La vida de Cañada de Calatrava, que con menos de un centenar de habitantes es el segundo pueblo más pequeño de la provincia, se paró este sábado por un suceso extraordinario. Las pedaladas de un reverendo alemán procedente de Kamp-Lintfort acabaron en el ‘teleclub’ para sorpresa del vecindario.
Llegó con su bicicleta y apenas unos bártulos en busca de asueto. Y para su suerte dio con Antonio Ruiz de Castañeda, abogado propietario de la Finca Arudecas, que se presentó a Christoph Roller y, a pesar de las dificultades con el idioma, pronto supo que se dirigía a Senegal para pregonar la paz en el mundo.
Diez países en dos meses y medio
Christoph Roller salió el 3 de noviembre de Kamp-Linfort, un pueblo minero alemán que después de la Segunda Guerra Mundial fue punto de encuentro para “muchas culturas”. Aunque su origen es cristiano, hoy en día acoge mezquitas y multitud de credos religiosos y culturas que conviven en armonía.
Ha llamado a impresionante reto ‘Peace bike tour’ y pretende llegar a mediados de enero a Abéné, un pueblo pesquero de Casamance en Senegal, que destaca también por su interculturalidad y que se ha convertido en los últimos tiempos en un imán para artistas. No es la primera vez que Roller ha estado allí, pues en este lugar aprendió a tocar el yembé, según confiesa a Lanza.
El recorrido que va a realizar es impresionante: pasará por 10 países. Ya ha atravesado Países Bajos, Bélgica y parte de la Península Ibérica. El paso a África será en barco por el estrecho de Gibraltar y luego seguirá por toda la costa para atravesar Marruecos, el Sáhara Occidental, Mauritania, Gambia y Senegal.
Hace unos 120 kilómetros al día y busca alojamiento “día a día” a través de diferentes plataformas. Cuenta que la última vez que estuvo en Senegal bromeó con que por “motivos climáticos” no volvería a coger el avión, y “de una broma se hizo la realidad”. Al recorrer tantos lugares confiesa que tendrá “la oportunidad de entrar en contacto con personas” en su camino “hacia la paz”. El coste corre por su cuenta.
Un reto por la convivencia pacífica entre religiones y culturas
Por Whatsapp y en inglés, Christoph Roller explica que tiene 68 años y que gran parte de su vida ha sido reverendo. Vivió en Nigeria durante más de 6 años y ha destacado por su defensa de la “espiritualidad diversa”. Como teólogo protestante posee amigos por todo el mundo, desde la India a Tanzania, Ruanda, Congo, Nicaragua o Colombia.
Ahora, cuando ya está retirado, cuenta que su Iglesia y su ciudad le envían “con sus bendiciones a este viaje”. Hay que tener en cuenta que Kamp-Linfort ha acunado en los últimos tiempos multitud de encuentros y festivales con fines similares, como fue la exposición ‘Jardín del Edén’, en la que estuvieron implicados judíos, cristianos y musulmanes.
Roller pasa la noche en la finca Arudecas
En Cañada de Calatrava, Antonio Ruiz de Castañeda no dudó en invitarlo en la finca Arudecas, a cenar, a pasar la noche y a ver su colección privada de arte. El abogado, que también se dedica al comercio internacional, destacó que al final su exposición de arte, entre las que hay obras de Bernini o Cánovas, “es una forma de convivencia entre culturas, de exportar el arte de España a otros puntos del mundo”.
A las once de la mañana de este domingo, y con la rueda de la bicicleta arreglada Christoph Roller, o como lo han llamado en Cañada, “el tiarrón de un metro noventa con pinta de guiri”, emprendió de nuevo su viaje. Su hoja de ruta está marcada: pasará por Granada en dirección a Tarifa.