Existen pocos desastres naturales o humanos que no despierten oleadas de solidaridad y eso es lo que ha ocurrido en Galicia desde que a principios de diciembre del año pasado grandes cantidades de pellets empezaron a aparecer en las playas de la ría de Muros y Noia.
Días antes, el buque mercante Tocanao, con bandera de Libia y que navegaba en aguas portuguesas, perdió 5 contenedores de su carga, entre ellos, uno con 26,25 toneladas de microplásticos no biodegradables repartidos en 1.050 sacos de 25 kilos cada uno.
Uno de los testigos del desastre en tierras gallegas ha sido Víctor José Sánchez, albaceteño de 27 años graduado en Ciencias Políticas en París, que estudió hace dos años el Máster de Investigación en Letras de Humanidades en la UCLM en Ciudad Real y que ahora trabaja como investigador de la Universidad de Vigo en temas de política climática municipal.
“El vertido de pellets ha sido un impacto en Galicia, sobre todo para la gente de la ría, que ya vivía una campaña difícil por la escasez de almeja derivada de la falta de lluvias, y yo lo estoy viviendo con bastante cabreo y ansiedad”, confiesa a Lanza.
Voluntario en la playa de Rodeira
Este mismo sábado participó como voluntario en las labores de limpieza convocadas por la Asociación para la Defensa Ecolóxica de Galicia (Adega) por toda la costa, en concreto en la playa de Rodeira, en el concello de Cangas, en Pontevedra.
La tarea durante toda la jornada fue ardua y primero tuvieron que recibir un pequeño curso de formación, para realizar la limpieza de pellets durante la marea baja, que es cuando se acumulan sobre todo en la orilla, “sin dañar el ecosistema”, dado que se encontraban en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Así pues, Sánchez explica que tuvieron que tener “especial cuidado con las algas”, que son las que concentran la mayor parte de estos microplásticos de unos 5 milímetros de tamaño. “Se enmarañan con las algas y es muy difícil separarlo”, explica.
Los treinta voluntarios, entre los que había gente de todas las edades, desde los 20 en adelante, empezaron con una recogida selectiva. Por un lado, tenían un capazo seco, “para los plásticos normales”, como redes de pesca, y por otra parte, otro cubo con agua de mar, “donde flotaba el pele”, que luego seleccionaban a mano con un colador.
“Fue un trabajo de chinos y una experiencia desoladora, no solo por los pellets que encontramos, sino por todos los plásticos que encontramos en la playa”, explica Víctor Sánchez, al mismo tiempo que reflexiona sobre el maltrato continuado al medio ambiente. Hay que tener en cuenta, señala Víctor, que este cargamento de pellets que acabó en el mar era “para fabricar más plásticos”.
“Impresiona”
La peor conclusión que saca es que “la limpieza de pellets es insuficiente: no sabemos si va a contener el vertido y menos reparar el desastre”, comenta a Lanza. No es la primera vez que ve microplásticos en las playas, pero nunca en tanta cantidad, ni con semejantes repercusiones. “Impresiona”, insiste.
De hecho, apunta que en los últimos días “ya han aparecido cetáceos muertos con el estómago lleno de pellets” en las costas gallegas y considera “poco tranquilizadoras” las declaraciones realizadas por la Xunta con respecto a que “no hay problema para el consumo humano”.
Mientras que la Xunta de Galicia y el Gobierno central se han lanzado dardos en las últimas semanas sobre la gestión de la catástrofe, los sindicatos ya han convocado una manifestación el próximo 21 de enero, y la sensación generalizada entre la población es de “impotencia, rabia, tensión, preocupación”.
Las batidas de limpieza “durarán meses”
Tras reclamar a la Xunta que refuerce los trabajos de limpieza en las playas, Víctor José Sánchez afirma que con total seguridad “habrá sucesivas iniciativas ciudadanas de limpieza” que “durarán meses”, y señala que existen grupos de Whatsapp para voluntarios de fuera de la comunidad autónoma, donde se coordinan acogidas.
La Xunta de Galicia ha publicado una serie de protocolos de actuación para la recogida de los pellets y la semana pasada la Unidad Especializada en Medio Ambiente de la Fiscalía General del Estado (FGE) encargó las primeras diligencias de investigación por el vertido de pellets en las costas gallegas.