en ‘Las almas del purgatorio o los dos don Juan’ (1834). Pero es el español José Zorrilla el que realiza en 1844 la versión más moderna y auténtica de la leyenda, y transforma al personaje fanfarrón incrédulo en un héroe simpático, que acaba en brazos de su amada aunque ya sea en la otra vida.
Sin embargo, el tema no se agota. Llega el siglo XX y con él llegan igualmente concienzudos análisis del personaje: ensayos como los de Gregorio Marañón, Américo Castro o Menéndez Pidal. O retomando el tema literario y presentándolo como un provinciano (los hermanos Machado con ‘Don Juan de Mañara’), o como un chulo de barrio (Ramón Pérez de Ayala en ‘Tigre Juan’). Incluso el cine en los últimos años de la mano de Gonzalo Suárez lo ha presentado como un hombre atrapado por el destino cuya condena es vivir en ‘Don Juan de los infiernos’.
Un autor romántico
José Zorrilla (Valladolid, 1817/Madrid, 1893), es el principal representante del Romanticismo, medievalizante y legendario. En 1833 ingresó en la universidad de Toledo como estudiante de leyes, y en 1835 pasó a la de Valladolid. Publicó sus primeros versos en el diario vallisoletano ‘El artista’. En Madrid, tras abandonar su carrera universitaria, alcanza fama al leer sus versos en el entierro de Larra (1837), ocupando después el puesto del fallecido en la redacción de ‘El español’. Allí publica sus ‘Poesías’ (1837), primero de una serie de ocho volúmenes que concluyó en 1840.
De vida un tanto novelesca (Burdeos, París, Roma, México…), Zorrilla es bohemio e irregular, y comprometido con el régimen absolutista de Fernando VII. Escribió numerosas obras, algunas muy conocidas como ‘El capitán Montoya’, ‘A buen juez mejor testigo’, ‘Margarita la tornera’, ‘El zapatero y el rey’, ‘El puñal del godo’, ‘Traidor, inconfeso y mártir’…
Pero su mejor creación es ‘Don Juan Tenorio’ (1844), que se convirtió en la obra más admirada del siglo cuando Zorrilla contaba con veintisiete años. Por su forma, el estilo de Zorrilla es claro y brillante, utilizando toda clase de versos y estrofas. En cuanto al fondo… los temas que se tratan en el Tenorio son el propio espíritu de los españoles… de otra época, naturalmente En cualquier caso, la obra, exagerada y dramática aunque con acendrada moral en el fondo, sigue triunfando siglo y medio después.
Una obra maestra
Cierto es que cuando Zorrilla decide escribir su ‘Don Juan’, ya conocía la obra de Tirso de Molina. Y Don Juan sigue siendo clave para sostener el drama, pero ya no es éste el que decide su suerte, sino que lo hace Doña Inés por él. La acción transcurre en Sevilla en 1545, y se divide en dos partes, con cuatro primeros actos que transcurren en una noche, y los tres restantes en otra noche, cinco años después.
El protagonista habla, escribe y enamora, lo que permite que el personaje conecte con el público desde la primera escena. A esto podemos añadir la construcción del drama y la precisión musical del verso. En la temática está presente el amor, un amor imposible por la ruptura del acuerdo “prematrimonial” establecido entre sus padres, y también platónico y sensual, que se opone a las normas sociales y que arrastra a la muerte. La obra de Zorrilla abandona en parte las tres unidades establecidas en el teatro (unidad de acción, de tiempo y lugar), ya que primero se centra en la apuesta, y después en la salvación de don Juan; tampoco se ajusta al tiempo (transcurre en dos jornadas separadas por cinco años), y finalmente tampoco hay acción de lugar (taberna, convento, cementerio…).
En el teatro del Romanticismo el final es trágico, y aunque lo parezca, no tiene una intención moral, sino que es una señal de rebeldía en contra de un mundo que no admite el cumplimiento de los ideales. En esta obra, cuando se está leyendo, todo apunta a un final trágico, pero en el último momento, don Juan se redime y se produce la salvación por el amor.
