Aunque la crisis del coronavirus ha dejado en el aire la economía de miles de trabajadores, el sector del campo español y castellano-manchego necesita mano de obra urgente, sobre todo para la recolección de algunas hortícolas como el espárrago.
En menor medida pero también sin pausa será necesaria en unas semanas la contratación de personal para recoger las frutas de hueso, y para el sembrado de plantas herbáceas, y ya en el verano para la corta de melones y sandías.
El propio ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, calculó en 100.000 los trabajadores que se necesitan en el sector primario español.
La mano de obra exterior es la que tradicionalmente solventa este déficit, con la recogida cada año de miles de toneladas de frutas y verduras de primavera y verano, aunque en este 2020 nada hay en su lugar y las restricciones de movilidad por el COVID-19“harán muy complicado” atraer a inmigrantes.
Por ello, los representantes de los agricultores piden aprovechar el paradójico escenario laboral español y promover la contratación local y nacional.
Empleo de proximidad.
El secretario general de COAG en Castilla-La Mancha, Ángel Galve, advierte de la “desesperación” que viven estos días los productores de espárrago verde y blanco en Guadalajara, que precisan de entre 300 y 400 temporeros.
Galve, como su organización, apuesta por un “empleo de proximidad”, entre las personas que sufren el paro de larga duración, los recién afectados por ERTEs o incluso los estudiantes.
¿Pero responderá la mano de obra nacional? Pues para su incentivo, dicha entidad agraria ha pedido a las administraciones “compensaciones”, en el caso de los estudiantes “con becas para el año siguiente”, y para los perceptores del paro “con la suma de la prestación y el salario en el campo”, además de la reserva del puesto anterior.
Mientras tanto y a pesar de las restricciones de contratación y movimiento del estado de alarma, “desde COAG España y CLM estamos trabajando en la tramitación de mano de obra externa para las campaña agrícolas”, aunque sería prioritaria la incorporación de mano de obra de la zona.
La Unión de Pequeños Agricultores en Ciudad Real, por su parte, no ve tan urgente por ahora la mano de obra en el territorio ciudarrealeño, aunque “si se larga mucho las limitaciones impuestas” podría “crear un problema en la campaña del ajo”, que se espera para dentro de un mes.
El secretario provincial, Pascual Ortiz, ha dicho esperar que “cuando llegue lo más fuerte, con la cebolla, el pimiento o la cebolla, no falten trabajadores”.
En estos días de confinamiento, tras haber terminado la poda de las vides y en pleno atado de las parras, “no hay demasiada demanda”, pero “si se prolonga el estado de alarma empezaríamos a tener problemas de personal”, sobre todo a la hora de respetar las medidas de seguridad”.
Ha reconocido, igualmente que “hay miedo”, aunque hay personas afectadas por el paro temporal “que me han trasladado su disposición a trabajar en el campo”. “Y yo a través de mi organizaciones lo he comunicado”, ha indicado.
Hay miedo
Por último, un productor de cebollas de Bolaños de Calatrava, ha reconocido que “no sobra mucha gente” en la plantación de la cebolla tardía que ocupa a este sector estos días. “Además del problema del transporte, que es terrorífico (sólo pueden viajar dos personas en un coche y tres en furgonetas de nueve plazas), hay mucho miedo”.
Este agricultor, que en total este año cultivará 30 hectáreas de dicha hortícola, ha explicado que el cultivo conlleva que sus plantadores “estén cerca” y los trabajadores “no quieren ponerse malos, como es lógico”.
Cobre la rentabilidad ha dicho que los precios “siguen siendo bajos”, a entre 16 y 18 céntimos el kilo de cebolla en cámara en origen. Igualmente, la cebolla de alto calibre (la que más se cultiva en la comarca de Calatrava) “tiene menos tirón” en los mercados, tras el cierre del canal horeca (restauración, hostelería, colegios, hospitales).
Todos estos portavoces han valorado “la solidaridad” del sector agrario y ganadero con la sociedad en plena pandemia, a pesar de arrastrar una crisis de rentabilidad. Se han reivindicado como un ámbito económico “estratégico y esencial”.