La catedral de Ciudad Real se ha llenado esta tarde de claveles blancos, símbolo de pureza y amor, en la misa de enfermos y ancianos que cada año -ya son cerca de sesenta- acuden a encontrar consuelo en la Virgen del Prado casi en vísperas de la festividad de la asunción. Y lo hacen en una ‘Caravana blanca’ recuperada tras la pandemia, que este año ha recogido en dos autobuses, ambulancias y coches adaptados de Protección Civil a un centenar de personas de las residencias Santa Teresa Jornet, Ciudad de Matrimonios Ancianos y Gregorio Marañón.
Ni la lluvia ni la tormenta que ha descargado ha frenado el encuentro más esperado del año para algunas personas y sus familias, en trances muy duros, “esto no se suspende por la lluvia”, cuenta Santiago Caballer, presidente de la Hospitalidad de Lourdes de Ciudad Real, que organiza uno de los cuatro actos religiosos más importantes de la fiesta mayor de la capital. “Este año venimos si cabe con más intensidad, el año pasado se hizo la misa pero muchos ancianos de las residencias no pudieron venir, hemos traído a cerca de un centenar de personas”.
La caravana de este año, escoltada por la Policía Local y precedida por vistosos coches antiguos, ha recorrido entre las seis y media y las siete de la tarde las rondas de Calatrava y Toledo, para seguir por las calles Toledo, Rosa, Camarín y paseo del Prado hasta la catedral, donde el obispo Gerardo Melgar ha presidido la misa.
Voluntarios de la AECC
En las puertas de la catedral, los voluntarios con claveles, entre ellos, de nuevo, miembros de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) de Ciudad Real, como Úrsula Asensio y Gracia Rodríguez, enfermeras jubiladas que se implican en las causas solidarias en las que tienen oportunidad de seguir aportando a la sociedad. Ambas se conocieron en el hospital y acompañaron durante muchos años al sacerdote don José Ballesteros, el histórico párroco del Hospital de Ciudad Real ya fallecido que impulsó esta iniciativa. Ahora en su jubilación siguen su estela: “Participamos en todo lo que sea hacer el bien a los demás”.
El manto de los condes de la Cañada
La Virgen del Prado ante viste este año el manto que donaron los condes de la Cañada en 1925, de tisú de plata (la Virgen tiene tres que utiliza por turnos), una magnífica estampa ante la que los fieles están depositando ofrendas desde la tarde del martes pasado, cuando bajó la imagen del camarín al paso con el que saldrá en procesión el lunes 15 de agosto. El horario, fuera de misas, para acceder a la catedral hasta el 22 de agosto es de 9.00-13.00 horas por la mañana y de tarde de 19.00-00.00 horas.
La procesión de la Virgen, 20.00 horas el lunes 15
El 15 de agosto, día grande de las fiestas de Ciudad Real, la patrona saldrá escoltada por primera vez por mujeres, hermanas de pleno derecho, al mismo nivel que los hombres, un momento histórico que ha tardado más de cuatrocientos años en llegar. La hermandad de la Virgen acabó con ese anacronismo en el año 2020, en el que tras los cambios en los estatutos, promovidos por la directiva actual, se permitió el ingreso de las primeras mujeres. Pero la crisis sanitaria del coronavirus impidió la procesión de ese año y el siguiente, y las hermanas de la Virgen del Prado no han participado en la celebración al nivel que los hombres.
Con las mujeres, las que más han ingresado como hermanas, procesionarán también por primera vez los menores, admitidos desde el bautismo en la hermandad pero hasta ahora solo incorporados como miembros de pleno derecho a partir de los 16 años.
Misa del peregrino, la madrugada del 15 de agosto
La misa del peregrino, a las seis de la mañana de la solemnidad de la asunción de la Virgen, el 15 de agosto, se espera multitudinaria este año sin restricciones de aforo. «Calculamos que acudan entre ochocientas y novecientas personas que vendrán caminando toda la noche desde lugares como Poblete, aquí al lado, o hasta desde Porzuna», cuenta el presidente de la hermandad Jesús González. El 15 la misa pontifical será al mediodía en la catedral y la procesión a la hora habitual, las 20.00.