Una función perfecta
Estuvo realizada en dos partes, de 90 y 40 minutos respectivamente, separadas por un breve intermedio. Transcurridas las secuencias y preceptos de presentación y nudo de la obra, el desenlace de la segunda parte es de los más efectistas. La inmovilidad de las cuatro estatuas del cementerio, que sólo finalmente se descubre que están vivas, es uno de los mejores ‘gags’ del montaje. Que estuvo a gran altura, muy especialmente en los papeles de ‘Ciutti’ (Francisco Lucas), ‘Butarelli’ (Juan C. Castillejo), ‘Don Gonzalo’ (Rafa Núñez) ‘Don Juan’ (Rafael Ortiz) y ‘Doña Inés’ (Ana Batuecas).
Al término de la función, entusiásticamente aplaudida y con varios bises, tuvimos la oportunidad de reunirnos con el elenco. Y de su productora y actriz Gema González reproducimos algunas ideas: “Hemos preferido una versión distinta al Don Juan establecido, trasladándonos de la Edad Media al Romanticismo. Un romanticismo lleno de frescura, llevando a los actores a la época de Zorrilla. Y no nos sale un Don Juan demasiado calavera y chulesco, sino más bien el enamorado de Doña Inés, que tiene un perfil distinto a lo que estamos acostumbrados a ver”.
Sobre la figura de Don Juan y las connotaciones sobre el término ‘machismo’ tan en boga, Gema precisa que: “Esto es arte en estado puro, una creación artística muy conseguida. Don Juan es lo más machista que imaginarse pueda, claro, pero hay que saber interpretar lo que se ve en el escenario, y aprender hasta de lo malo. Hemos pretendido un drama romántico con una finalidad artística primordial. Hoy en día, el personaje de Don Juan sigue existiendo, pero cada día está más fuera de la realidad, y sin duda lo iremos erradicando. En la obra asistimos a un canto al amor y a la vida, sustentado por el arrepentimiento y el concepto cristiano del perdón”.
‘De Amarillo’ lleva rodando un año y pico con este montaje: “El año pasado en Alcalá fue un gran éxito, y está funcionando muy bien entre Octubre y Noviembre… Cuenca, Ciudad Real, Toledo, Villanueva de los Infantes… Hemos estado aquí extraordinariamente, y agradecemos la cálida acogida del público, y la excelente colaboración del Equipo Técnico del Quijano. Somos diez actores en el escenario y trece personas en gira, que nos vamos encantados”.
Reparto:
-Don Juan Tenorio: Rafael Ortiz
-Doña Inés: Ana Batuecas
-Don Luis Mejía: Fermín Núñez
-Marcos Ciutti: Francis Lucas
-Don Gonzalo de Ulloa: Rafa Núñez
-Brígida: Memé Tabares
-Cristófano Butarelli: Juan Carlos Castillejo
-Don Diego Tenorio: Javier Herrera
-La Abadesa de las Calatravas: Elena de Miguel
-El Escultor: Juan Carlos Castillejo
-Don Rafael de Avellaneda: Javier Herrera
-El Capitán Centellas: Fermín Núñez
-Lucía: Gema González
-Alguacil 1: Francis Lucas
-Alguacil 2: Juan Carlos Castillejo
Equipo artístico y técnico:
-Autor: José Zorrilla
-Versión: Miguel Murillo
-Diseño de Escenografía: Luisa Santos
-Diseño de Iluminación: Jorge Rubio
-Música y espacio sonoro: Mariano Lozano
-Diseño de Vestuario: Luisa Santos
-Caracterización: Javier Herrera
-Realización de vestuario: Isabel Trinidad
-Realización de escenografía: Nave 13
-Diseño Gráfico: Lou Germain
-Diseño Web: Carlos Plaza
-Fotografía: Antonio Martín
-Vídeo: Silvia Soto
-Producción Ejecutiva: Gema González
-Ayudante de producción: Javier Plaza
-Ayudante de dirección: Pedro Luis López Bellot
-Dirección: Pedro A. Penco