La foto de perfil de Whatsapp de Emilio Huertas ha sido, durante varias semanas, la puerta grande de Madrid. Ese ha sido –y sigue siendo- su sueño más anhelado, el que más puede acercarle a su aspiración de ocupar puestos de relevancia en el escalafón de matadores de toros.
Pero para poder atravesarla a hombros, que es algo así como tocar el cielo en términos taurinos, hace falta estar anunciado. Y cuando, hace algunas semanas, se dieron a conocer los carteles de la Feria de San Isidro que comienza pasadomañana, y el nombre de Emilio Huertas no aparecía entre ellos, la decepción en el torero ciudarrealeño y su entorno fue enorme.
Su participación en el abono madrileño parecía casi segura, pero una serie de circunstancias se aliaron para que Emilio no haga este año el paseíllo en la feria más importante del mundo.
Una de ellas es la profusión de confirmaciones de alternativa que tendrán lugar este año, cuando el pasado no hubo ninguna. Y es que esta temporada los puestos están más reñidos que nunca, pues al grupo de figuras se ha unido el de torero emergentes, que piden paso, de qué forma, lo cual no deja de ser tremendamente positivo.
A pesar del mazazo, que lo fue, Emilio Huertas y su apoderado, José Antonio Galdón “Niño de Belén”, no cejan en su esfuerzo, y siguen preparándose con intensidad a diario para cuando llegue la ocasión, que podría tener lugar en el mes de agosto. Por eso siguen haciendo campo, es decir, acudiendo a tentaderos, incluso estoqueando toros a puerta cerrada, como ocurrió hace escasas fechas en la ganadería de Javier Gallego, donde Huertas toreó y estoqueó un ejemplar de Román Sorando que tuvo un aceptable pitón izquierdo, lado por el que el torero se encontró a gusto por momentos, alargando la embestida del toro meritoriamente, y evitando la tarascada de protesta por el derecho.
Y es que la vida sigue, a pesar de las adversidades. Se perdió, aparentemente, una batalla, pero la guerra es larga. Y Emilio Huertas no se rinde.