Diego Peris vuelve a explicarnos cómo es y era Ciudad Real, en esta ocasión dentro de rondas, en un nuevo trabajo divulgativo que pretende ser una descripción de las calles, plazas y edificios singulares de los principales barrios, y su evolución histórico artística.
En su nuevo libro ‘Espacios y tiempos en Ciudad Real. La ciudad interior’ el arquitecto se limita a “describir, no a juzgar”, dice en una entrevista con Lanza, en la que reivindica una ciudad que sin tener un gran patrimonio es “amable para vivir”, y que en su opinión ha sido juzgada con mucha severidad. “Ciudad Real es tan bonita o tan fea como cualquier otra ciudad”, remata.
Editado por Serendipia el lector encontrará en esta guía (se presenta este lunes a las 19.00 horas en el museo López Villaseñor) una completa descripción de cómo es la ciudad. “La hemos dividido en cinco zonas, la más importante el área suroeste que comprende la plaza Mayor, el Prado, la catedral, San Pedro y la sede de la Diputación. En cada espacio voy hablando detenidamente e incluimos planos de los edificios que se han hecho exprofeso para esto, otros los hemos redibujado para que se vea cómo ha evolucionado y contamos su historia”.
El libro, una primera parte de un proyecto más ambicioso que pretendía ser una guía de toda la ciudad, incluye también fotografías antiguas, “está bien recordar lo que hubo en su momento”, dice.
El trabajo del arquitecto no se circuncribe a grandes edificios, sino a otros menos conocidos y explicados como el mercado de abastos, un diseño del arquitecto racionalista Arias, o la antigua Delegación de Sanidad, diseñada “con un lenguaje muy historicista”.
Los mejores y los peores momentos arquitectónicos
Profundo conocedor de la arquitectura y la historia de Ciudad Real, Peris destaca dos momentos de la historia reciente que más mella han hecho en su fisonomía actual, la desamortización del siglo XIX, “que le vino bien a la ciudad”, afirma, y el planeamiento especulativo de los años sesenta en lo negativo.
“Ciudad Real no ha tenido un patrimonio de una gran monumentalidad, sus grandes referentes son las iglesias de San Pedro, Santiago y la catedral que llegan intactos hasta finales del siglo XIX. Curiosamente la desamortización nos viene bien, en ese tiempo se transforma un convento en un instituto o al palacio episcopal se la da un nuevo uso y van apareciendo edificios interesantes”, explica.
Lo peor llega en los años sesenta. “Se opta por ensanchar las calles, surgen las disputas y lo que se hace es generar aprovechamientos salvajes y especulativos, la torre de la plaza de Pilar es un ejemplo de ello”, subraya.
Peris reconoce que se han hecho muchas reformas “no demasiado afortunadas”, pero insiste en que pese a eso en estos momentos se ha conseguido una ciudad de 80.000 habitantes, la mitad de ellos dentro de la ronda por la que discurrió la muralla, de fácil acceso y paseable, con muchas zonas verdes y ajardinadas.
“Conocer la historia es importante para no hacerlo tan mal, conservar las buenas cosas y mejorar las que se puedan”.
Lorenzo Selas, Luis Arroyo y Pilar Zamora
Estos son los mimbres para el debate que Peris propone a las tres personas que le acompañarán este lunes en la presentación de su libro, por un lado Lorenzo Selas, uno de los primeros alcaldes de la transición, el exrector de la Universidad de Castilla-La Mancha Luis Arroyo (durante su mandando se construyó el campus) y la actual alcaldesa de Ciudad Real Pilar Zamora.
“Focos de vida” en torno a edificios singulares
Por último Peris insiste en la reivindicación de Ciudad Real, “defiendo mi ciudad sin castigarnos y sin esa visión negativa, hay cosas positivas, asumibles, y otras en las que hay marten de mejora, como por ejemplo el entorno de la iglesia de Santigo, que en mi opinión debería tener un espacio urbano más fácil para el uso de los ciudadanos, como otras intervenciones que se han hecho, por ejemplo la plaza frente a la Diputación. Se trata de ir creando focos de vida en torno a edificios singulares”.
