La Confederación Hidrográfica del Guadiana se prepara para cumplir con el objetivo de recuperar las aguas subterráneas en riesgo del alto Guadiana en 2027. Esa es la meta de la nueva planificación hidrológica, que implica revisar masa a masa los consumos de los actuales planes de actuación –antes programas-, para establecer “un uso más racional”, en palabras del presidente Samuel Moraleda.
La revisión afecta por el momento a seis masas subterráneas, Mancha Occidental I y II y Rus-Valdelobos (antes acuífero 23); Lillo-Quintanar, Consuegra-Villacañas y Sierra de Altomira, a las que se pronto se incorporarán las masas del Campo de Montiel y Campo de Calatrava (la última en ser declarada sobreexplotada), que carecían de planes de actuación previos.
A consulta con los regantes la próxima semana
El documento, que la Confederación pasará a consulta de la comunidades de regantes a lo largo de esta próxima semana, fija unos volúmenes máximos de consumo en la línea de los planes de extracciones aprobados para la campaña 2019, pero según Moraleda permiten “cierta flexibilidad”, es decir, la posibilidad de que se habrá la mano si se ahorra más agua en los años hidrológicos buenos.
Los programas también establecen actuaciones “de cara a la recuperación del buen estado cualitativo de los recursos”, apunta el presidente.
En febrero, a información pública
Los nuevos programas de actuación por masa de agua –territorios más pequeños que los antiguos acuíferos- saldrán a información pública en febrero, después habrá que debatir e incorporar o rechazar las propuestas, someterlos al Consejo del Agua y finalmente aprobarlos por la junta de gobierno del organismo que gestiona el agua del río Guadiana, “lo que nos llevará al segundo semestre del año”, señala Moraleda.
La intención es que en la campaña de riego de 2020 cada comunidad aplique su propio programa de extracciones.
El grueso del consumo, en el acuífero 23
El grueso de los consumos de agua subterránea en el alto Guadiana (de la que depende buena parte de la agricultura de Ciudad Real) está en las masas que se asientan sobre el antiguo acuífero 23, el gran mar subterráneo de Ciudad Real. Así Mancha Occidental I tiene autorizado un consumo anual de 91,2 hectómetros cúbicos, Mancha Occidental II 106,2, Rus-Valdelobos 24,6, Sierra de Altomira 26, Lillo-Quintanar 17 y Consuegra-Villacañas 28. Y eso con la declaración de sobreexplotación que pesa sobre ellos.
Se trata de consumos que no tienen nada que ver con las modestas posibilidades de los regantes que dependen de aguas superficiales. El pantano más grande del Guadiana en Ciudad Real, Torre de Abram, tiene una capacidad de embalse de 183 hectómetros, menos que el consumo de agua subterránea anual que se permite cada año en la zona del antiguo acuífero 23.
Aguas superficiales en 2019: no estamos mal
Con la campaña de aguas subterráneas prorrogada (se permitirán los mismos consumos que en 2018), la Confederación del Guadiana y los usuarios tendrán que consensuar la campaña de riego 2019 de aguas superficiales. “De momento no estamos mal”, asegura el presidente Moraleda.
A mediados de enero los embalses están al 43% de su capacidad (el año pasado estaban al 18%), por lo que a poco que llueva estos meses se prevé que la campaña de riego para la agricultura será normal, “pero es prematuro todavía, sería deseable que lloviera más”, recalca Moraleda.