En estas semanas de revuelo político, el Congreso de los Diputados, hemiciclo de la decisión de todos los españoles a la hora de elegir a sus representantes, se ha producido una mezcla de ideas y contradicciones políticas de unos/as y otros/as donde el adjetivo común es la traición.
El Gobierno saliente del Partido Popular y aquellos que veían venir la debacle de su futuro político ven con auténtico pavor que serán desplazados, unos, de sus responsabilidades políticas; y otras, de sus Carteras de Ministras.
El Gobierno saliente del Partido popular toma la peor decisión al provocar la iniciativa de la moción de censura, opción que no se puede reprochar como instrumento, ya que es un medio totalmente lícito, democrático y razonable para momentos de crisis institucional.
Parece que el miedo de que otra fuerza política anaranjada en su color de identidad le hiciera el sorpasso, prefiriendo utilizar la crítica de oposición. Grave error el que cometen, al hacer partícipes del cambio a los etarras e independentistas.
Todos estos acontecimientos, que ya son historia, nos sitúan en un presente donde las opiniones de algunos expresidentes del Gobierno, bien sea la de Felipe González o la de José María Aznar, parecen no hacerles bien a sus respectivos partidos políticos, al menos esto es lo que se desprende después de oír a los representantes de la cúpula del Partido Popular.
Los picotazos y advertencias de José María Aznar al Partido Popular no son ninguna novedad, más allá de que algunos y algunas lo quieren dibujar de otra manera olvidándose, como la Sra. Cospedal, sus comienzos como Consejera en la Comunidad de Madrid y la relación que tuvo con Esperanza Aguirre, y eso suponía estar por lo tanto, muy cerca de José María Aznar.
Las opiniones del expresidente del Partido Popular son censuradas por la Secretaria General , que olvida de donde viene y pretende desmarcarse por la obsesión de trepar a puestos de mayor relevancia para lograr el poder y así proclamarse candidata para las próximas elecciones generales.
La ambición que le lleva a criticar a José María Aznar es producto de su frágil memoria, olvidando que a Castilla-La Mancha y a sus ciudadanos le dio una de cal y otra de arena.
La Sra. Cospedal, manifiesta que ella estará donde diga el partido pero hará todo lo pertinente para ser candidata en el próximo congreso extraordinario, y olvida que ella no es el mejor ejemplo cuando en su reelección como presidenta del Partido Popular de Castilla la Mancha, se obstaculiza, se descalifica, se ridiculiza, a un afiliado por presentar su candidatura a la presidencia regional del partido.
No se puede “sorber y soplar” al mismo tiempo y demostrar una enorme hipocresía al criticar a personas que fueron tan relevantes en el Partido Popular. Es intolerable la actitud del “ordeno y mando” que siguen imponiendo en sus parcelas, donde siguen manteniendo su Sala Vip que a su regreso, de no conseguir sus objetivos, les permitiría optar a otros cargos, aunque olvidan que son los castellanos-manchegos los que tienen en sus manos esa decisión y como dice el refranero: “quien todo lo quiere todo lo pierde”.
