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1-0 Sahuquillo (minuto 71)
La victoria de este domingo del Calvo Sotelo frente al Cazalegas vale doble. Primero por lo que supone vencer a uno de los rivales más duros en lo que va de temporada en el Grupo XVIII de la Tercera RFEF y segundo por lo que ha supuesto hacerlo con la superioridad que se ha visto en el campo pese a lo ajustado que siempre parece un 1-0.
El Calvo Sotelo se presentaba este domingo en el Cerrú para vivir una de esas finales anticipadas de final de año, teniendo frente así a un conjunto como el Cazalegas que viajaba hasta Puertollano después de siete partidos sin conocer la derrota y con esa inercia que complica el asalto en contra sobre todo cuando ves a un rival encaramado a la parte alta de la clasificación.
Salió muy bien plantado el equipo local, sabiendo que en el ejercicio de una buena presión estaría parte de la celebración de puntos a final del choque frente al segundo clasificado. De ahí que sobre el verde se viese una orquesta vestida de azul, sabiendo interpretar el movimiento y los espacios, ahogando al rival hasta que cedieron el balón y el protagonismo para que sólo hubiese uno sobre el verde.
Rafa Guerrero, técnico industrial, estaba tranquilo con la interpretación de la presión que estaba llevando a cabo su equipo, dominando el balón en todas las fases del campo y sin conceder ninguna opción al rival, que tuvo que replegarse en su propio territorio, confiando en el desgaste o en los fallos del Puertollano para golpear a la contra si surgía.
Sin embargo, lo que se vio sobre el verde durante los primeros cuarenta y cinco minutos fue un monólogo de los azules, que fueron acumulando oportunidades, sin explicarse cómo era posible mantener la igualada ante la superioridad y la colección de oportunidades que se llevaron consigo.
La primera ocasión clara llegaría en el minuto 8 con Valdivia como protagonista. En el medio del campo, con una buena conducción de Airam, se inició una contra que fue ganando peligro mientras se sucedían los segundos y los metros. Con el exterior de la bota, el mediocentro la puso en largo para la cabalgada de Kofi por banda derecha que acabó con un pase al punto de penalti que el capitán remató al centro de la portería, permitiendo a Soto poner las manos para repeler el balón que fue muriendo manso sin cruzar la línea de gol.
En el minuto 23, de nuevo el capitán del Puertollano tomó el testigo de la pelota, sirviendo un buen pase a la espalda del lateral izquierdo de Cazalegas, para que Iván Limón se internase por el costado del área pequeña rematando desde el suelo con la punta de la bota sin precisión, aunque muy cerca del palo izquierdo de la meta.
Diez minutos después repitió Iván Limón sobre la portería del Cazalegas, esta vez de cabeza, tras el bote de una falta en tres cuartos de campo, sacada por Valdivia que buscó el vértice del área izquierda para el cabezazo en prolongación de Giuliano que encontró al de Fuencaliente sin que pudiese darle fuerza y dirección sobre el arco rival, haciendo que el graderío se echase las manos a la cabeza, cómplices de lo que estaba sucediendo y sabedores de que los suyos merecían mucho más.
Antes del descanso, en el minuto 39, Valdivia dispondría de la última gran ocasión para que el Calvo Sotelo se marchase con ventaja al vestuario. El capitán, en una gran carrera sobre el pasillo de los dos centrales, se plantó mano a mano ante Soto. Se hizo el silencio, se paró el tiempo y en ese espacio temporal mientras las gargantas se afinaban para cantar el gol, el capitán decidió batir por la izquierda al portero, que volvió adivinar la trayectoria del esférico, desbaratando lo que parecía perfecto y dejando las tablas en el electrónico.
El partido se guardó los goles para la segunda mitad. Tras la reanudación el guion que se plasmó en el césped fue similar a lo que se vio en la primera parte. El Calvo Sotelo plantó la línea defensiva a la altura del medio campo, concentrando a todos contendientes en concentrados en cuarenta metros.
No tardaron los de Guerrero en exigir a Soto. Primero en saque de esquina, con el que Valdivia intentó el gol olímpico, obligando al portero a saltar para desviarla de nuevo a córner, un minuto después, en el 47, el capitán no acertó a encontrar la portería cuando tenía todo a favor desde el punto de penalti, para culminar una buena jugada de equipo, pegándole con el exterior por encima del larguero.
Poco después, un balón largo lo recogía Iván Limón, plantándose delante del portero al que se la picó, cruzándola demasiado y viendo cómo la suerte, volvía a darle la espalda.
La afición quiso ejercer de jugador número doce, arropando a los suyos a los que sólo les faltaba el gol para redondear un monólogo de buen fútbol al que Cazalegas no sabía poner freno.
Sería a balón parado como se cantase el 1-0 en el partido, tras un buen centro de Valdivia, que Sahuquillo en el segundo palo remató con potencia, picándola para hacerla imposible a la estirada de Soto.
Con el marcador a favor, los de Guerrero no dejaron de intentarlo, pese a que en el verde el encuentro fuese embarullándose perdiéndose el ritmo que sí se vio en la primera parte del duelo. Los cambios en los dos equipos, las faltas tácticas y los errores en los últimos pases, fueron matando un partido donde los locales ganaron por insistencia, por planteamiento y por ganas a un Cazalegas que demostró poco y que se vio superado por el cuadro industrial, que sigue con la buena trayectoria y demostrando que en esta recta final va a estar luchando por todo.