Sería el año 1996 y acudí a consultar los ejemplares originales de la primera época (1975-1978) de la revista Balcón de Infantes. Yo me encontraba por esos años cursando mis estudios de Historia en la Universidad de Castilla-La Mancha y en mis ratos libres hacía con poco éxito de divulgador de la historia local en aquella misma revista actualmente desaparecida. La consulta de algún dato o la simple curiosidad por conocer los orígenes de la publicación me llevó seguramente a la biblioteca “Quevedo” ubicada en la antigua Alhóndiga de Villanueva de los Infantes.
Como en tantas otras bibliotecas anteriores a la era de Internet, la sala de la “Quevedo” presentaba aquella tarde un lleno casi absoluto de público. Un nutrido grupo de adultos hojeaba y a ratos leía las publicaciones periódicas (diarios, semanarios, revistas…). Otro grupo de escolares y adolescentes se afanaban en hacer sus deberes y estudiar. Y entre medias estaba yo solicitando una consulta en la hemeroteca local.
La biblioteca de Infantes me pareció en aquel lejano día de 1996 común a otras muchas bibliotecas que yo conocía; su responsable, María Ángeles Jiménez, sin embargo, me pareció excepcional porque ofrecía algo más de lo habitual: me respondió a numerosas preguntas, me orientó en la bibliografía local y me recomendó lecturas. Desde aquel día tuve constancia de que la biblioteca de Villanueva de los Infantes no era sólo un lugar donde se almacenaba la información, era además un lugar para el conocimiento y la socialización cultural. La biblioteca estaba llamada a convertirse en un referente de la cultura local. Como así ha sido. Alguien que no recuerdo escribió: “Las malas bibliotecas crean colecciones, las buenas servicios”. A estas últimas si lugar a dudas pertenece la de Villanueva de los Infantes de la mano de su directora.
Sin embargo, el momento de la jubilación (temida por muchos y deseada por los más) también ha llegado para nuestra bibliotecaria y desde hoy nos dice adiós con el saber de su misión cumplida tras 32 años de servicio a su pueblo. Un merecido descanso para quien ha sido el principal activo de esta institución cultural en la ciudad. Su despedida, sin embargo, me provoca, a la vez que una profunda nostalgia, algo de natural incertidumbre sobre el futuro y la calidad de este servicio a partir de ahora. La impronta de María Ángeles Jiménez en la cultura de Villanueva de los Infantes ha sido tan larga y profunda que bien merece un repaso.
La biblioteca, semillero de importantes proyectos culturales
Si tuviera que definir en una sola frase la labor de María Ángeles Jiménez al frente de la biblioteca a lo largo de estos 32 años elegiría esta: “De los anaqueles al público”. Porque la “Quevedo” ha sido el escenario del nacimiento e impulso de numerosos proyectos culturales hoy consolidados y de los que participa gran parte de la sociedad infanteña desde hace años.
Todo comenzó un 3 de noviembre de 1992 cuando después de ganar por concurso oposición la plaza de agente cultural bibliotecario María Ángeles tomó posesión de la biblioteca municipal de Villanueva de los Infantes. Aquel día fue de contacto, no hubo transición alguna, sólo algo del trabajo que algunos de sus predecesores habían puesto en marcha; por delante, casi todo por hacer: más mobiliario, instrumentos bibliográficos, creación de nuevas secciones, catalogación del fondo, incorporación de nuevas publicaciones… Y un gran objetivo: convertir a la “Quevedo” en un espacio de dinamización cultural de clara vocación participativa.
Durante su etapa se consolidaron las “Jornadas del Libro para Jóvenes” con mesas redondas, exposiciones bibliográficas y encuentros con escritores y periodistas. Se puso en marcha la celebración del “Día del Libro” y se involucró a los estudiantes de los institutos de educación secundaria de la localidad en actividades como las “Jornadas de Conocimiento del Campo de Montiel”. Muchas de estas jornadas fueron la semilla de los encuentros literarios “Nuevos cauces de la prosa y la poesía” que organizó por primera vez la biblioteca “Quevedo” en 1999 y que hoy copan la parrilla cultural infanteña las noches del mes de julio de manos de la asociación Luciérnaga. No menos importante es la participación de la biblioteca (y los clubes de lectura que en torno al centro se crearon y aún siguen activos) en el plan de acción de la Plataforma Campo de Montiel y el surgimiento de su exitosa “Ruta de los Patios”.
La sección local, un tesoro a disposición de los infanteños
Pocos meses después de comenzar su andadura laboral en la biblioteca municipal, María Ángeles Jiménez inauguró en la revista “Balcón de Infantes” una sección bajo el título “Libros de autores o temática local”. El contenido de la hoja era un reflejo de la creación de la sección local de la biblioteca, desde mi punto de vista la más importante de cuantas alberga la institución.
La sección local ha sido celosamente cuidada y ampliamente dotada desde el primer día por María Ángeles y alberga cuantas publicaciones en distintos formatos contienen información sobre Villanueva de los Infantes y el Campo de Montiel o han sido escritas por personas relacionadas con la ciudad y la comarca. Destaca, sin lugar a dudas, la sección del Siglo de Oro con numerosas obras de Quevedo, Bartolomé Jiménez Patón y santo Tomás de Villanueva, muchas de ellas de alto valor bibliográfico. Dentro de esta sección también es importante señalar la colección de cartelería, folletos y otras publicaciones periódicas como los libros de festejos y programas de fiestas que comienzan en 1930. Es una sección de un gran valor histórico, memoria de la ciudad, que merece una cuidada atención. Un tesoro a disposición de los infanteños.
Despedida para una bibliotecaria
Y a mí, seguramente como a muchos infanteños sensibles a la cultura de nuestro pueblo en alguna de sus manifestaciones, me gustaría que María Ángeles Jiménez continuara como bibliotecaria; que los anaqueles de la biblioteca siguieran saltando a la calle en forma de conferencias, presentaciones de libros o clubes de lectura; que la biblioteca prosiguiera ampliando y mimando su fondo local y que el espíritu de semillero cultural con que nació en 1992 no terminara. Pero todo tiene un final y todos nos merecemos un descanso.
Hoy se cierra una brillante etapa de la cultura de Villanueva de los Infantes. A la vez que se abre otra con importantes retos, los propios del siglo XXI, para nuestra biblioteca. Para ponerlos en marcha y consolidarlos necesitamos, Infantes necesita, muchas bibliotecarias como la que hoy despedimos. Gracias, María Ángeles, por tu conocimiento, dedicación, entrega y pasión en todo lo que has emprendido. Y gracias, sobre todo, por haber hecho extensible esa misma pasión y dedicación a cuantos hemos tenido la oportunidad de conocerte y haber trabajado contigo en algún proyecto.