Después de 20 temporadas compitiendo en la Superliga, la máxima categoría del voleibol nacional en la que debutó con 21 años con el Roycan, la socuellamina Diana Sánchez decidió al término de la pasada temporada poner el punto y final a una dilatada y exitosa carrera deportiva.
Esta temporada los acontecimientos han precipitado su adiós. La traumática salida del Kiele Socuéllamos, una lesión en su último equipo, el IBSA Palmas, y, sobre todo, la incertidumbre que ha sembrado la pandemia, han terminado por minar la ilusión de la ex internacional con España, motivo principal por el que decide desligarse del voleibol de manera definitiva.
Sus inicios datan de los 14 años, cuando empezó a formarse en la cantera, nada joven en comparación con las generaciones actuales, donde a los 8 años se comienza a trabajar con los más pequeños. Eran otros tiempos.
Ahora decir ‘Diana Sánchez’ en este deporte es mucho decir. Su huella perdurará, su trabajo y sus logros deben ser el espejo en el que tienen que mirarse las futuras generaciones.
Al final de la temporada anunciaste tu retirada de las canchas, ¿era algo premeditado o te surgió este año de manera espontánea?
Surge de manera espontanea por las circunstancias, porque en mis planes no estaba, pero después de esta temporada le di muchas vueltas a la cabeza. Empiezas a pensar si merece la pena económicamente, físicamente y me doy cuenta de que no.
Aunque sea una suma, ¿cuál es el principal motivo? ¿ El físico, mental, falta de ilusión…?
Es un poco una suma de todo. Físico no, es más desmotivación, yo siempre he dicho que me iba a retirar el día que no tuviera ilusión y creo que este año me he dejado la ilusión un poquito por el camino. Acabé en Canarias muy bien, porque allí he estado muy a gusto, pero es donde me planteo si quiero dedicarme a otras cosas y no estar pringada ya con el voleibol. Lo pienso dos o tres meses cuando viene lo del COVID. Luego al regreso de Canarias vi que había una posibilidad muy pequeñita de que siguiera jugando, pero al hacer la valoración me salió que no me compensa.
Háblanos de tus inicios.
Fue un poco de casualidad, porque yo siempre he estado compitiendo en natación. Me acerqué un día al pabellón a ver a mi hermano Javi que estaba entrenando, porque antes había equipos de chicos, cogí una pelota, me vio Paco del Amo (precursor del voleibol en Socuéllamos y entrenador que llevó al Roycan a Superliga) y María José León (jugadora socuellamina y capitana del Roycan que también jugó en la élite con otros equipos), me enganchó y me dijo: “Tú ya no te vas”.
Paco es entonces quien te inicia en este mundo…
Llevaba todo en aquel momento, me vio alta, yo hacía deporte y le dijo a María José que me ‘engañara’ (risas). Nunca más salí del pabellón.
¿Pensabas que se alargaría tanto tu carrera y te daría tanto como para vivir tantos años de jugar al voleibol?
La verdad que no, hasta que no empiezo a destacar en las juveniles mi sueño era jugar en Superliga y sabía que la única opción que tenía era que Socuéllamos subiera. Estuve tres o cuatro años entrenando con cadetes, juveniles y las mayores pero no sabía si podía llegar o sería algo pasajero.
¿Cuál ha sido el mayor logro para ti?
La selección española, sin duda, llegar y quedarme. Por encima de cualquier título. Eso es otra cosa, representar a tu país y más para alguien como yo que venía de un pueblo y tenía menos facilidades que otras jugadoras que venían de clubes potentes. Nosotros, el Roycan, aparecimos dos años y desaparecimos. Para mí poder seguir enganchada a Superliga y poder ir a la selección, de toda mi carrera me quedo con eso.
¿En qué temporada tocaste techo?
He sido una jugadora muy regular y he tenido muy poquitos años de altibajos, no podría destacar uno. Emocionalmente en Albacete, por ser un equipo de Castilla-La Mancha, pero luego de más mayor también he tenido temporadas buenísimas. En realidad siempre he querido ser regular y por eso he estado tantos años y he llegado a la selección. No podría destacar una temporada, temporada mala yo creo que ha sido esta última.
¿Qué ha faltado en la selección española de voleibol para llegar algo más, como por ejemplo entrar en unos Juegos Olímpicos?
Para los españoles, al menos en el voleibol, es más fácil ganar un Europeo que clasificarte para unos Juegos Olímpicos, pues las principales potencias mundiales están en Europa. Hemos tenido equipazos, pero no sé, igual haber tenido un seleccionador fijo bueno que explotara al grupo como lo tuvimos con Gido Vermeulen, el holandés que estuvo cuatro años y fue cuando mejores resultados obtuvimos. Pero la selección siempre ha sido de entrar y salir jugadoras y las demás selecciones mantenían siempre la misma base desde pequeñas, igual ese era el fallo nuestro.
¿Algún ídolo en este deporte?
Siempre he visto a Rafa Pascual como un ídolo, aunque es masculino. En chicas he visto jugadoras muy buenas, pero ninguna en particular. Lo que hacía era mirar y aprender.
¿Y la mejor jugadora a la que te has enfrentado o jugado junto a ella?
Son muchas, pero hay una jugadora de Estados Unidos que es Logan Tom que era de mis características, receptora. En España he tenido la suerte de jugar con jugadoras campeonas olímpicas, mundiales y he tenido la suerte de jugar con ellas en mi equipo, que es lo bueno.
¿Qué entrenador te ha enseñado más o te ha marcado para bien?
El seleccionador Gido Vermeulen.
¿Muchas amigas o solo compañeras?
