La primera oleada del estudio de seroprevalencia realizado por el Ministerio de Sanidad y el Instituto Nacional de Estadística, publicado el pasado viernes, puso de manifiesto que más del 11% de la población de la provincia de Ciudad Real presentaba anticuerpos en su organismo del SARS-Cov-2, lo que implica que más de 55.000 personas han pasado el COVID-19. Una cifra que, en un primer momento, era bastante desalentadora para el Gobierno y para la población, pues uno de los dogmas de esta pandemia es que la inmunidad de grupo o de rebaño no se alcanzaría hasta que el 60% de la población haya pasado el virus. Sin embargo, dos estudios publicados en las últimas semanas cuestionan esa cifra y consideran que el porcentaje de contagios para alcanzar la inmunidad de rebaño podría situarse entre el 10 y el 40%.
Un estudio, publicado el pasado 2 de mayo, y capitaneado por la biomatémática portuguesa Gabriela Gomes, profesora de la Universidad de Oporto y de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, considera “muy probable” que el cenit de la pandemia se sitúe entre el 10 y el 20%. Una horquilla en la que ya estaría dentro la provincia de Ciudad Real, con el 11,1% de la población infectada.
Otro estudio, firmado por tres matemáticos: los profesores de la Universidad de Estocolmo Tom Britton y Pieter Trapman y su colega de la Universidad de Nottingham Frank Ball, sostienen que la inmunidad de rebaño no se sitúa en el 60%, sino en torno al 43%, algo que haría situar a la provincia de Ciudad Real más cerca de la ansiada inmunidad mientras llega la vacuna.
Según publica El Confidencial en uno de sus artículos, ambos estudios se fundamentan en que no todo el mundo tiene las mismas posibilidades de infectarse en función de su nivel de actividad y contactos. Evidentemente no es lo mismo el riesgo que tendría una persona mayor, cuyo nivel de contactos y actividad se limita a la familia, algunos amigos y a salir a pasear al parque, que el de una persona de 30 años, que va en transporte público al trabajo, trabaja en una planta de oficina junto a decenas de compañeros, va al gimnasio, frecuenta los bares, restaurantes y discotecas, y de vez en cuando acude a un evento multitudinario deportivo o un concierto.
Al contrario que los estudios tradicionales sobre inmunidad de rebaño, parten de la tesis de que no todos los ciudadanos están expuestos al virus del mismo modo. Los dividen en tres grupos: los menos activos, los de actividad media y los de mayor actividad. Estos últimos son los más susceptibles de infectarse por estar en contacto con un elevado número de personas.
No obstante, ambas investigaciones están pendientes de ser revisadas por la comunidad científica, ya que sus planteamientos van contra el ‘proceder’ científico al emplear modelos matemáticos, aunque realistas y contrastables.