Llevan más de 6 años con licencia federativa nacional (desde 2011) y compiten en motociclismo de velocidad, carreras a nivel regional y nacional donde ya han conseguido muchos trofeos que dan fe de su buen hacer sobre una moto.
Aseguran que comenzaron desde muy pequeños y, poco a poco, lo que era una simple afición se convirtió en una pasión que ha pasado a algo más para alcanzar el nivel profesional. De hecho, explica su padre, Enrique, la influencia de ambos padres que eran moteros también fue una razón muy importante para que estos niños decidieran dar este paso y desde muy temprana edad aprender a amar este deporte.
La primera moto llega a sus manos para poder disfrutar de sus ratos libres y al final se ha llegado a convertir en su forma de vida, pasando a ser durante más de 5 años alumnos de una de las Escuelas Lorenzo Competición de la red de escuelas de Chicho Lorenzo, padre del campeón del mundo Jorge Lorenzo.
Hasta Toledo estuvieron varios años viajando dos días a la semana para poder asistir a los entrenamientos que allí se les ofrecían y comenzar a abrir puertas a la velocidad. Tenían tan sólo 10 años Quique y 5 años Marcos, que siguió los pasos de su hermano tan sólo quince días después.
En la actualidad están compitiendo en la Copa Honda CBR 300 –en el caso de Quique- y en el de Marcos en la Copa Rieju RS3, antesala de la RedBull RockyCup y del Mundial de Motociclismo. Recorren circuitos como el de Jerez, Montmeló, Cheste y otros de gran nivel y reconocimiento internacional batiéndose con pilotos de todo el mundo y acabando siempre por debajo del Top 10: 3º en MotorLand o 5º en Jerez.
Un deporte que no está exento de sacrificio, tanto por su parte como por la de sus padres, que fieles han seguido a sus hijos a lo largo de toda la geografía española para poder alcanzar sus sueños y metas propuestas en el difícil mundo del motor.
Quique López, el mayor de estos hermanos, explica que cuando sube a una moto “se me olvidan todos los problemas si tengo alguno, es mi zona de confort, me consigo aislar de todo lo demás”. Para él estar subido en una moto es como si subiera a su propio mundo, el que mejor controla y en el que mejor se encuentra.
No obstante, antes de subir a la moto realiza su propia preparación, estirar las articulaciones para que los músculos no sufran, y trabajar previamente el circuito para conocer las curvas, “nos ayudamos mutuamente mi hermano y yo y nos decimos dónde lo hemos hecho mejor para ir mejorando mutuamente”.
Entrenamientos
Los entrenamientos ahora se realizan en la ciudad de Puertollano, el Ayuntamiento les ha cedido la pista vial del Pozo Norte para que allí puedan realizar sus pruebas y no tener que desplazarse hasta otras localidades. Entrenamientos que también pasan por ir al gimnasio, montar en bicicleta, hacer motocross o todo tipo de deporte con la moto e incluso hacer running, “todo aporta y todo vale para solucionar un problema en la moto si lo tienen”, dice el padre de estos chicos.
Entrenamientos que compaginan con las competiciones y con sus propios estudios que, por cierto, sacan adelante con buenas calificaciones. Enrique López, padre de estos dos deportistas, explica que cuando los fines de semana tienen carreras salen el viernes de madrugada hacia el circuito en el que corren y que es en la propia furgoneta o en el hotel al finalizar el día cuando estos dos hermanos recuperan fuerzas para seguir adelante con sus propios estudios: doble mérito.
De hecho, Quique ya se encuentra cursando 2º de Bachillerato y quiere seguir estudiando ingeniería mecánica, algo relacionado también con el mundo del motor que tanto le aporta personal y profesionalmente, para seguir vinculado, en un futuro al mismo.
Como padres que son se muestran ilusionados con los sueños de sus dos hijos pero también reconoce que a veces conlleva algo de sufrimiento y preocupación. “Es un poco de todo, se pasan ratos buenos y malos, van en una moto a 200 km/h y a veces también se te pasa por la cabeza un poco de todo, pero también tiene sus recompensas, por ejemplo cuando quedó tercero en MotorLand el sentimiento es inmenso”, apostilla.
Patrocinadores
Reconocen que hasta ahora no han necesitado patrocinadores al no estar dentro de los circuitos más importantes, pero en estos últimos tiempos todo va cambiando y los gastos también se van acrecentando por lo que no descartan buscar algún patrocinador de mayor peso.
De hecho reconoce que el Ayuntamiento de Puertollano ya les ayuda en la medida de sus posibilidades, un taller mecánico les ayuda en la reparación de las motos Luchena Motos o Femagas y Bombay que también colaboran con ellos.
Mucho esfuerzo
Trabajan duro para intentar llegar al podio de lo más alto en el mundo del motociclismo, “mi sueño es llegar al mundial y ser campeón del mundo, sé que cuesta mucho llegar”, pero a ninguno de estos dos hermanos les falta ganas, esfuerzo e ilusión para seguir trabajando por conseguirlo.
Lo más complicado, asegura Quique López, es “adaptarse al entorno cuando cambias de categoría, aprender el modo de trabajar” pero una vez que todo está controlado hay que seguir subido a la velocidad de la moto que, día tras día, en sus competiciones se convierte en su más fiel compañera de viaje y de vida. Un mundo del motor que llevan viviendo desde que tenían 10 y 5 años para seguir tomando posiciones hacia la meta. Su meta.