La tarea más determinante de los partidos políticos es buscar votos, es ganar elecciones. Sin duda alguna. Ganar elecciones para poder llevar a cabo las políticas que justifican su existencia, no para alcanzar el poder, sin más. Hay que alcanzar el poder para servir a los seguidores que tienen puestas sus esperanzas en ellos y que para eso los votan. Los votan porque quieren ver hechas realidad sus preferencias, sus prioridades, sus necesidades, sus ideologías, sus inquietudes.
Para lograr esos objetivos, los partidos políticos están obligados, no tienen otra salida, que diseñar un programa bajo dos premisas ineludibles: delimitar y explicar muy bien la política que quieren llevar a cabo, y definir la estrategia para lograrlo. En ese orden: primero lo que se proponen hacer y luego la forma de alcanzarlo. ¿Dónde está el error que estamos viendo en ciertos sectores de la política? Que colocan en primer lugar, y casi único, la estrategia. El contenido político queda relegado a un segundo plano, si no es que ni aparece. Porque no se tiene, porque no es prioritario, o simplemente porque se oculta con toda intención, porque no interesa.
Lo que yo quiero saber para depositar mi voto, es lo que piensan sobre el salario mínimo, sobre los desahucios, sobre las desigualdades, sobre el paro, sobre las becas, sobre la investigación, sobre el recibo de la luz, sobre las relaciones laborales, sobre la pobreza. Quiero saber de dónde van a sacar el dinero necesario para llevar a cabo esas actuaciones; quiero saber cómo se va a repartir la presión fiscal; quiero saber datos muy concretos, que los entendamos todos, de como puede mejorar la sanidad, la educación o la dependencia.
Porque sobre estos temas hay formas diferentes de afrontarlo, hay prioridades muy distintas.. y quiero saberlas, antes de votar. Las estrategias que las diseñen, pero a mí no me interesan. A mí no me interesan si las elecciones se ganan en el centro o en los extremos, si conviene estas declaraciones para aparentar que están más cerca de estos o de aquellos, o los intereses de enfrentarse a unos o a otros, según el momento. Me estomagan las indecentes y continuas alusiones a Venezuela, o que España se hunde, que España se rompe. No. Digan lo que van a hacer. Explicado de forma clara y concreta; que lo entendamos hasta los que no somos politólogos.
http://juliocasarrubios.blogspot.com