He dejado muchas compañeras buenas y muchas amistades que sigo teniendo. Han sido muchos años y mucha gente. Creo que he sido muy afortunada en ese sentido y, aunque la vida no nos vuelva a juntar otra vez, tenemos contacto ahora gracias a las redes sociales. Es lo bueno de esta época.
¿Saldo positivo por tanto?
Si volviera a nacer volvería a elegir la misma vida y vivir todas las cosas buenas y las malas, porque pienso que todo pasa por algo. Me puedo quedar tranquila, ya que en los equipos que he ido me he dejado la vida y he defendido la camiseta a muerte, he entrenado, me ha gustado muchísimo lo que he hecho y lo he disfrutado hasta el final.
¿Qué diferencia había entre el Roycan y el Kiele y en el voleibol de ambas épocas?
En el Roycan éramos una familia, íbamos todos juntos de la mano y no había más interés que estar a gusto. El Kiele empezó así, pero creo que ha cambiado bastante, no tiene el mismo perfil que el Roycan.
En cuanto al voleibol antes teníamos la segunda mejor Liga del mundo y el de hoy en día el nivel no es el mismo, ni mucho menos, es otra etapa del voleibol.
¿Qué valoración haces de tu experiencia en Italia?
Me gustó mucho, porque tuve suerte, era un equipo que no había tenido nunca a una española, deportivamente lo pasé bien pero me pilló por medio el pre-europeo, el pre-olímpico, me iba con la selección y fue un año un poco loco. Luego, a mitad de temporada comenzaron a tener problemas económicos. Yo cobré toda mi parte y me dejaron marcharme, no querían que me fuera pero venía de un equipo que me había pasado lo mismo. Pero me trataron genial, era una experiencia que quería vivir, jugar al menos un año en el extranjero. En Italia había muchísimo más nivel.
¿Por qué el regreso al Kiele en ese momento y bajando varias categorías?
Vengo ese año de Aguerre de Tenerife que no nos pagaban. El voleibol ya estaba con muchos problemas económicos y a mí se me plantea la opción de un proyecto serio en Socuéllamos y yo valoro estar con mi familia, era ilusionante, llevaba muchas años sin estar en casa, iba a poder seguir jugando y era una buena oportunidad.
Por unas u otras circunstancias, caprichos del destino, le suele suceder a muchos deportistas de élite que después de largas y prolíferas carreras no ponen punto y final de la manera más deseada. ¿Te deja un sabor agridulce este final de tu carrera: la salida del Kiele, la lesión, la cancelación por la pandemia…?
Eso me ha hecho retirarme en el mejor momento, porque no veo futuro en el deporte la temporada que viene conforme estamos. Veo un año de caos, nadie sabe si vamos a ir para adelante y por eso no me arrepiento. ¿Que me hubiera gustado retirarme de otra manera? Sí, pero no ha sido el mejor año, aunque no ha sido por mi parte y por eso estoy tranquila, yo lo he dado todo. Al Kiele le he dado mi mejor versión, bajé tres categorías, lo he dejado en Superliga y creo que eso tiene que tenerse en cuenta, he hecho mi parte del trabajo que prometí.
¿Guardas rencor al Kiele?
No es rencor, es dolor y un poco de injusticia. No soy rencorosa, los enfados se me pasan, pero lo he pasado muy mal, he llorado mucho, dije en una entrevista que se habían dicho muchas cosas que eran mentira, que no se me ha tratado como me merecía. Esto es como cuando dejas una relación con una pareja, pasas un tiempo de duelo, rencor e indiferencia, tres etapas, pero espero que les vaya bien.
¿Te hubiera gustado seguir ligada al club de tu pueblo en otras parcelas?
Yo siempre he dicho que a mí lo que me gustaba era jugar, pero mi atadura con el voleibol era porque era jugadora. El día que dejara el voleibol sabía que era un divorcio total y son caminos distintos, el voleibol seguirá por un lado y yo por otro. Si algún día me cruzo con una pelota será para echar una pachanga en la playa con los amigos que tengo.
¿Futuro lejos de las canchas en todos los sentidos?
Mi vida la tengo planeada para otro lado, tiene que ver con deporte, pero el voleibol y yo nos hemos despedido este año.
¿Esperas algún tipo de homenaje o crees que lo mereces cuando esté todo más calmado?
Voy a ser sincera, desde el club mandaron a alguien para plantearme hacerme un homenaje este año cuando empezase la Liga y les dije que no. Sé que era su intención, y sigo teniendo gente que aprecio allí. No sé si después tendré homenaje o no, pero en mi homenaje quería sonreír y ver a la gente que me ha querido y me ha cuidado y entonces no entraba en mis planes. En realidad he sido yo la que no he querido que me hiciera un homenaje el club.
¿Algún cambio sensible ya en tu nueva vida?
Estoy muy contenta, no tengo presión, voy sin prisa a los sitios, al gimnasio, no tengo prisa por ponerme en forma.
¿Cómo ves el futuro del voley en general y sobre todo a corto plazo por el tema de la pandemia?
Yo no lo veo, sinceramente, con las restricciones que tenemos, que parece que vamos a peor. Creo que va a ser un año difícil para el deporte español en general, aguantarán los que más tirón económico tengan. El voleibol se mantiene mucho por las empresas, nunca hemos tenido mucha publicidad y no puedes vender carnés si no vas a poder ir a ver el voleibol. Hay gente que lo está pasando mal económicamente. No lo veo por la situación en la que estamos. El deporte en general lo veo complicado y creo que de aquí a un tiempo van a desaparecer equipos, porque vale mucho dinero mantenerlos. Si ya cuesta en circunstancias normales, en esta situación no veo que esto pueda arrancar, ¿cómo, sin afición? es un poco raro todo, por eso digo que creo que me he retirado en el mejor momento.