Los conejos siguen arrasando los campos de cultivo en Castilla-la Mancha. Más de 300 pueblos de cuatro provincias de la región están sufriendo las consecuencias de este crecimiento exponencial, acumulando pérdidas que ascienden a 600 millones de euros al año, “por culpa de esta catástrofe natural a la que la Administración no le está poniendo remedio”.
Agricultores de la región, denuncian que esta catástrofe viene prolongándose desde hace más de una década, haciendo que cada año las pérdidas se multipliquen y los efectos de esta plaga de conejos híbridos “se haya vuelto incontrolable”.
La introducción de los conejos en el campo surgió con la intención de repoblar las zonas cinegéticas y como iniciativa para preservar el desarrollo de los ecosistemas y la cadena alimentaria de otras especies en peligro de extinción como el lince ibérico. Sin embargo, explica Jesús Montes, agricultor de Villacañas, “desde la Administración no se midieron las consecuencias de trabajar con una especie desconocida que ha terminado colocándose en lo más alto de la pirámide alimentaria, arrasando con todo lo que encuentra a su paso”.
Sembrar una hectárea de cultivo leñoso supone un gasto que oscila entre los 6.000 y los 15.000 euros, una cantidad que debido al incremento de los precios en los combustibles y en la electricidad ha crecido en el último año y medio. Denuncia Montes que “con el gasoil por las nubes y con la subida de precios de los abonos fitosanitarios, entre otros gastos en escalada, los conejos están acabando por rematarnos haciendo que la situación sea insostenible”.
 
“Es una desesperación ir al campo y encontrarte con todos los cultivos comidos”, explica a Lanza, José María Montes, ingeniero agrónomo y propietario junto a su hermano Jesús de una finca agraria en Villacañas.
“Los conejos han colonizado el campo. Tienen tres y cuatro camadas al año y sin plantear soluciones verdaderas y realistas es imposible controlarla”.
La única solución que se ha brindado, dice, “es la caza, pero es insuficiente”. “La Administración debe declarar esta situación como plaga y debe tomar medidas para su erradicación”. Pero, la pregunta a estas alturas es, ¿por qué se niega? “Porque básicamente, si declaran como tal, tendrían que devolver muchos millones de euros que han recibido de programas como Life Lince”.
Demostrar que se trata de un “conejo híbrido“
Desde Unión de Uniones va a realizar un estudio para demostrar que el conejo que arrasa los campos no se trata de un conejo autóctono, sino se trata de un “conejo híbrido”.
Desde Unión de Uniones, explican los hermanos Montes, “se está realizando un estudio para demostrar que el conejo soltado por parte de la Administración no ha sido el autóctono y a partir de ahí pedir cuentas a la Administración que es quien ha provocado este problema y que ahora está tratando de derivar a ADIF y a Fomento, alegando que los talud son un gran refugio para ellos”.
El próximo día 11 de agosto, se presentará el estudio de “La plaga del conejo híbrido”, en el Auditorio de Mota del Cuervo.
Más allá de la Administración, explica José Antonio Corrales, agricultor también en Villacañas, “el problema es el conflicto social que está provocando todo esto, con enfrentamientos con ASAJA, con los cazadores e incluso con nuestros propios vecinos”.
En 2018, la entonces diputada nacional por el Partido Popular, Carmen Quintanilla, se reunió con varios grupos de agricultores manchegos afectados por este problema, presentando una iniciativa parlamentaria que fue debatida en la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación, en la que ya reclamó medidas urgentes; que pese a todo el empeño mostrado y el seguimiento del caso, no sirvió para que la Administración haya movido ficha desde entonces, poniendo sobre la mesa las soluciones ante una invasión que crece poniendo ante la picota a centenares de agricultores en la región.