Alberto Parras no seguirá en el Almagro. Después de tres sesiones de trabajo al frente del equipo y sin haber firmado ningún contrato, el vallisoletano ha decidido poner fin como entrenador del equipo rojillo por “no cumplir lo pactado”. “Me produce una falta de confianza muy grande que no plasmen en un contrato lo que habíamos pactado, o mejor dicho, lo que me ofrecieron en su día”, aseguraba Parras.
En este sentido, lejos de cantidades económicas desorbitadas o cualquier fleco económico, lo que pedía Parras era “potestad para manejar altas y bajas y asegurarme un año más de contrato si se conseguía la permanencia”, o lo que es lo mismo, “cosas que ellos mismos me ofrecieron y que no han cumplido”.
Hablando de casos particulares, el ex del Guadalajara o Manchego, entre otros, lamentaba que “se han cargado dos familias y eso me duele”. Y es que “Álvaro Huertas dejó todo para venirse al Almagro y mi segundo se vino de Guadalajara para venirse conmigo y ahora se han quedado tirados”.
Por otro lado, Mikel Prieto, con ofertas del Logroñés encima de la mesa, pidió la baja a la directiva esta semana para cambiar de aires, a lo que la directiva no puso impedimento ninguno. Al enterarse Parras, pidió al jugador que no se marchara del equipo porque sus compañeros le necesitaban.
En definitiva, una serie de discrepancias contractuales y una falta de entendimiento que han terminado con la marcha del entrenador y con un Almagro muy tocado que afrontará lleno de dudas el partido de este domingo en el Ciudad de Puertollano ante el Calvo Sotelo.
Desde la directiva encajera, justo antes de enterarse de la marcha de Alberto Parras, aseguraban que “Alberto no se podrá sentar en Puertollano por unos flecos en el contrato que esperemos se solucionen la próxima semana”.