El bipartidismo corre el peligro de vivir permanentemente enfrentado, cuando no hay preparación, ni diálogo, ni argumentos, y ni siquiera intención de acercamiento. “La confrontación viene siendo, en sí misma la esencia de la acción política”. Política igual a riña. Algunos se han sentido muy cómodos en esa confrontación: Cuanto más enfrentamiento, más adeptos a mi causa. Se impone la necesidad de alimentar el frentismo si quiero sobrevivir. Cuanto más siembre la idea de “catalanes malos”, más banderas españolistas surgen; cuanto más se extienda la idea de que España nos roba, y quiere acabar con nuestra identidad más independentismo se crea.
Desaparece el bipartidismo porque la sociedad está clamando, que en España no hay solo dos maneras de pensar; hay más. Y algunos se niegan a aceptarlo, porque ven en ello un peligro para la “Unidad de España”. No se han enterado todavía que la unidad de España se forja, se debe forjar, con el entendimiento de todas las tendencias. Y es aquí donde surgen los dos verdaderos bloques que hoy tenemos, y que algunos, cínicamente no quieren ver, y que terminarán aceptándolo porque la sociedad lo demanda. Lo está pidiendo en las urnas. Aprendamos a leer.
Hay un bloque que no entiende, que no quiere entender, que no acepta esa pluralidad. Y otro bloque que ha captado la realidad y por tanto apuesta por el entendimiento. Hay un bando al que no le interesa abandonar el enfrentamiento porque les da vida; y otro que ha tenido la visión de que el único camino es el diálogo, el acercamiento y la convivencia. Esos son los dos bloques en los que se ha posicionado la sociedad: Los que han visto la pluralidad y su comportamiento; y los del cínico pensamiento único que aún no han superado la Edad Media.