La falta de lluvias desde hace varias semanas en Castilla-La Mancha, una tendencia rota recientemente con algunos chaparrones, está afectando negativamente a los cultivos en desarrollo, como los de los cereales.
Aunque el avance vegetativo es desigual, dependiendo de la latitud y el tiempo de sementera de las fincas, las siembras, según el técnico de cultivos herbáceos de Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha, el ciudarrealeño Esteban Esquinas, “podrían sufrir efectos irreversibles” si persisten la sequía y ls temperaturas suaves en primavera.
En el actual periodo del ciclo, que es el de ahijado, “el más largo de la planta, en la que desarrolla su capacidad de tener más o menos hijos”, Esquinas diferencia entre las parcelas más adelantadas, al haber sido sembradas en un tiempo inicial del calendario, en septiembre, y las más tardías, incluso en enero, menos crecidas.
De la misma manera, el nacimiento tampoco “es homogéneo” entre las ubicadas más al norte, “con mayor capacidad de recuperación”, y las del sur, “con menos humedad”.
La nota general, según Esquinas, es que la falta de aportación de precipitaciones provocará, sobre todo en los secanos, “una disminución de las producciones”, y lo que es más grave si se prolongará la sequía podría traer “efectos irreversibles” en la comunidad autónoma.
Serían unas consecuencias también derivadas del tipo y cantidad de abonado que se haya aplicado, una “tormenta perfecta” en negativo para el sector.
Aclara que hay dos tipos de fertilización, de fondo, en el inicio de la sementera, o en cobertera al comienzo de la primavera, unas tareas que se han visto afectadas por el momento coyuntural de los mercados, como es la falta de suministro de los abonos al principio de campaña, y el alto coste que siguen arrastrando.
Con todo, en positivo, señala que las lluvias como las que cayeron el pasado fin de semana se rentabilizan muy bien en los cultivos herbáceos, pues con poca agua tienen “capacidad de recuperación”, sobre todo en las parcelas del norte. En este caso, las siembras de Guadalajara cuentan con niveles hídricos más alto qu ,por ejemplo, las de Andalucía.
Superficie
Respecto a la superficie sembrada de cereales, es similar en la región a la cultivada el pasado año -279.352 hectáreas, 32.040 hectáreas de ellas de leguminosas-, dentro de la tendencia a la baja en los últimos años a favor de leñosos como los frutos secos del almendro y el pistacho, más rentables económicamente para los productores.
En los últimos siete años se han plantado 50.000 hectáreas de estos dos cultivos, en detrimento de cereales, leguminosas y barbechos.
Por tanto, la necesidad hídrica marca, reitera Esquinas, el desarrollo del cultivo. Por ello, en algunos casos, los agricultores realizan riegos de apoyo a las aportaciones de precipitaciones para que “no tengan demasiadas carencias”.
La cebada es el cereal más sembrado, junto al trigo, en crecimiento, aunque en zonas de la Mancha están muy afectados por daños de conejos que se están convirtiendo en efectos endémicos.
A la especie de Oryctolagus cuniculus le gusta menos los triticale, señala Esquinas.
Precios
Sobre los precios, Esquinas reflexiona sobre el “mayor mercado global” de unos productos que se consumen en todo el mundo. Desde hace meses, y más desde el inicio de la invasión de Ucrania por Rusia, los precios “están muy elevados”, unos valores que, sin embargo, son “desfavorables” para ámbitos como el de los piensos animales.
A las consecuencias del conflicto -Ucrania y Rusia son importantes graneros de cereales-, y de otros problemas geopolíticos, “que no dan certidumbre”, se suma la crisis energética, otro “factor fundamental” a la hora de cerrar el valor de estos alimentos.
Tampoco ayudan, en opinión del técnico de Cooperativas, las crisis de deuda o el cambio climático “son otros elementos de incertidumbre en los mercados”, y por ello no se vislumbra “una tendencia bajista a corto plazo”.