Maxi Sáez era un manojo de lágrimas antes de comenzar el partido entre el Calvo Sotelo y el Marchamalo. Unas lágrimas de alegría, de emoción, de recompensa al trabajo bien hecho y de devolver a Puertollano lo que para muchos es como una religión; el fútbol y la Segunda RFEF.
“Estamos muy felices por todo lo que hemos pasado. Puertollano se lo merece. Lo hemos conseguido con mucho sacrificio, con ayudas muy limitadas y eso hace que este triunfo sea aún más grande. Hemos pasado muchas calamidades, con pocos recursos, pero siempre tengo que dar las gracias al equipo de trabajo que tengo, a mi junta directiva que, haciendo filigranas, hemos conseguido sacar esto adelante, sin deudas y enterrando el pasado y, sobre todo, intentando convencer a la gente de que esto es otra cosa, es otro club y que queremos lo mejor para Puertollano”, comentaba ante los medios muy emocionado.
De cara al futuro más inmediato, el máximo mandatario lo tenía muy claro. “Seguiremos hasta donde podamos, con los recursos que tengamos y ajustando todo muy bien. La guinda hubiera sido ser campeones, pero este ascenso hay que celebrarlo porque era el objetivo y el premio que llevábamos buscando desde siempre”, apuntaba.
Por último, en ese momento de emoción tras conseguir el ascenso, Maxi Sáez tenía muchos recuerdos de mucha gente. “En estos momentos te acuerdas de mucha gente, de socios que se han quedado en el camino por culpa de la pandemia y que ya no están con nosotros. También me acuerdo de todo lo que nos ha costado para llegar hasta aquí y ver el Cerrú con tanta gente y el ambiente que estamos viviendo es muy grande”.