La escasez de precipitaciones y las altas temperaturas de este otoño inusual prometen dar al traste con la temporada de setas, sobre todo con las comestibles. Las recetas con níscalos, champiñones, boletus y parasoles van a ser toda una exquisitez en noviembre y diciembre, pues habrá pocas y muy dispersas.
Representante de la asociación micológica El Ilustre Minero de Puertollano, Mercedes Lara, reconoce que “la escasa humedad que había en el campo, tras las lluvias de hace un mes, se ha evaporado por las altas temperaturas”. La temporada será “una de las peores de los últimos diez o doce años”, de acuerdo a los ciclos de sequía.
A pesar de que setas existen durante todo el año, el níscalo o el boletus ya deberían haber hecho su aparición, y en estas fechas encontrar alguno bajo la hojarasca es una auténtica proeza. El tiempo apremia en la búsqueda, pues la temporada suele durar hasta mediados de diciembre, con las primeras heladas.
La única esperanza para los amantes de las setas silvestres y para las empresas relacionadas con el sector es que continúe la bajada de temperaturas y prosigan las tímidas lluvias de las últimas jornadas, de manera que podría salir algo “en los próximos diez o quince días”.
La situación es similar en toda España
Mercedes Lara señala que los sitios donde habrá más probabilidad de encontrar setas serán “zonas de umbría, con sombra, y cercanas a ríos y arroyos”, que son las que más retienen la humedad. En las zonas de montaña será más fácil encontrar setas comestibles, aunque también en ríos rodeados de abundante vegetación, “con fresnedas o choperas”.
La situación de la provincia de Ciudad Real, que cada año nota una auténtica movilización de recolectores en los montes en busca de níscalos, es similar al resto de España, como demuestra la escasa actividad que han tenido las conserveras de Soria, Segovia o Zamora.
La integrante de la asociación micológica puertollanense señala que “el mejor sitio para coger setas de toda la Península Ibérica en esta temporada será la Sierra de Grazalema en Cádiz”, ya que, según explica, “es una zona en las cercanías del Estrecho de Gibraltar donde coinciden temperaturas templadas durante el invierno con altas precipitaciones”.
Un buen año para contemplar “rarezas”
Aunque la campaña otoñal de setas no responderá a las expectativas de los paladares, sin embargo, generará un gran interés entre los amantes de la micología, que tendrán una gran oportunidad para observar “rarezas” en el campo.
Mercedes Lara asegura que noviembre y diciembre, hasta que vengan las primeras heladas, ofrecerán la posibilidad de observar “setas reconocibles en sitios insospechados” y “otras que presentan deformidades, formas caprichosas o mutaciones”, porque no han tenido las mejores condiciones para su desarrollo.
Entre las tóxicas, la asociación micológica de Puertollano indica que los ciudarrealeños encontrarán setas de la madera, de muy diferentes tipologías, además de mixomicetos y russulas.
Recomendaciones y jornadas para salir al campo
Para los aficionados a salir al monte con la cesta de mimbre, siempre con cuidado de “alterar lo más mínimo” el medio natural, las recomendaciones son claras: “coger siempre setas conocidas y optar por hacer fotografías cuando no sean para consumo”. Además, Mercedes Lara aconseja no cortar setas cerca de las carreteras, porque pueden contener metales pesados, ni en zonas con minas o contaminadas.
Los amantes de las setas también tendrán a lo largo de las próximas semanas una amplia programación de jornadas micológicas para aumentar su conocimiento. Puebla de Don Rodrigo abrirá la agenda el próximo fin de semana, 11 y 12 de noviembre, y le seguirán Puertollano, Brazatortas, Saceruela y Viso del Marqués.